Magacín

Una mirada a la historia del videoclip (I)

Es normal que en nuestros recuerdos queden ligadas canciones que escuchábamos en un determinado momento de nuestra vida con situaciones más o menos importantes que de alguna forma nos han marcado, o al menos le damos una importancia clave. Al escuchar una determinada canción, en nuestra mente vemos como en una película esa situación que recordamos, y a veces incluso sucede a la inversa, al vivir una situación similar recordamos la canción. Unas veces recordamos a nuestro padre conduciendo y contando anécdotas durante un viaje en unas vacaciones porque escuchamos una canción que estaba de moda aquel verano y sonaba constantemente por la radio. Otras veces tenemos el recuerdo de una chica maravillosa que nos acompaña paseando por la playa, y es porque escuchamos una canción que estaba en un disco que nos dejaron horas antes de conocer a esa chica. Pero hay veces en las que las canciones evocan unas imágenes que no hemos vivido nosotros y que son fruto de la imaginación de otras personas, que inspiradas por las canciones elaboran pequeñas piezas visuales que si son bien realizadas llegan a formar un todo indisoluble con la parte musical: los videoclips.

El videoclip o vídeo musical (o music video para los ingleses), es actualmente una herramienta de marketing para tratar de promocionar las ventas de un producto discográfico. Como cualquier otra herramienta de marketing, tiene detrás a una buena cantidad de personas con mucha creatividad que se encargan de su desarrollo, y que en ocasiones crean obras que trascienden más allá de la finalidad promocional y obtienen el estatus de obra artística por méritos propios, llegando incluso a formar parte de la cultura pop de una generación igual que lo forman las fotos que han ilustrado las portadas de algunas revistas, carteles publicitarios, logotipos o anuncios de televisión.

La relación con el cine

La mayoría de la gente joven actualmente ubica el origen del videoclip con el de la cadena de televisión estadounidense de televisión MTV a principios de los ochenta, pero esto es totalmente falso y sesgado. El origen del videoclip es muy anterior y nada tiene que ver con la televisión, aunque sí con el cine, y desde luego con EEUU. Nada menos que a finales del siglo XIX tendríamos que retroceder para conocer lo que podríamos considerar el primer precursor del videoclip: la canción ilustrada. En EEUU era común que en los teatros en los que se realizaban proyecciones de cine mudo, comenzara la sesión con una breve actuación musical en la que un cantante y un pianista interpretaban piezas populares mientras se proyectaban con un estereopticón imágenes estáticas que ejercían como refuerzo narrativo de la canción. Estas pequeñas actuaciones también se realizaban para amenizar los cambios de rollo de película en las máquinas proyectoras. Las canciones ilustradas alcanzaron mucha popularidad, servían como elemento promocional indispensable en las proyecciones de cine, tanto que los cantantes e incluso las canciones que se iban a interpretar se llegaban a anunciar en los carteles del evento, y servían también como promoción de las ventas de las partituras de las canciones interpretadas (el negocio discográfico todavía no existía y para llevarte la música a casa comprabas una partitura). Los y las cantantes podían pertenecer al propio teatro donde se realizaba el espectáculo o tener fama regional y actuar por diversos teatros a demanda de sus dueños, algunos incluso llegaban a conseguir una carrera cinematográfica y se convertían en estrellas de la gran pantalla.

Con la llegada del cine sonoro en los años 20, la canción ilustrada llegó a su fin como parte del programa de un espectáculo cinematográfico, pero la relación entre música e imagen continuó en el cine estadounidense. La corporación Fleischer Studios, fundada por los hermanos Max y Dave Fleischer y rivales directos de Walt Disney Productions, desarrollaron para su distribución con Paramount Pictures las Screen Songs o Car-Tune Songs, pequeños cortos animados para la gran pantalla donde mientras se escuchaba una canción popular se mostraba en pantalla la letra de la canción con una bolita que indica el punto de la letra que se debe cantar, invitando a la audiencia a participar en la canción. Algo que por cierto es un evidente precursor del Karaoke moderno. Entre 1924 y 1938 se realizaron docenas de estas pequeñas producciones, empezando con canciones populares para seguir después incluyendo personajes como Popeye o Betty Boop, la imagen real de cantantes y músicos populares e incluso de bandas de swing. Por otra parte, los primeros dibujos animados en los años 30 realizados por los estudios Warner Bros para las series de cortos animados Merrie Melodies o Looney Tunes, servían para promocionar películas musicales de imagen real de estos estudios, al emplear las mismas canciones, de las cuales Warner poseía los derechos.

