Sonido en vivo

Definiendo la PA en el rider técnico

Concierto de Daft Punk
Daft Punk en el velódromo de Berlín
Wikimedia - Mathias_f 2007

La redacción de un rider técnico suele dividirse en tres partes diferenciadas: PA, escenario y control de sonido (FOH). Aspectos técnicos, definidos por técnicos para otros técnicos; a su vez elementales para la consecución de un evento cualquiera, la mayoría de las veces en nuestro caso, conciertos. Y a su vez contractuales para ambas partes: el promotor tendrá que cumplir con él pero, a su vez, el técnico utilizará todos y cada uno de los exigibles establecidos. Si no, ¿qué sentido tiene?

La demanda de PA responde únicamente a esta pregunta: ¿qué PA necesito para ese concierto? Las respuestas, evidentemente, deben ser técnicas, es decir, valores numéricos que no den margen de duda ni apenas negociación. Un valor técnico puede ser definir 1 metro de distancia; lo que no es un valor técnico es algo como “quiero un distancia”. En realidad, la gran mayoría de bandas nunca podrán decidir el modelo de PA, algo futil si tenemos en cuenta que lo que queremos son batir datos numéricos y que la elección por parte del promotor es conseguir batirlos. Paso número 1: olvídate de pedir marcas y aún menos modelos. Datos.

Empieza definiendo su espectro horizontal: respuesta en frecuencia entre un y otro valor. Lo estándar podría ser pedir un equipo de 20 Hz a 20 kHz y, aunque es una de las mejores opciones, pídelo sólo si realmente lo vas a utilizar. No es cuestión de discutir si llegaremos o no a 20 kHz (seguramente no), pero aunque se llegue a 16 kHz, la diferencia desde un punto de vista logarítmico es casi imperceptible, por lo que afirmar que realmente necesitas 20 Hz sí puede suponer un problema si no lo necesitas, ya que para el promotor puede significar un importante desembolso económico.

¿Cómo puedo saber si mi banda llega a los 20 Hz? Utiliza una grabación de directo y analízala en un RTA; ahí tendrás una fotografía de lo que realmente necesitas, como mínimo, en el espectro horizontal. ¿Que aún no has hecho un concierto? Descubre, pues es tu trabajo, si esa banda necesitará esa respuesta en bajas frecuencias. Un cantautor que se acompaña de una guitarra española no necesita ni tan siquiera del rango de 20 a 80 Hz, lo que económicamente hablando para un espacio grande es mucho dinero.

Definido lo horizontal, vamos a por lo vertical. Hace años que ya no hablamos de vatios, sino de presión sonora. Pero ¿qué presión sonora necesitas? Y no sólo eso: ¿cómo definirás esa presión sonora? Además debes tener en cuenta algo ya estandarizado: las limitaciones de presión sonora que cada municipio, espacio o lo que sea aplican en pro de la convivencia. Respondamos preguntas.

Todos sabemos lo que realmente significa un dB (nada si no lo contextualizamos) y todos sabemos que la respuesta del oído humano no es ni lineal en el eje vertical ni horizontal. Repasad las curvas isofónicas y daos cuenta no sólo que somos poco sensibles a frecuencias bajas y agudas, sino que nuestra respuesta varía en función de la intensidad sonora. Eso estandarizó lo que conocemos como ponderaciones, a grandes rasgos, la medición conocida del sonido en función de las particularidades de la escucha humana en función del nivel de presión sonora… y tiempo. Así las cosas, repasad qué diferencia hay entre 100 dB A y 100 dB C. Aprovechad y recordad el significado de Leq, uno de los datos más desconocidos pero interesantes en este capítulo.

Una vez repasado. ¿Qué es lo que más nos interesa de una mezcla musical? ¿Su valor de pico o su rango dinámico? Si unimos la diferencia de escucha a diferentes niveles de presión sonora del oído humano, el factor psicoacústico de fatiga que se produce ante la ausencia de frecuencias tímbricas necesarias pero también ante la ausencia de rango dinámico, es fácil suponer que lo que nos importa es su rango dinámico. Uniendo esto al hecho que las mediciones en LAeq (que son las que se definen en las normativas muncipales) representarían el máximo de nuestro supuesto límite en lo que a dB A (‘RMS’) se refiere, deberíamos añadir a nuestra ecuación un máximo de rango dinámico que nos permitiera batir bien nuestra mezcla musical, pero claro, esta vez al hablar de picos y para altos niveles de presión sonora, ¿lo hacemos en ponderación A o acertamos mejor con la C? Os supongo descifrnado la respuesta. Si lo que nos importa son los picos, que sea el municipio el que te diga el valor máximo de mezcla y tú quien defina el factor de cresta.

Definido al rango vertical y horizontal, ¿respuesta plana del equipo? No es cuestión de buscar un margen de error más o menos aceptable (+/- 3 dB, por ejemplo, es muy jodido de conseguir), sino definir uno de los aspectos emocionales demandados por el espectador: ¿qué parte del espectro audible más y mejor le emociona? Bajas frecuencias. El espectador paga para emocionarse y justamente las frecuencias graves son las que más interacción física producen. Por eso solemos aceptar que bombo y bajo son responsables casi en exclusiva del 50 % de una mezcla. Si demandamos un equipo de respuesta plana (aunque el ingeniero de sistemas deberá utilizar más graves y subs para batir este reto, fruto de lo que sabemos de las curvas isofónicas) es fácil ver, a estas alturas, que si subimos (ya sea en el ecualizador o en la mezcla) bombo y bajo por encima del resto estaremos reduciendo el rango dinámico de todo el equipo lo que, otra vez, indica otra pérdida económica. Seamos prácticos y pidamos menos medios-agudos, lo que rentabilizará la inversión, mejorará los beneficios y, sobretodo, hará tremendamente mejor nuestra mezcla.

Valores que todavía debemos descrifrar: ¿qué rango dinámico necesito y qué rango dinámico pediré? Sabemos que cada incremento de 3 dB supone doblar el equipo de PA, por lo que deberíamos buscar no ese rango deseado sino ese diferencial que haga comprensible la mezcla pero no suponga un quebradero de cabeza a producción (sobretodo económica). La segunda demanda: ¿qué diferencial entre subs y medio-agudos pediremos? En realidad esto es más fácil: curva de la felicidad. Aunque parezca inverosímil existe un valor técnico que bajo ese nombre define objetivamente este valor subjetivo que depende del estilo musical y de la actualidad, un valor fluctuante que los fabricantes tienen en cuenta a la hora de diseñar sus sistemas de PA. Aquí entenderéis que no es el mismo valor para un concierto de rock que para un festival EDM.

Finalmente la homogeneidad para el público: qué diferencia máxima de presión puede escuchar el público independientemente de su posición en platea, recordando otra vez que valores cercanos a 0 dB son casi imposibles, mientras que estaría bien recordar cómo de no lineal es la respuesta del oído humano en función del nivel de presión sonora.

Sé que hago más preguntas que respuestas, pero también sé que tenemos base técnica suficiente para resolverlas, así que ya tenemos deberes.

R. Sendra
EL AUTOR

Con más de 20 años de experiencia en los escenarios, es técnico de sonido especializado en FOH. Trabaja para bandas nacionales e internacionales como técnico de mesa, y es productor técnico para diferentes festivales y grandes eventos. Kinosonik es su estudio de sonido basado en plataforma digital. Le gusta compartir y le encanta aprender.

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