Pros
- Fantástica selección de instrumentos
- Los nuevos títulos aportan opciones diferentes y muy interesantes
- Rendimiento estable e impecable
Contras
- Algunos de los plugins tienen un consumo de CPU muy elevado
- Ausencia de soporte MPE, que se echa especialmente de menos en Prophecy
- Los títulos más antiguos ya notan el paso del tiempo
Introducción
[Índice]La cuarta versión de Korg Collection, que recopila un total de 13 emulaciones, llegó al mercado a finales de noviembre del pasado año ofreciendo tres añadidos novedosos: microKORG, Electribe-R y Kaoss Pad. Y no solo por ser títulos que antes no estaban en la colección, sino también porque de algún modo Korg rompió con ellos el guion que había venido siguiendo en las ediciones anteriores. Con Collection 4, los japoneses se olvidan temporalmente de sus workstation y de sus grandes sintetizadores de antaño, y se fijan en la década de los 2000 para atacar al espíritu nostálgico de esa generación de músicos que irrumpió a finales de los años 90 y a principios del nuevo milenio, emulando herramientas más cercanas en el tiempo y mucho más accesibles. Tanto es así, que el microKORG y el Kaoss Pad 3+ siguen a la venta hoy en día en los canales de distribución oficiales (aunque el KP3+ ya cuesta un poquito encontrarlo), y la Electribe-R no es difícil verla de segunda mano en torno a los 250 euros. Pero ¿realmente aportan algo estos nuevos títulos a una colección formada por algunos de los mayores éxitos de uno de los fabricantes más importantes de la historia de los instrumentos electrónicos? Vamos a verlo.
microKORG
[Índice]A pesar de su aspecto de “mosquita muerta”, el microKORG es un instrumento muy versátil y de gran sonido que puede presumir de ser el sintetizador más vendido de la historia de Korg. Y sin duda, a este honor contribuyó mucho el hecho de que cuando se presentó lo hizo a un precio rompedor para la época. Por desgracia, la única forma de ofrecer un sintetizador tan potente a un precio tan contenido pasaba por reducir costes sacrificando polifonía (solo 4 voces) y opciones de control y edición. Esto implicaba que el microKORG podía ser un gran aliado si buscabas un instrumento con el que acceder a un puñado de buenos sonidos a los que hacerles unas pocas ediciones rápidas, pero que difícilmente se iba a convertir en la opción principal de los teclistas y sintetistas más exigentes. A pesar de sus muchas virtudes, profundizar en las opciones de diseño sonoro del microKORG exige una pequeña odisea de tediosas selecciones de controles que además de poco intuitivas pueden resultar fatales para la inspiración.
La buena noticia es que la versión virtual de microKORG tiene todo lo bueno que ofrece la versión hardware, pero eliminando de un plumazo sus limitaciones. De entrada porque podrás usarlo con el teclado controlador que quieras, evitando así unas miniteclas que suelen colarse en la lista de quejas de la mayor parte de sus usuarios. Pero sobre todo porque con la versión virtual tendrás acceso a su arquitectura y a su ruta sonora en una interfaz abierta que ofrece controles dedicados para cada proceso, y que facilitan y agilizan considerablemente las tareas de edición, sobre todo cuando se trabaja en el modo Layer, en el que es posible combinar dos capas de sonido en busca de timbres más complejos o gruesos. Puede que los procesos sean los mismos que encontramos en la versión hardware, pero la forma de acceder a ellos supone un cambio radical. Y si a eso le sumamos que desde Korg han tenido a bien multiplicar las 4 voces de polifonía originales por 16, pues entonces te quedará un microKORG altamente editable y la mar de cuco con nada menos que 64 voces de polifonía que, ahora sí, son más que suficientes para cualquier aventura.
Otro detalle que llamó la atención del microKORG en el momento de su lanzamiento fue su vocoder integrado. Sobre todo porque por aquel entonces estos procesadores vocales no eran ya tan populares como lo habían sido en el pasado (o como han vuelto a serlo en los último años). Curiosamente, y a pesar de que hablamos de un sintetizador de precio muy ajustado, este vocoder era también muy aprovechable y divertido, al igual que lo es el que ofrece la versión virtual de microKORG. Yo, que no soy especialmente aficionado a este tipo de procesadores, sin darme apenas cuenta “derroché” más de una hora probándolo, y aunque hoy en día hay opciones mucho más potentes, no tengo razones para desmerecer las cualidades del que ofrece Korg en su sinte virtual.