Jukebox visuales

A partir de los años 40 comenzaron a aparecer en EEUU, Canada y Europa diversas máquinas que funcionaban con monedas para visualizar cortos musicales de imagen real, estas máquinas se instalaban en cafeterías, bares y clubs nocturnos. La primera fue el Panoram, se fabricaba en Chicago y llegó en 1940, empleando cintas en loop contínuo de 16mm con pista magnética de sonido para almacenar piezas de tres minutos de duración (conocidas como soundies) que se retroproyectaban en una pantalla de cristal de 27 pulgadas. El aparato tenía el tamaño aproximado de una nevera y se podría perfectamente definir como un jukebox visual. Su popularidad en EEUU duró hasta 1946/47.

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Posteriormente llegó el Scopitone, desarrollado en Francia a finales de los 50 y empleando una tecnología prácticamente igual a la desarrollada para el Panoram (en Europa reciclamos muy bien ideas de fuera). Tenía disponibles piezas musicales de artistas populares como Serge Gainsbourg, Johnny Hallyday, The Tornados, The Exciters, Nancy Sinatra… Desde Italia se desarrollaron también máquinas similares, como el Cinebox (aunque fue presentada en París), que tenía una importante diferencia con el Scopitone, y era que mientras la máquina no era usada para visualizar las piezas musicales, mostraba anuncios de texto. En EEUU, concretamente en Massachussets y diseñado por Henry Schwartz, volvieron a desarrollar otro de estos jukebox visuales en 1966 bajo el nombre de Color-Sonic. Durante los setenta se desarrollaron algunas más de estas máquinas en Alemania y Suiza, aunque las que más impacto tuvieron sobre la cultura pop fueron los modelos que anteriormente citados.

Musicales alternativos y primeros videoclips

En los años 50 las películas musicales de Hollywood viven un buen momento, las producciones cinematográficas que la Metro Goldwyn Mayer realiza con el productor Arthur Freed están renovando el viejo y repetitivo modelo de los años 30 y gran parte de los 40. Películas como Un Americano en París, Cantando bajo la lluvia, Melodías de Broadway o Un día en Nueva York, combinan elaboradas piezas musicales cantadas y bailadas por los actores del film. A mediados de los 50 sucedió algo que contrastó con todo lo anterior, un cantante de un género musical popular entre la gente joven, el rock’n’roll, comienza a protagonizar películas musicales: Elvis Presley. Entre 1956 y 1969 el Rey del Rock protagonizó 31 películas en las que cantó y actuó, disfrutando de especial éxito las que protagonizó en la primera mitad de los 60, y siendo sus últimas películas las de menor interés para el público. Consideradas muchas veces por la crítica como altamente absurdas y con historias que vagamente justificaban hilvanar diversas actuaciones de Elvis a lo largo del metraje, sus películas fueron a pesar de todo un negocio que funcionaba. Se rodaron aproximadamente tres por año, y Elvis llegó a cobrar hasta un millón de dólares por alguna de ellas. Y por supuesto comenzó a quedar patente el gran interés de la gente por ver a sus estrellas revestidas de imágenes narrativas mientras interpretan sus canciones.

Al otro lado del océano, The Beatles grabaron en 1964 la película A Hard Day’s Night, que combina los géneros de falso documental y película musical. En el film, a través de diversas situaciones cotidianas de los integrantes de la banda y empleando un tono cómico y surrealista, se llega a actuaciones de algunos de sus éxitos. Posteriormente en 1965 realizaron con éxito la película Help!, de mayor presupuesto aunque igualmente una comedia con algún tinte absurdo. En estas dos películas se pueden observar algunos elementos de estilo que luego se reutilizarían en la realización de videoclips, como la forma de componer los planos en escenas musicales, ángulos de cámaras o los cambios de plano rítmicos. Ambas películas podrían considerarse un éxito total, la segunda recaudó más de 10 veces lo que costó, y la primera recaudó casi 40 veces su presupuesto.

