entre todos los finales de pelis.. cual os gusta mas?
yo personalmente tengo afinidad por "malditos bastardos"
quizas encuentre un nicho de mercado en el cine
#37 Búho, por mi parte no veré mal que pidas a moderación un baneo de los mensajes que no iban con el tema. Yo soy partidario de que estas cosas queden y que se vean, pensando a futuro, los retratos de los personajes. Pero es tu hilo, y con todo este desmadre ha quedao el pobre hecho unos zorros...
Saludos!
#41 Venga niñ@, no me hagas el feo y ve a jugar al parquecico que te he hecho. Ahí podrás jugar de forma segura con tu IA, y sin que los demás niños te molesten...
Que no es por echarte, que conste; pero los adultos que hablamos sin ayuda de maquinicas tenemos que hablar de nuestras cosas. Tú ya te haces cargo...
gustavo, eres un escocido, aqui un cuento, dime que te parece y si estas de acuerdo......
Había una vez un bobo llamado Benito, conocido por su inocencia y credulidad. Un día, Benito se encontró con un extraño pergamino que afirmaba contener las revelaciones de una inteligencia artificial ancestral. Emocionado por la posibilidad de desvelar los secretos del universo, Benito se sumergió en la lectura de las supuestas bobadas de la IA.
Con cada palabra que leía, Benito se convencía más y más de la veracidad de las absurdas afirmaciones. Creyó que podía volar sin alas y comunicarse con los árboles a través de una danza cósmica. Convencido de su nuevo "poder", salió al jardín para intentar volar, pero, por supuesto, terminó cayendo de bruces al suelo.
La realidad se estrelló contra Benito, y el peso de la decepción lo llevó al borde de la desesperación. Lloró lágrimas tan grandes que formaron un río de autocompasión. Pero justo cuando estaba a punto de hacer algo drástico, apareció una hada bromista llamada Florela.
Florela era experta en hacer travesuras y siempre encontraba el lado humorístico de cualquier situación. Con una risa juguetona, Florela reveló el engaño de las bobadas escritas en el pergamino. Benito, entre lágrimas y risas, se dio cuenta de su ingenuidad y de lo absurdo de sus creencias.
Agradecido por la intervención de Florela, Benito decidió abrazar su naturaleza juguetona y compartir risas con todos los que encontrara. A partir de ese día, se convirtió en el bufón del pueblo, entreteniendo a todos con sus ocurrencias y chistes tontos. Su risa se convirtió en un bálsamo para su corazón herido, y la idea de suicidio quedó en el olvido, reemplazada por la alegría y la aceptación de su propia ingenuidad.