No voy a negar que a mí me resultó extraña la elección de este instrumento por parte de Korg para su colección de sintetizadores virtuales. Por una parte porque no deja de ser poner a “pelear” de tú a tú un sintetizador VA de bajo coste y “escaso pedigrí" con algunas de las mayores glorias del fabricante japonés. Pero también porque supuse que el siguiente sintetizador en colarse en la Korg Collection sería alguno más venerado como el PS-3100, que en este caso concreto, además, es muchísimo más difícil de conseguir. A pesar de ello, tras probarlo no creo para nada que el microKORG haya resultado ser una mala elección. Entre otras cosas porque el formato “abierto” le da una dimensión completamente nueva a las cualidades de un sintetizador seguramente un poco infravalorado. El poder acceder con esa rapidez a las numerosas formas de onda, a las envolventes o a la sección de modulación, etc., muestra las verdaderas capacidades de este instrumento e incluso da la impresión de multiplicarlas exponencialmente. Y si le sumamos otros extras y añadidos, como los diferentes skins (que no afectan al sonido, pero satisfacen los caprichos de no pocos usuarios) o la inclusión de los 192 presets del microKORG y el microKORG S, es posible que estemos ante una de esas veces en las que se puede decir que un sintetizador software es más recomendable que su equivalente hardware.
Electribe-R
[Índice]Aunque Korg ya lleva desde el 2010 explorando el terreno de las grooveboxes virtuales con las diversas versiones de iElectribe, con Gadget y con Electribe Wave, ha hecho falta más de una década para que el fabricante japonés se decidiese a incluir un instrumento de este tipo en Korg Collection, que hasta ahora ha sido una colección que ha estado completamente monopolizada por emulaciones de sintetizadores analógicos y teclados digitales. Y la elegida para semejante honor ha sido la Electribe-R (o ER-1), una caja de ritmos electrónica que combina cuatro partes VA, cuatro partes PCM y un secuenciador multipista capaz de registrar variaciones de cualquier parámetro en tiempo real. Unas especificaciones que hoy en día tal vez parezcan modestas, pero que hace casi 25 años ofrecían una versatilidad sonora difícil de igualar.
Esta nueva encarnación de Electribe-R para ordenadores Windows y Mac se inspira en el concepto de la máquina original, aunque introduciendo algunos cambios y mejoras en el motor de sonido (con dos formas de onda adicionales para el oscilador), en la interfaz, en la sección de efectos (que crece hasta los 15 algoritmos) y en el secuenciador, que se beneficia considerablemente del nuevo formato gracias a una ventana que ofrece una vista global de todas las partes (incluyendo Accent y FX) y desde la que es mucho más fácil programar cambios en tiempo real de cualquiera de los parámetros. Por otro lado, los patrones se pueden asignar al teclado MIDI (desde C4 hasta D#9) para lanzarlos libremente en directo, e incluso se puede utilizar el teclado QWERTY del ordenador para disparar los sonidos independientes, aunque esta última opción solo está disponible en la versión autónoma del instrumento.
La posibilidad de exportar los patrones arrastrándolos y soltándolos al DAW (o al escritorio en la versión autónoma) es bastante útil, pero tiene dos limitaciones importantes: la primera, que solo exporta en MIDI (una opción en audio hubiese sido fantástica); la segunda, que las automatizaciones programadas en el secuenciador se quedan en el secuenciador y no acompañan al archivo exportado. Y aunque hay opción de rutear el audio de cada pista a salidas individuales, esta función no está integrada de la forma más recomendable, porque siempre están todas activas y duplicadas con la salida principal, y no hay forma de seleccionar manualmente qué salidas queremos rutear, lo que implica que si quieres trabajar con salidas individuales, tendrás que trabajar siempre con las 8 pistas ruteadas y la salida principal silenciada. Es un “todo o nada” que le resta cierta funcionalidad y comodidad a un añadido siempre bienvenido en instrumentos multitímbricos de este tipo. Afortunadamente, en lo que Korg no ha escatimado es en contenido sonoro, porque su nueva versión virtual de Electribe incluye un total de 352 patrones de todo tipo de géneros, procedentes de las unidades Electribe-R y Electribe-R mkII hardware, pero también de las versiones para iPad y iPhone lanzadas hace algunos años.
