El agua y el detergente que utilizamos para lavarnos ablanda la capa de suciedad, polvo, piel muerta, sudor, secreciones diversas, etc, consiguiendo eliminar una parte de esta película indeseable de substancias de deshecho, la toalla, además de secar el agua, ayudada por su poder abrasivo, mucho mayor que el de las manos o esponjas de baño, dado que gran parte de este frotado se hace en seco o semiseco, arrastra también una buena perte de estos restos, que al acumularse entre su tejido espojoso y ayudado por la humedad, consigue la descomposición de éstos y su consecuente emisión de gases fétidos, para que me entiendas eloy, si yo huelo tu toalla despues de haberte secado tu durante una semana, seguro que tu toalla apesta, si si eloy, que apesta tio, pero la mia también y la de la mayoría, por estas razones cientificas que anteriormente he relatado, y es que de estas reflexiones profundas como la que te invadió con el asunto de las toallas, hay que sacar conclusiones, y la mia es:
La mierda no siempre se manifiesta de manera visiblel
Lo que me lleva a deducir que hay una posibilidad de anolgía entre esta "falsa" limpieza de la toalla con la aparente pulcritud de aquel último fragmento inmaculado de papel higiénico que ante nuestra atenta mirada nos parece certificar que el ojete se quedó limpito.