Magical Mistery Tour, del año 1967, fue fue la tercera película de la banda y había sido filmada para ser emitida en televisión por la BBC. Resultó todavía más absurda en cuanto a desarrollo que las dos anteriores, pero las actuaciones musicales que contiene filmadas siguen siendo modélicas para los videoclips que se han hecho posteriormente en la industria musical. En 1968 llegó Yellow Submarine a las salas de cine, una película totalmente de animación y de temática altamente surrealista con 17 canciones del grupo. Aunque los integrantes de la banda aparecen en el film como personajes animados, sus voces en los diálogos fueron grabadas por actores, participando la auténtica banda únicamente al final del film, donde aparecen brevemente en una secuencia de imagen real.

La quinta y última película de The Beatles, Let it be, fue radicalmente diferente. Se rodó en 1969 para estrenarse en 1970 y aunque ofrece también actuaciones musicales de la banda, estas quedan enmarcadas en el contexto del proceso de creación y grabación del disco de la banda del mismo nombre, que es lo que trata de narrar el film. La influencia de Let it be sobre los videoclips actuales es patente, es habitual que muchas bandas lancen videoclips en los que se muestra el proceso de trabajo de la banda en el estudio, unas veces es algo real ya que se ha filmado durante el propio proceso, otras veces es una simple recreación. Adicionalmente, la escena final de la película en la que la banda sube a la azotea de las oficinas de Apple Corps y da un breve concierto interrumpido por la policía, ha sido copiada incontables veces por numerosas bandas, incluyendo a los españoles Jarabe de Palo en el videoclip de la canción La Flaca y una parodia que se realizó en un capítulo de la serie de animación The Simpsons.

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Además de películas, The Beatles fueron pioneros en filmar los primeros proto-videoclips (llamados en este momento clips promocionales, promotional clips) para ser emitidos en televisión con la finalidad de promocionar un disco, lo hicieron con las canciones Rain, Paperback Writer, Penny Lane y Strawberry Fields Forever. Y desde luego no fueron los únicos, otras bandas británicas de éxito como The Rolling Stones, The Kinks o The Who, siguieron el mismo camino con videoclips que eran simplemente filmaciones de sus actuaciones o en ocasiones iban acompañados de pequeñas secuencias narrativas antes y después de la pieza musical.

Fueron precisamente The Who quienes en 1975 presentaron Tommy, un film musical que narra la historia contenida en el doble álbum conceptual del mismo nombre lanzado en 1969 y compuesto prácticamente en su totalidad por el guitarrista Pete Townshend. Los integrantes de la banda no se interpretan a sí mismos en la película, en su lugar adoptan algunos de los roles principales de la película. Otros músicos populares del momento como Elton John, Eric Clapton o Tina Turner participan interpretando en la película algunas de las canciones del álbum. El éxito previo del disco y la banda, unido a la cuidada estética del film (fuerte influencia en videoclips posteriores) y las colaboraciones musicales convirtieron Tommy en un gran éxito.

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La televisión musical

La auténtica popularización del videoclip comienza con los programas de televisión musicales, y el boom total se produce con los canales temáticos de música. A mediados de los 60 surgen en la televisión británica los shows Top of the pops y Ready Steady Go!, el primero los jueves en la televisión pública BBC y el segundo los viernes en la privada ITV. Aunque RSG! tenía un estilo más desenfadado que Top of the pops y estaba más orientado a un público joven (los productores incluso seleccionaban al público entre los pubs ingleses buscando a gente con aspecto y maneras “a la última”) únicamente duró 3 años en antena. Top of the pops por su parte ha resistido nada menos que 42 años de emisiones, con diferentes presentadores y obviamente con muchas modificaciones en su estilo visual, contenido y duración. En ambos programas se hacía un repaso de la actualidad musical, con actuaciones en directo (en RSG! incluso los músicos interactuaban con el público), bailes coreografiados y con la emisión de los clips promocionales que los grupos comenzaban a filmar (como los mencionados antes de Beatles o Rolling Stones).