Como veis, la versión para ordenadores de Electribe me ha dejado bastantes luces y algunas sombras, pero creo que en conjunto es una recreación de lo más digna que mantiene el sonido y el espíritu de la divertida unidad original, y al mismo tiempo mejora varias de sus debilidades. Además, casi todos los puntos “negativos” señalados en esta review se podrían resolver con relativa facilidad a través de futuras actualizaciones que tal vez Korg tenga a bien lanzar. Aunque, como es lógico, lo ignoro.
Kaoss Pad
[Índice]Si los dos primeros añadidos de Korg Collection 4 ya vistos se presentaban en forma de recreaciones de un sintetizador VA y una groovebox, el tercero lo hace como un procesador multiefectos dinámico que también incluye un sencillo motor de sampling y síntesis. Y mientras el microKORG y la Electribe-R virtuales tratan de ser reproducciones bastante fieles de sus homónimos hardware, lo cierto es que Kaoss Pad se aleja un poco más de los dispositivos en los que está inspirado, sin ni mucho menos olvidar buena parte de la filosofía que hay detrás de la serie Kaoss de Korg, aunque, eso sí, ofreciendo muchísimas más opciones de procesamiento, modulación y diseño sonoro.
Esta nueva versión virtual de Kaoss Pad llega con una arquitectura completamente abierta, que permite que cada instancia encadene hasta 5 procesos 100% editables y a elegir entre 25 algoritmos de efectos y los ya mencionados motores de síntesis y sampling, que no dejan de ser una adición interesante como fuentes de texturas adicionales. De todas formas, y como es lógico, el verdadero punto fuerte de este procesador multiefectos son los muchos y muy variados efectos que incluye, y entre los que podemos encontrar procesos de modulación, de dinámica, filtros y EQs, varios tipos de delay y reverb, un simulador de vinilos, etc. Además, como ya he dicho, y a diferencia de lo que sucede con los Kaoss Pad en versión hardware, aquí es posible acceder a cada uno de ellos para editarlos y ajustarlos a placer, además de poder encadenar hasta cinco por instancia en busca de complejas cadenas de efectos únicos sobre las que se puede tener un control absoluto de señales gracias a un práctico mezclador de tipo matriz que da la opción de regular la ruta de la señal y la intensidad de cada proceso.
Y para quienes todavía quieran más opciones de diseño sonoro, Kaoss Pad cuenta con una intrincada sección de modulación formada por 4 LFOs, 4 generadores de envolvente y 2 seguidores de envolvente que se pueden asignar libremente a cualquier parámetro de cualquiera de los efectos cargados en las cinco pestañas, una tarea que se puede abordar simplemente arrastrando y soltando la fuente de modulación sobre el destino, o bien desde la pestaña Virtual Patch, que actúa como un patch bay virtual de modulación desde el que se pueden realizar y gestionar hasta 32 conexiones entre las fuentes de modulación y sus respectivos destinos. Dando como resultado un megaprocesador de efectos muy, muy loco. Y eso que ni siquiera he mencionado el elemento más característico de los Kaoss Pad: sus posibilidades táctiles.
Porque si bien es cierto que la versión para ordenadores de Kaoss Pad se puede usar simplemente como un procesador multiefectos tradicional, en korg no se han olvidado de dotarlo de su propia pantalla táctil virtual, la cual se puede activar con un controlador XY externo (ya sea físico o vía las muchas aplicaciones de control disponibles en dispositivos táctiles), pero también a través de las teclas de un teclado MIDI (o cualquier controlador que envíe mensajes de notas). Una opción esta última que a pesar de ser bastante ingeniosa, sobre todo si no tienes acceso a otros controladores, para mi gusto resulta mucho menos orgánica y satisfactoria que la opción táctil original. La buena noticia es que los controles táctiles X e Y también se pueden asignar a placer a cualquiera de los parámetros de la cadena de efectos que creemos… o carguemos, porque el software ya incluye de fábrica 128 programas debidamente diseñados y configurados, poniéndole así la guinda a una herramienta de diseño sonoro versátil, potente y muy recomendable.
