Audiovisual

Ver sonidos, oír imágenes: alva noto y la percepción del universo

Musée d'Art Contemporain Montréal, Canada. Foto por Richard-Max Tremblay

Carsten Nicolai es conocido principalmente como alva noto, su nombre artístico bajo el cual ha ido cultivando una amplia discografía de música electrónica tanto en su trabajo personal como en su participación dentro del colectivo y sello Raster Noton, donde siempre ha sido un pilar el hecho de la exploración del audio en conjunto con la visualización del mismo y la indagación en las fronteras posibles de una especie de sinestesia digital.

Además de sus trabajos en solitario, son memorables sus colaboraciones con Ryuichi Sakamoto o el proyecto Cyclo con otro artesano de los datos, el japonés Ryoji Ikeda. Sin embargo, Nicolai, siendo fiel a sus raíces en las artes plásticas, ha ido trazando una asombrosa carrera en el mundo de la instalación, reflejada en exposiciones alrededor del mundo y exploraciones audiovisuales donde busca generar esculturas, espacios y todo tipo de experiencias sensoriales a partir del intercambio de luz, sonido, geometría e ilusión.

Una de sus más recientes obras –además una de sus más importantes hasta la fecha– es unidisplay, la cual viene girando alrededor del mundo desde 2012, adquiriendo variaciones y formas diversas de exposición. En el 2014 estuvo en SONAR, dentro de la plataforma SonarPLANTA, donde se construyó un espacio a gran escala con la obra de Nicolai:

Traemos esta pieza a colación quizás porque es la más representativa del trabajo del arista y nos permite a su vez reflexionar sobre diferentes elementos que convergen en el arte audiovisual de nuestros días, donde no solo hallamos conceptos como el espacio, el tiempo, los sistemas, la geometría o la luz, sino que además se evidencia una profunda relación entre arte y ciencia que nos lleva a nuevos entendimientos del sonido como fenómeno físico, o al menos nos refleja estados del mismo que de otra manera no serían tan evidentes.

Esta relación se comprende en el caso de Nicolai como una búsqueda minimalista sobre los elementos del universo desde la percepción, cuestionando la manera como sentimos los diversos procesos elementales de la naturaleza, como una lína, una onda, un encuentro de forma y espacio, o las dinámicas de la luz y el sonido desde una unificación fruto de la percepción entrelazada que funciona como una paradoja de lo que se ve y lo que se oye.

En el caso de unidisplay, se trata de una serie de secuencias de patrones visuales que se ubican milimétricamente para reflejar una estética de la temporalidad donde se pretende –en palabras del artista– “examinar la semiótica y las leyes de percepción” generando un universo de formas que busca crear ilusiones espaciotemporales donde se “evoque el entrelazamiento del tiempo, entre pasado, presente y futuro”, buscando así la idea de un lenguaje universal expresado más allá de lo temporal, lo espacial o lo material en sí; esto es, la posibilidad de reflexionar en el andamiaje mismo del universo, tratando de ir más allá de los elementos en sí, para acceder a su convergencia, a su dinámica integral, su posibilidad en tanto relación inevitable.

Si bien esto en gran medida podría reflejarse en sus actos en vivo, existe una diferencia notable entre las posibilidades de estar interpretando y las de desprenderse de la pieza para hacerla habitar un espacio, donde se hace presente la necesidad de integrar la arquitectura como aliado de la producción sonora y visual. Así el sonido como eje central del arquetipo de la oscilación y el movimiento, se entrelaza con la luz y el espacio para generar un organismo en si mismo. Ante ello cuenta Nicolai para CreatorsProject:

“Para las instalaciones, no practicas. Es un poco como crear algo que vive en sí mismo. No hay una línea de tiempo, digamos, no hay un tiempo particular para hacer algo. En cierta medida se desarrolla siempre en el mismo nivel. Un acto en vivo tiene un pico o una dinámica. Lo que me gusta de los directos es que puedes compartir todo en el mismo lugar. Por otro lado, con las instalaciones, puedo salirme totalmente de ello. Puedo dejar el museo y la pieza sigue corriendo. Esto es grandioso, y en realidad, es un cambio en la manera como haces, diseñas y creas cosas.”

Es interesante analizar como este proceso se lleva a cabo, ya que abre nuevas posibilidades para la experimentación misma, donde los formatos al estar ya tan entrelazados incluso desde las herramientas tecnológicas en cuanto tal, permiten una amplia gama de posibilidades a la hora de concebir el arte desde lo digital. Ejemplo perfecto de ello es el software utilizado por Nicolai para el desarrollo de esta instalación: el entorno de creación digital TouchDesigner desarrollado por la gente de Derivative, con el que ha trabajado anteriormente en otras obras, incluyendo otra fascinante llamada unitxt/univrs:

TouchDesigner es un software basado en programación orientada a objetos, donde se manipulan y conectan pequeñas cajas al estilo Max/MPS o similares. La aplicación nace desde esta posibilidad de integración en tiempo real de diferentes elementos de la creación digital, incluyendo en su concepto de trabajo, una interesante reflexión sobre las dimensiones de la realidad que se ven procesadas y manipuladas en este tipo de obras.

Dicho concepto se entiende desde varias capas o tipos de objetos que pueden crearse en el software y claro está, relacionarse entre sí: una serie de objetos de datos con programación pura y dura; otra serie de objetos de señales crudas –una primera dimensión–, donde se encuentran osciladores, generadores de ruido, LFOs, etc; una dimensión más de procesos que incluye procesadores de color, luz, al estilo Photoshop junto con generadores de gráficos 2D; y finalmente una serie de objetos de generación de gráficos en 3D.

HangarBicocca, Milan, Italy. Foto por Agostino Osio

Lo especial de TouchDesigner, como se puede reflejar en la obra de Nicolai, es que desde la programación en tiempo real de estos entornos mixtos, ya se encuentra la posibilidad misma de relación, más allá de necesitar una línea de tiempo para sincronizar elementos. Se trata de una reflexión en tiempo real, cimática, sinestésica, colmada de sonidos que se ven y gráficos que suenan.

Esta bidireccionalidad que en el caso de Nicolai se refleja desde lo estético, responde directamente a la naturaleza de la consciencia y su íntima relación con la dinámica del universo. En este caso, es la percepción el anfitrion de un diálogo quizás inacablable, de cosmos y mente, de percepción y forma, de la vida en sus estratos más fundamentales entendida desde la experiencia misma del significado posible de los valores artísticos, quizás invitando una vez más a la sospecha de Tesla: todo el universo no son más que frecuencias.

Miguel Isaza
EL AUTOR

Miguel es un investigador que relaciona la filosofía, el arte, el diseño y la tecnología del sonido. Vive en Medellín (Colombia) y es fundador de varios proyectos relacionados con lo sonoro, como Éter Lab, Sonic Field y Designing Sound.

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