En EEUU se adopta en 1964 el formato con los programas Shiding! en la ABC y Hullabaloo de la NBC (previamente se hizo un plagio de RSG! que tuvo que retirarse de antena tras seis programas por motivos legales). Ambos programas de variedades mostraban actuaciones de artistas pop de éxito americanos y por supuesto también británicos. En estos programas era muy frecuente la emisión de los clips promocionales que grababan las bandas británicas, ya que muchas veces no les era posible viajar hasta EEUU para actuar en directo en los programas. La televisión norteamericana también introdujo un tipo de programa musical bastante curioso: la comedia de situación musical. Los cineastas Bob Rafelson y Bert Schneider se basaron en la primera película de The Beatles para crear The Monkees, una serie en tono de comedia con episodios de 22 minutos en los que se narraban las desventuras de una banda ficticia de pop-rock en busca de la fama. Cada capítulo tenía al menos una actuación musical y se llegaron a rodar dos temporadas completas con 58 episodios en total que se emitieron hasta 1968.

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Debemos viajar hasta 1979, cuando para el servicio de televisión por cable QUBE de Warner Communications, en el canal Nickelodeon, se comenzó a producir el programa Pop Clips. Pop Clips era idea de Michael Nesmith, estrella de la TV por haber sido miembro de la banda ficticia Monkees, y sencillamente era un programa de media hora de duración en el que se emitían videoclips de bandas de pop y rock. El programa estaba concebido como una herramienta promocional para el catálogo musical de Warner. El buen funcionamiento del programa inspiró a los ejecutivos Robert Pittman y John Lack para crear MTV en el año 1981, un canal en el que se emitirían videoclips las 24 horas del día, todo el año. A partir del año 1984 en MTV se introducen presentadores, conocidos como video jockeys (término que probablemente se acuñó por primera vez en la historia para referirse a los presentadores de este canal), que ejercen un papel similar al de los presentadores de la radio, introduciendo comentarios antes y después de los vídeos, e información promocional sobre los discos o conciertos.

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También fue aproximadamente en este momento cuando MTV empezó a introducir en su programación más música de artistas de color, que hasta ese momento habían permanecido prácticamente vetados. La programación de la cadena estuvo inicialmente muy basada alrededor del rock, el hard rock e incluso el heavy metal. El pop también tenía cabida, pero la mayoría de artistas negros eran rechazados. Fue Michael Jackson quien a través de su discográfica CBS y de su director, presionó al canal para conseguir que se emitieran los vídeoclips de su álbum Thriller (el videoclip completo del single que da nombre al disco es un cortometraje de alto presupuesto dirigido por John Landis), y abrir así una puerta para que otros artistas como Prince o Donna Summer también tuvieran cabida en el canal. A pesar de las duras acusaciones de racismo que el canal sufrió durante mucho tiempo (hasta de David Bowie), sus ejecutivos siempre han justificado la escasez inicial de artistas negros alegando que el canal fue concebido originalmente como un canal de rock, y que pocos artistas negros tendrían cabida en algo así. Con todo, MTV fue fundamental en la popularización de géneros típicamente negros como el Hip-Hop.

MTV ha jugado un papel clave para la industria discográfica y la cultura pop. Gracias a la popularidad que ganó, se convirtió durante los 80 y 90 en una imprescindible herramienta de difusión del arte del videoclip y de la promoción de trabajos discográficos. Se ha expandido internacionalmente a Reino Unido, Brasil, Japón, China, España y Latinoamérica, donde se han creado versiones del canal con contenido del canal “madre” doblado a la lengua local y material de creación propia. MTV se ha implicado de manera en la industria musical siendo organizador de eventos musicales, produciendo lanzamientos discográficos como las famosas grabaciones Unplugged de conciertos acústicos, y entregando anualmente galardones a los mejores videoclips, los Video Music Awards. Las discográficas han rodado videoclips con la idea de que fueran emitidos específicamente en MTV y así promocionar las ventas de discos y la imagen de sus artistas.

El canal ha ido modificando contenidos y acogiendo diversos géneros musicales a lo largo de los años, aunque desde 2009 se ha reducido drásticamente de su programación la cantidad de videoclips que emite, siendo estos sustituidos por programas de telerrealidad y concursos orientados a gente joven.

Fin de la primera parte...

Y hasta aquí la primera parte. La semana que viene hablaremos de cómo tras el éxito de MTV han surgido más canales especializados, de la llegada de internet, la relación de España con los videoclips y de los grandes creadores del género.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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