Otras “golosinas” de Korg Collection 4
[Índice]Todo lo dicho hasta ahora en esta review hace referencia a los nuevos títulos introducidos por Korg en su Korg Collection 4, pero como ya sabéis, el paquete es mucho más amplio, e incluye otras diez emulaciones en plugin de varios de los sintetizadores más famosos del fabricante nipón. Algunos de ellos, especialmente los que formaban parte del Korg Legacy Collection original o de Korg Collection 2, ya son viejos conocidos, y no creo que a estas alturas haga falta deternerse demasiado en ellos, entre otras cosas porque eso alargaría la extensión del artículo más allá de lo que recomienda el sentido común, pero tampoco me gustaría darlo por finalizado sin dedicarle unas líneas a varios de los instrumentos que reúne esta fantástica colección.
MiniKorg 700S
[Índice]Esta emulación del MiniKorg 700 del año 1974 se ha convertido sin esperarlo en mi sintetizador predilecto de la Korg Collection 4, y en uno de mis instrumentos favoritos del mercado más allá del paquete al que pertenece. A pesar de emular una arquitectura bastante “primitiva” y brindar una paleta sonora más limitada que otros sintetizadores virtuales, he caído rendido ante su sonido y su interfaz. Además, ofrece un timbre lo suficientemente personal como para alejarlo de ser la enésima emulación analógica que suena “igual” que casi todas las demás y, a diferencia de la unidad original, es polifónico, ofrece opciones de modulación muy ampliadas, una potente sección de efectos que suenan muy bien y más de 150 preajustes. Por contra, su demanda de CPU es bastante elevada, llegando incluso a dispararse en el caso de algunos presets concretos.
Triton Classic y Triton Extreme
[Índice]Las versiones virtuales de Triton Classic y Triton Extreme son dos auténticos todoterreno de la producción musical que recrean realmente bien el motor de sonido de los modelos hardware, aunque prescindiendo de los motores de sampling en ambos casos. Además incluyen una colección de preajustes impresionante formada por todos los programas del Triton Classic Original más todos los de las expansiones EXB-PCM que se adquirían por separado (en total son más de 4000). Y aunque no todos los sonidos incluidos han envejecido igual de bien para utilizarlos en producciones modernas, muchos de ellos todavía son muy, muy aprovechables, sobre todo una vez que te pones a editarlos y a acumular capas para crear programas más complejos. Algo que de seguro te apetecerá hacer mucho más que en sus equivalentes físicos, porque el sistema de pestañas que integra facilita enormemente los procesos de edición permitiendo acceder a cualquier parámetro de una forma mucho más visual e inmediata. Naturalmente seguimos hablando de tecnología PCM de finales de los 90 que difícilmente puede competir en realismo con librerías de muestras o emulaciones VA más modernas, pero aun así es bastante impresionante el grado de fidelidad de muchos sonidos, sobre todo teniendo en cuenta el poco almacenamiento que exige su enorme biblioteca de preajustes. Una amabilidad con los discos duros que a la vez contrasta con la sí bastante alta exigencia para la CPU, sobre todo en el caso de algunos combis bastante tragones.
Al igual que en los modelos originales, hay también una fantástica sección de efectos, tanto en calidad de algoritmos como en opciones de ruteo para la señal, y un arpegiador muy potente con un editor de patrones que incluye más de 300 posibilidades ya de salida. Y si centramos la atención por un instante en la versión Extreme, vemos que ni siquiera de la válvula se han olvidado, la cual, por cierto, sí que añade cierto color al sonido, aunque sin ser tampoco algo realmente loco. A título personal nunca he entendido del todo bien por qué desde Korg decidieron emular ambos modelos cuando son dispositivos tan similares, incluso en sus versiones virtuales, pero viendo que los japoneses se marcan un 2x1 al venderlos, pues tampoco nos vamos a enfadar.
