Al ron Bacardí se le puede atragantar el fin del embargo a Cuba
La apertura de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos presagia el fin del embargo, que aún sigue vigente. Ninguna compañía norteamericana puede comerciar con Cuba, ni se puede permitir la entrada de productos cubanos en EEUU, desde cigarros hasta ron.
Gracias a este embargo de más de 50 años, el ron más vendido en Estados Unidos ha sido Bacardí. No es un ron cubano. Mejor dicho, dejó de serlo cuando Fidel Castro confiscó sus destilerías y todo su negocio.
Los propietarios de Bacardí mudaron su sede social a Bermudas, pero construyeron la mayor destilería del mundo en Puerto Rico, el estado asociado de EEUU. Desde allí han surtido durante medio siglo a todo el mundo del ron Bacardí, que muchos aún piensan que es cubano porque en las etiquetas dice ‘Casa fundada en Cuba en 1862′.
Pero de cubano no tiene nada.
Esta marca de ron fue fundada en Cuba por el emprendedor catalán Facundo Bacardí Massó en el siglo XIX, tras comprar una vieja destilería llena de murciélagos (el signo de la empresa). Allí comenzó a fabricar la bebida espirituosa con una nueva fórmula inventada por él.
Emilio, el hijo de Facundo, siguió con el negocio y a finales del siglo XIX se unió a la independencia de Cuba, cosa que sucedió en 1898. Dos años después lo celebró sacando una bebida llamada Cuba Libre, que se ha convertido en una leyenda mundial.
La fábrica de Bacardí en Cuba sufrió toda clase de tragedias. Un terremoto, un incendio que lo dejó todo en ascuas, y por último, la expropiación de todas sus instalaciones por el gobierno revolucionario de Fidel Castro en 1960.
Trasladados a Bermudas y Puerto Rico, los herederos de Bacardí han estado esperando desde entonces con paciencia para recuperar sus instalaciones. Pero les surgió un competidor terrible: el propio estado cubano.
Resulta que existía otra marca de ron llamada Havana Club que era propiedad de otros españoles de origen vasco: los Arechabala. Expropiados como todos los demás, los Arechavaleta huyeron del país pero se les olvidó renovar la patente de su invento espirituoso. En 1970 el estado cubano adquirió esa patente y marca, incluso en EEUU, y se puso a producir ron Havana Club, que es indudablemente cubano.
Decir ‘ron’ y ‘cubano’ es un gancho comercial, y gracias a eso, pudo entrar en los mercados mundiales de la mano de la multinacional Pernod Ricard. Se vende en más de 100 países, pero no en EEUU.
Bacardi reaccionó creando su propia marca Havana Club, la cual vende sobre todo el EEUU. Como las autoridades norteamericanas no reconocen al Havana Club del estado cubano, la empresa Bacardi puede vender el suyo fabricado en Puerto Rico.
Y ahora viene lo peor para Bacardí: si se termina el embargo sobre Cuba, cosa que pasará en un día cada vez más cercano, el ron Havana Club hecho en Cuba y legalmente adquirido, sería el primer ron auténticamente cubano en entrar en el inmenso mercado norteamericano, el mayor del mundo. Se convertiría en el mayor desafiador de Bacardi hasta que esta empresa logre montar sus fábricas de nuevo en Cuba.
“Lo mejor que le podría pasar a Bacardí es que el embargo no termine nunca”, decía Jaime Suchlicki, director para asuntos cubano-norteamericanos de la Universidad de Miami, en una entrevista para The Huffington Post.
Por eso, Bacardi cruzan los dedos para que el embargo se prolongue eternamente.
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