Magacín

Viento y arquitectura, un cóctel sonoro peligroso

Los sesudos cálculos de ingenieros y arquitectos vigilan el control de las resonancias mecánicas de las estructuras para evitar que puedan entrar en una vibración severa que comprometa su estabilidad y seguridad. Pero el viento a veces juega malas pasadas. Es algo que nos recuerda el Golden Gate, recientemente sometido a una reforma que buscaba mejorar su seguridad y ha acabado por provocar molestos silbidos audibles a kilómetros de distancia.

Durante la reforma se instalaron unas nuevas barandillas con aberturas que permiten el flujo del aire. Una estructura regular, que podemos asociar casi a un peine. Pretende dejar espacios libres para el paso del aire, disminuyendo la presión del aire —que sería mayor sobre una pared sin aberturas—. La enorme superficie que representa la barandilla, su regularidad, y otras diversas características de su diseño han traído consigo el que se produzcan sonidos silbantes que se llegan a oír varios kilómetros alrededor del puente cuando sopla viento con cierta fuerza. Una huella sonora desconocida en los más de 80 años desde que se construyó el famoso puente y que ahora ha pasado a ser habitual. Una especie de flauta gigantesca que podéis escuchar en los vídeos que enlazamos.

No es algo tan lejano ni desconocido como puede parecer a quienes nunca hayáis sabido de efectos parecidos en otros lugares. A menos de 200 metros de mi casa, sin ir más lejos, en la confluencia de tres calles se decidió instalar una escultura formada por varios tubos en diferentes colores, inclinaciones y largos:

Flautas Avenida de Filipinas Madrid

Estos tubos estaban rematados con unas aberturas con la intención artística de que produjeran diferentes tonos en reacción al viento, creando un acompañamiento sonoro específico en esa plaza y variante con la dirección e intensidad del viento. Mucho más fuertes que los sonidos de esa estructura fueron las quejas de los vecinos, hasta el punto de tener que forzar su silenciamiento tapando esas aberturas, aunque con ello se perdiera buena parte de la intención artística que se perseguía.

Más discreto en lo sonoro era el 'Peine del viento' del escultor Chillida en Donostia, que embellece uno de los extremos de la playa de Ondarreta desde hace largo tiempo sin generar estas controversias.

Remataré con algo aún más personal. En un piso en el que viví, tras cerrar la terraza, y debido al mal remate que dejaron, los días de viento se podían oír silbidos parecidos a los de los vídeos por el paso laminar del aire por la ranura que quedaba abierta. En el fondo es un flujo laminar no tan diferente del que creamos en una flauta dulce, y que en este caso se producía por el paso del aire por alguna abertura que no llegaba a sellar herméticamente al cerrar las ventanas. Menos mal que un rollo de espuma selladora puso aquello bajo control.

Pablo Fernández-Cid
EL AUTOR

Pablo no puede callar cuando se habla de tecnologías audio/música. Doctor en teleco. Ha creado diversos dispositivos hard y soft y realizado programaciones para músicos y audiovisuales. Toca ocasionalmente en grupo por Madrid (teclados, claro).

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