Korg Prophecy
[Índice]La primera versión para ordenadores de Prophecy llegó al mercado no sin cierta polémica porque muchos de sus usuarios se quejaron de una diferencia de sonido palpable frente al modelo original. Después, una actualización en forma de versión 1.5 igualó bastante las cosas haciendo de este Prophecy virtual una alternativa de lo más digna que, gracias a su nuevo carácter polifónico (¡hasta 256 voces!), en cierto modo también podría considerarse una suerte de emulación del Z1 que ofrece las mismas y extensas opciones de diseño sonoro del polivalente motor MOSS, pero en un formato abierto que facilita infinitamente su programación. Y a diferencia de lo que se podría temer debido a la complejidad de su motor de síntesis, el consumo de CPU está bastante contenido siempre que no se expriman en exceso la polifonía o el modo Unison. Por contra, su naturaleza virtual hace que por fuerza se pierdan las fantásticas posibilidades de uso en tiempo real que ofrece el ribbon de la versión hardware. Cierto es que asignar los parámetros correspondientes, por ejemplo a un pad XY en una pantalla táctil, no es nada complicado, pero no es lo mismo. Por otro lado, resulta llamativo que desde Korg no se hayan decidido aún a implementar soporte MPE en este instrumento concreto, un movimiento que sin duda abriría un mundo nuevo de experimentación sonora. Ojalá se animen a hacerlo.
Korg ARP Odyssey
[Índice]Durante los ocho años que ya dura el idilio entre Korg y ARP, los japoneses han lanzado todo tipo de versiones del mítico sintetizador analógico Odyssey: en varios formatos de teclado, en módulo, para dispositivos iOS, la reciente opción DIY anunciada este mismo año y, por supuesto, la versión virtual para ordenadores que se sumó a la antigua Korg Legacy, y que dio como resultado la primera versión de Korg Collection. Esta encarnación virtual de Odyssey tal vez no ruja tan fiera como su versión hardware (aunque rugir ruge), pero a cambio añade mejoras y modernidades que lo hacen claramente superior en varios aspectos. De entrada dejando atrás el carácter monofónico / duofónico del original y ampliando su polifonía máxima hasta las 16 voces (a cambio de elevar bastante la exigencia de CPU), pero también añadiendo una sección de efectos, que brinda hasta ocho procesos clásicos, y un arpegiador / secuenciador que incluso permite modular hasta tres parámetros que se pueden elegir con total libertad de entre todos los disponibles en el panel. Un panel, por cierto, que no es especialmente cómodo de leer, debido al tamaño y abundancia de elementos.
Korg Legacy
[Índice]No faltan tampoco en Korg Collection 4 los instrumentos (y el módulo de efectos MDE-X) con los que Korg comenzó su andadura virtual hace ya casi 20 años (sí, sí, 2004). Dentro de ese paquete inicial encontramos los legendarios MS-20, Polysix, Mono/Poly, y los digitales, pero no por ello menos venerados, Wavestation y M1. Como es lógico, dos décadas no pasan en balde, y aunque ninguno de estos instrumentos suena en absoluto mal (todo lo contrario), dejan entrever ciertas debilidades tanto en lo sonoro como en lo visual (a pesar de que sus interfaces han sido actualizadas hace no muchos años) de las que no adolecen sus hermanos más modernos. Por otro lado, esto también implica una ventaja considerable respecto al resto de títulos de la colección, y es que el consumo de estos cinco instrumentos supone un desafío irrisorio para los procesadores modernos. Y gracias a que son totalmente compatibles con los formatos y las arquitecturas de última generación (VST3 y Apple Silicon), a estas “viejas glorias” todavía les queda cuerda para rato.
Conclusión
[Índice]Korg Collection 4 no añade ningún instrumento verdaderamente mítico a su ya muy generosa nómina de emulaciones, pero sí amplía sus capacidades sonoras ofreciendo nuevos sabores en forma de sonidos VA más ligeros y fácilmente manejables, chispeantes ritmos electrónicos y potentes cadenas de efectos diseñadas para el disfrute en tiempo real. Unas adiciones tal vez menos glamurosas que las de versiones anteriores, pero sin duda muy inteligentes y prácticas que le aportan posibilidades hasta ahora inexploradas a una fantástica colección de instrumentos virtuales que ofrece el amplio legado de uno de los fabricantes más importantes de la historia de música electrónica, y que es de prueba casi obligatoria para los amantes del sonido Korg.
Precio y disponibilidad
[Índice]La versión completa de Korg Collection 4 se puede adquirir a cambio de 399 $, y la actualización desde la versión 3 tiene un precio de 99 $. Disponible para Windows y macOS, existen versiones de prueba de todos los instrumentos y plugins en la página web de Korg.
Más información: Korg