Escucha el reconstruido Alles Machine, el primer sintetizador digital aditivo
No bastó con la joya de Voder y volvemos a hablar de Bell Labs, la famosa fábrica de desarrollo de máquinas electrónicas durante el pasado siglo. En esta ocasión traemos a la escucha un interesante experimento resultante de la resurrección de un Alles Machine, también conocido como Alice, uno de los más famosos sintetizadores aditivos de la historia antigua de los instrumentos electrónicos.
Construido por Hal Alles y con participación de genios del momento en los años 70 –como el mismísimo pionero de la computer music Max Matthews–, esta máquina, aunque bastante costosa de producir, fue en su momento un hito de la síntesis digital experimental, incorporando un sistema de 64 osciladores controlados por un micro-ordenador y mezclados para sumarse en diferentes voces, por ello considerado para michos el primer sinte digital propiamente aditivo. Basta con detenerse ante Laurie Spiegel interpretando el sinte en 1977:
A comienzos de los 80, el sinte fue donado al conservatorio Oberlin, para la colección del departamento TIMARA, donde el ingeniero John Talbert se propuso la tarea de reconstruir sus elementos centrales para nuevo uso. De allí surgió la idea de desconectar el micro-ordenador LSI-11 original para integrar uno más actual, concretamente un mac mini donde, mediante software como el entorno de programación MPIDE, Max/MSP o Steim’s JunXion, se le da nueva vida al proyecto original.
Para los más puristas, toda una pérdida, aunque al ser un sintetizador digital, las posibilidades de integrar nueva tecnología no necesariamente afectan su esencia, sino que expanden las posibilidades de lo que se puede hacer con el instrumento. De hecho, se ha conservado el sistema de mezcla original y la forma cómo se interpreta el sinte, logrando así un fascinante híbrido que oscila entre diferentes décadas de la historia de la música electrónica.
El departamento TIMARA ha publicado hace poco un interesante performance en vivo, realizado a finales del año pasado por Judy Jackson con la máquina resucitada, donde el fantasma del original hace presencia entre los deslizadores, para luego adentrarse en las fascinantes rutas de la generación digital de sonido.
Vía disquiet