DJ

Retro Review de D&R Clubmix, el broadcast adaptado a la cabina DJ

Introducción

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D&R es una compañía holandesa que desde 1996 está especializada en mesas de broadcast. Sin embargo, antes de especializarse en este sector y desde su fundación en 1972 por Duco de Rijk y Ronnie Goene –nótese que las iniciales de los fundadores son las que dan nombre a la marca– la empresa estuvo implicada en el diseño y desarrollo de todo tipo de mixers profesionales, así como también dedicada a la importación de productos de audio de Taiwan bajo la marca alternativa Audiomate.

Fue un poco antes de esta especialización, en 1993, cuando lanzaron la D&R Clubmix, una mesa enfocada a ser usada en vivo por DJs con un diseño modular y que ganó gran cantidad de adeptos en Europa durante los 90. Personalmente en España la he visto instalada en varias salas de la zona de levante y nunca había podido ponerle la mano encima… hasta ahora. Cuando me comentaron la posibilidad de poder disponer de una para ponerla prueba varias semanas no dudé en que podría ser interesante para estas nuevas “retro reviews” que quería publicar en Hispasonic, y que seguramente un buen número de curiosos como yo disfrutaría. Así que hoy nos metemos a fondo con este mixer clásico, el D&R Clubmix.

Toma de contacto

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La primera impresión cuando me dejaron el mixer fue… de cansancio. El aparato está construido totalmente en metal y es francamente voluminoso y pesado. Al igual que otras muchas mesas de mezclas clásicas, su construcción es totalmente la de un tanque acorazado y tienes la sensación de que únicamente la persona más torpe y bestia del mundo podría estropear algo así. El mastodonte tiene un diseño en forma de cuña pensado para ser instalada en un mueble a medida, si no dispones de un lugar pensado específicamente para la mesa, va a resultar algo incómoda de tener junto al resto del equipo y desentonará bastante.

La mesa que me dejaron, como se puede observar en las fotos, desgraciadamente no se le realizó ningún tipo de mantenimiento y había pasado unos cuantos años a su suerte en un garaje, acumulaba suciedad que impedía que algunos faders, botones y potenciómetros se puedieran accionar correctamente, además la fuente de alimentación estaba ligeramente dañada y emitía un zumbido constante mientras permanecía encendida que era perfectamente audible a varios metros del aparato y que incluso se filtraba un poco a la señal de salida. No obstante se podía pinchar con ella e incluso darle uso para otras cosas que luego detallaré.

Otra de las sensaciones que tuve fue la de la nostalgia. A pesar de ser una mesa enfocada a DJs, su diseño y la forma en que se integran los controles es totalmente el de una mesa de broadcast, lo cual me recordaba a las mesas AEQ que usaba en mi época radiofónica y con las que tuve que aprender a pinchar, con todo lo que eso conllevaba.

Controles y conexiones

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La mesa está pensada para albergar controles y conexiones para hasta 10 canales estéreo. La mesa es modular y su configuración es bastante flexible, la que me dejaron tenía 7 módulos estéreo, de los cuales 6 podían manejar conexión de línea, phono y micro, y uno de ellos tan sólo de línea.

Cada módulo tiene un fader de 100mm –mucho más largo que los de 50 o 60mm que emplean mesas actuales de DJ– y una EQ tipo shelving de 3 cortes, con control de ganancia, envío auxiliar y –esto tampoco es habitual en mesas modernas– panorámica.

Además del habitual botón para activar la preescucha, tenemos uno para activar o desactivar totalmente el canal, algo normal también en mesas de broadcast. No hay vúmetros en cada canal. Los módulos con más de una entrada tienen en la parte superior botones para elegir una u otra en lugar de los interruptores de varias posiciones que se emplean hoy en día, lo mismo ocurre con la asignación al crossfader, se realiza con unos botones bajo el control de envío auxiliar.

A la derecha tenemos el módulo master con –aquí sí– un doble vúmetro de 13 segmentos por línea, controles para la mezcla de auriculares, retorno de los auxiliares, controles para las dos salidas master independientes –la mesa está pensada para proporcionar audio a dos “zonas”– y controles para atenuar o cortar la música cuando se emplea un micro -esta función es típica de broadcast, se usa en cabinas de radio para eliminar totalmente el sonido de monitores y que no haya realimentación a través del micro del locutor-, y para activar la alimentación phantom de los micros –algo que es también poco habitual en una mesa DJ–. El crossfader también lo tenemos ahí, pero desde luego tampoco se parece a los modernos, es duro y pesado, olvídate de turntablism con él, para eso en aquella época había mesas específicas. En cada lado del crossfader tenemos botones “Punch” para cortar el audio a uno u otro lado del crossfader.

Respecto a las conexiones, debo decir que aquí es donde más se separa esta mesa de lo habitual en las mesas DJ actuales, y que supone un dolor de cabeza por los cables y adaptadores diferentes que hay que emplear. Las entradas disponibles en cada canal son conexiones jack TRS de ¼, así que tus típicos RCA-RCA no te van a servir. Para los micros la conexión es exclusivamente XLR. Hay una única conexión para auriculares, nuevamente jack TRS de ¼, y las dos salidas master son XLR.

Los capuchones de los potenciómetros son todos de plástico gris, altos, con la parte superior en color para diferenciar algunas funciones. Por ejemplo, en la EQ todos los agudos son de color amarillo, controles de ganancia o de nivel de señal son en rojo… poro supuesto son reemplazables y puedes cambiar esa codificación de colores. Los capuchones de faders son todos alargados para mover con la yema del dedo, del mismo tipo que las mesas de grabación o broadcast.

