—Espera hijo, así no; esa no es la forma correcta. Espera y te lo explico.
Papá Zombi se incorporó renqueante del mugriento sillón y se acercó a su hijo acompañado de una legión de moscas. Durante unos instantes contempló con ojo crítico (el único que le quedaba) la carcasa que una vez fue un ser humano y que ahora era el almuerzo de su retoño: decapitado, con el torso abierto en canal desde el cuello hasta el ombligo y con la mayor parte de los órganos aún en el interior de lo que una vez fue un próspero agente bursátil. El Niño Zombi le había extraído un par de metros de intestinos y se había dedicado a mordisquearlos durante varios minutos. Ahora reposaban sobre su regazo como un montón de churros grasientos.
—Mira Pablo, antes de masticar las tripas has de purgarlas primero. Hazme sitio y te lo muestro.
Pablo, como un buen Niño Zombi educado, hizo caso al podrido de su padre y se apartó a un lado, dejando que los mondongos a medio masticar se escurrieran de entre sus pequeñas manos como si fuesen anguilas.
—Verás, Pablito: ese sabor tan raro se debe a la porquería que hay dentro de las tripas. Para sacarla primero agarras con fuerza el intestino así, luego le das un bocado para hacerle un agujero… y después deslizas la mano a lo largo de la tripa, apretando con fuerza para hacer que la porquería del interior salga por el agujero, así ¿ves?... —un chorro de inmundicia salió del orificio abierto acompañado de un sonido a pedorreta bastante acertado.
—Jo Papi, qué listo eres.
—Ja, ja, ja, ja…—Papá Zombi colocó sobre la cabeza de Pablito una mano llena de costras purulentas y le alborotó el pelo roñoso— ¿sabes una cosa? Algún día tú serás mucho más habilidoso e inteligente que yo... ay, ojalá tu madre estuviera aquí para poder ver cuanto has aprendido.
—Tú también la echas de menos —no era una pregunta—.
—Ay, Pablo, ni un solo instante desde nuestra muerte he dejado de pensar en ella.
Una pequeña gota de pus rodó por la mejilla descarnada de Papá Zombi.
—Ahora se buen chico y termina de comerte eso. ¡y nada de comer manos! Ya sabes que tienen huesos muy pequeños y te puedes hacer daño en las encías.
—Sí, papá, nada de manos.
Papá Zombi dedicó una larga mirada llena de amor hacia su hijo putrefacto antes de regresar cojeando hasta su sillón favorito; allí intentó centrarse en la lectura de “Genealogía de la moral”, preguntándose por enésima vez qué pensaría Nietzsche, ese hombrecillo enfermizo y poco agraciado, del rumbo que había tomado la humanidad: enfermos, pútridos, lisiados y amputados, los Zombis eran los auténticos “Superhombres”, los amos de la civilización… o al menos de lo que quedaba de ella. Después su mente divagó hasta el aciago día en el que todo cambió, el dia “Z”, cuando el infame Doctor José Ariam Zarna desactivó por error el protocolo de seguridad del Centro de Enfermedades Infecciosas Víricas Mortales Experimentales situado en el polígono industrial “Gran Wyoming” (Teruel) .
Al parecer el Dr. Zarna estaba manejando un nuevo software que acababa de instalar en su laboratorio, un software PROFESIONAL, COMPLEJO y con una CURVA de APRENDIZAJE bastante ELEVADO. Como cualquier software de CALIDAD que se precie, este programa traía de serie un SISTEMA DE AYUDA, tanto ONLINE, como OFFLINE, al que se podía acceder con sólo pulsar LA PUÑETERA TECLA F1 (FUNCIÓN UNO) del teclado del ordenador. Pero debido a que el Dr. Zarna (un cuñao enchufao por el director del centro, Don Manuel Praga Hurgarte) era un poco MOÑAS, algo MONGUER y bastante mucho de PALETO, decidió obviar la lógica y el sentido común y se puso a experimentar con el nuevo software sin tener ni pajolera idea de lo que hacía. Cuando el programa no hacía lo que el dr Zarna quería, o cuando no encontraba cómo hacer que funcionase de la forma que él deseaba, simplemente accedía a un foro de científicos locos y perdía el TIEMPO en abrir un HILO para escribir una PREGUNTA llena de fartas hortografikas y con una sintaxis propia de un manual de juguete made in China.
Confundir el protocolo de seguridad con la cita del proctólogo de sanidad y anularlo fue solo cuestión de tiempo.
El resto es historia.
MORALEJA: Evitar el apocalipsis zombi está en vuestras manos, sed buenos y LEED el manual antes de abrir un hilo.