Sonido en vivo

¿Para quién hacemos sonido?

FOH en concierto de Periphery
Alex Markides 2014

[ Viene de Mezclamos música, no sonido ]

A veces tengo la impresión de que muchas mezclas están hechas para uno mismo, sin ponernos en el lugar del que realmente las va a consumir (¿disfutar?).

¿Es lo mismo oír que escuchar? Oír es involuntario; escuchar es prestar atención sobre lo que oímos. ¿Acaso el ser humano es capaz de prestar atención a muchas cosas que suceden de un modo simultáneo en una mezcla? Me temo que no.

El mundo actual, donde se es mejor si se tiene más que si se es, funciona del tal manera que todo se ha contagiado de egoísmo. La música en muchos casos me temo que también.

Difícilmente te encuentras músicos generosos, músicos que tocan para el lucimiento de la canción. Muchos músicos desarrollan una técnica que se ven en la obligación de demostrar cada vez que pueden, pero eso tiene un peligro: más no es algo interesante en música, lo interesante es bueno. Para entendernos, mejor calidad que cantidad. Decía el gran Miles Davis: "En bebop, todo el mundo solía tocar muy deprisa. Pero a mí nunca me gustó tocar un racimo de escalas porque sí; siempre preferí tocar las notas más importantes del acorde, para dividirlo. Generalmente escuchaba a todos aquellos músicos tocando todas aquellas escalas y todas aquellas notas, y nunca había nada que recordaras después".

Lo importante es emocionar; pensemos: los músicos se retiran, se mueren de viejos o de sobredosis, se suicidan, las bandas se separan, se vuelven a juntar, se separan de nuevo, pero lo único que de verdad queda después de todo son las canciones. Por lo tanto, si estas no emocionan, para qué estamos en esto.

Veamos cómo diferentes tipos de personas pueden ver una misma canción. Pondré un ejemplo con tres visiones de una misma mezcla: la del técnico, la del productor o la del público.

La importancia del mensaje (la letra)

Vamos a pensar en un técnico más o menos novato que ha realizado una mezcla (directo o estudio, da lo mismo) y vamos a analizar cómo perciben el resultado de su trabajo distintas personas que están involucradas en la producción: el mismo técnico, el productor musical (que desde luego representa los intereses del álbum del grupo o del artista y que tiene una visión muy concreta del resultado final) y el público, que es el destinatario final de todo nuestro proyecto.

Supongamos por ejemplo que la mezcla contiene batería, bajo, teclados, guitarra y voz, y que esta última no es muy inteligible en la mezcla realizada; a veces hay palabras que no se entienden. De cinco elementos sonoros, digamos que hay uno que no funciona muy bien.

Qué piensa de su mezcla el técnico

Para el técnico novato, si la voz no suena perfecta y cada instrumento tiene dos puntos de valor, considerará que tiene una nota de 8.

Qué piensa de la misma mezcla el productor

El productor musical no ve la voz como un elemento más en la mezcla; para él la visión de un tema se divide solamente en dos partes: la música y el mensaje. Si falla la mitad, la nota como mucho puede ser un 5. Ha bajado mucho la nota, y está claro que el productor es el que manda.

Ahora vamos a ver para quién hacemos el disco: el público.

Qué piensa de esa mezcla el público

El público funciona con un código binario: 0-1, que en nota sería un 0 ó un 10: o le gusta o no le gusta. Y la gente compra historias.

Cuando hay una letra, cuando hay una historia que contar, esa historia es muy importante. Las canciones tienen un objetivo, y esta perspectiva es importante desde el primer momento. Por tanto, tendríamos un 0; es una visión en la que hemos fracasado.

Como veis, son tres visiones muy diferentes, pero hay una que tiene toda la razón: la visión del público, ya que los discos o los conciertos los hacemos para ellos y son los que mantienen vivo este negocio.

Conclusión

Lo más importante es la propia música. Sin buenas canciones no hay nada que hacer, y sin buenos arreglos tampoco. Desde el sector del audio podemos mejorar en un porcentaje el resultado de las producciones, pero si partimos de un buen nivel, podemos alcanzar el nivel deseado (soñado).

Seguiremos analizando distintos aspectos de este mundo de la mezcla en breve.

Continuará…

[ Sigue en Cómo sonar bien en una sala pequeña ]

Michel Martín
EL AUTOR

Productor musical, ingeniero de sonido, consultor independiente y formador en CICE. Titulado en Sistemas de Audio y Sonorización por la Universidad Politécnica de Valencia, y con estudios de electrónica, psicoacústica, música, acústica y electroacústica, cuenta con una gran trayectoria profesional: más de 35 años en el mundo de las grabaciones y la sonorización, en multitud de giras de gran renombre (más de 4.500 conciertos). Miembro y vocal de la AES España, ASARP y portavoz de AMPE. Inventor del sistema de realidad virtual 4D VR.

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