En uso

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He tenido sentimientos muy encontrados utilizando esta mesa. Quizá lo que voy a decir disguste a muchos fanáticos de estos clásicos pero es sencillamente lo que pienso: no es una mesa nada cómoda de usar. Como había explicado al principio, aprendí a pinchar con mesas de broadcast, y sinceramente se me había olvidado el coñazo que suponen algunas cosas. La cantidad de botones para elegir conexión de entrada, asignación al crossfader, preescucha y activación de canal me produjo confusión las primeras horas que estuve con ella, aunque me acabé acostumbrando en ningún momento me terminé de ver con soltura con la mesa, imagino que hacen falta bastante más horas para llegar al punto que yo quería. Los faders de 100mm están bien para una mesa de estudio pero acaban siendo un coñazo en una mesa de DJ, especialmente si eres de los que usa el crossfader sólo para trucos de turntablism –mi caso– y haces todas las transiciones subiendo y bajando faders.

Si a todo esto le añadimos el coñazo de las conexiones que mencionaba antes, y el hecho de que es un voluminoso armatoste que necesita un espacio propio, tenemos un aparato bastante incómodo de utilizar para las tareas de DJ. Sin embargo, y a pesar de que comience explicando lo más negativo, esta mesa tiene unas cuantas virtudes.

La primera es el sonido, y es que esta mesa es francamente respetuoso con el sonido original de cualquier cosa que le conectes. Creo que no colorea absolutamente nada las fuentes originales y que en mezcla se consiguen resultados muy transparentes, incluso teniendo tres o cuatro canales usándose a la vez obtienes una mezcla donde puedes distinguir los matices de todo. Los botones no transmiten ningún tipo de ruido o chasquido a la mezcla y las curvas de los faders –aunque sean infinitos– son bastante apropiadas para mezcla musical.

Dentro del sonido de la mesa me gustaría destacar dos cosas concretamente, una es el corte de EQ de graves, es sencillamente espectacular. Subir un puntito los graves con esta mesa supone realzar la pegada de las bases rítmicas de la música una barbaridad, está muy bien pensada. El corte de medios me dejó algo indiferente, pero en agudos volvemos a tener buenos resultados, a diferencia de otras mesas donde realzar agudos supone simplemente hacer más chillón y afilado el sonido, aquí obtenemos cierto brillo agradable al oído, algo que es aún más notable cuando conectabas un micro y usabas la EQ con voces. Y es hasta cierto punto lógico poder conseguir un buen sonido de voz con una mesa de una marca que hoy por hoy es mundialmente conocida por las mesas de broadcast.

Por otra parte puse la mesa a prueba con algo distinto a pinchar, y es que me estuvo resultando tan incómoda para tal tarea que acabé un poco cansado de ello. Básicamente la estuve usando para conectar mis sintetizadores y hacer un pequeño directo de electrónica, y bueno, qué maravilla. Ahí obtuve unos resultados francamente buenos, todos mis sintes y cajas de ritmo sonaban como un cañón a través de la mesa, y eso que venía de tenerlos conectados a una Model 1. Obviamente las posibilidades de manipulación sonora son muy distintas a las de una Model 1, de hecho no tienen nada que ver, pero la nitidez y transparencia del sonido me resultó hasta cierto punto comparable. Y me lo pasé pipa, que no está de más decirlo.

Conclusiones

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La D&R Clubmix es una mesa que una vez la pruebas puedes entender de dónde vienen todos sus fanáticos: su sonido es sencillamente genial. Pero también puedes entender por qué este tipo de diseños en mesas de mezclas están totalmente abandonados en dispositivos dirigidos a DJs: no resultan nada cómodas de usar ni de montar. Los años han pasado y la ergonomía a la hora de manejar un aparato que se usa en directo es algo que han estudiado mucho las marcas que actualmente mandan en el mercado. Como me dijo en cierta ocasión una persona a la que aprecio mucho, “en el directo no hay segunda oportunidad”, así que es lógico que ciertos controles hoy en día tengan otros tamaños, formas y ubicaciones: ahora usamos faders más cortos, botones más grandes y con iluminación, los botones más usados concentrados en una zona concreta dejando funciones secundarias aparte, empleamos interruptores de varias posiciones, el crossfader se ubica bajo todos el resto de controles de mezcla y no a un lado, todos los fabricantes emplean el mismo tipo de conexiones, tamaños similares en las mesas de mezclas, vúmetros en cada canal… y sobre todo ¿alguien para pinchar hoy en día necesita hasta 10 canales?

Y también pese al excelente sonido que ofrece la mesa, sí debo decir algo en contra de muchas opiniones que he leído, y es que tampoco es que estas mesas dejen en tan mal lugar a las mesas digitales actuales. De hecho no encuentro las “enormes” diferencias en sonido de las que algunos se quejan al comparar con las mesas moderna, ni creo que esas diferencias merezcan tanto la pena a favor de un mixer clásico teniendo en cuentas las limitaciones que debes asumir en otros aspectos a cambio de tener esas "bondades" sonoras. Desde luego que la EQ y la transparencia de esta mesa son envidiables, pero a día de hoy prefiero una mesa digital con varios tipos de EQ para elegir o incluso en la que pueda setear todos los cortes de la EQ a mi gusto –que las hay–. Para mi forma de pinchar me da bastante pereza no contar con una EQ tipo isolator ni tampoco con un filtro multimodo. Obviamente los que prefieren estas mesas también suele ser porque su forma de pinchar no requiera más de lo que este tipo de mesas ofrecen, además de encontrar apreciable la cuestión de la modularidad que ofrece este tipo de mixer, aunque esto último hoy en día pierde un poco de sentido porque los módulos no se encuentran tan fácilmente como cuando estaban en producción.

¿Conoces esta mesa? ¿La has usado? Estamos esperando vuestras opiniones en los comentarios.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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