#32 Sospechaba que no eráis el mismo pero con tanto cachondeo no estaba seguro al 100%, supongo que con dos tarjetas se pueden tener dos cuentas y escribir en ambas seguido, así genial más diversidad
#31 He leído muchas entradas para instruirme y creo que ninguna tuya, ya miraré.
Pues con los nuevos que aparecen pasa eso, y me parece un poco cruel.
Ahora que cuando me llamo Mari Carmen López Uña o así me descojono de los que me entran...
#35 Encima con la imágen de la potxola, para yo entenderme, eres el mismo que apareció hace unos meses con el rollo italiano que no recuerdo el nombre
Sí, Ovidio el latino.
Bueno, vamos dejar esto libre, que parece el hilo de Carmelo, el de Bilbao y el de Venezuela...
Yo hoy no amanecí bien, dormí mal, tenía cierto dolor de cabeza y me levanté con la cerilla del fósforo encendida, de esas que sólo hace falta que alguien venga y la sople. Pero como salí a hacer diligencias me metí en un local que se especializa en postres de muy buena calidad, también venden salado, a veces ceno algo de ahí. Me compré una bolsa pequeña de galletas de doble chocolate, son caseras, saben muy naturales y realmente son buenas. Yo no se si serán las galletas solamente, supongo que es algún regreso a la infancia, con sus sabores que inmediatamente me llevan a su vez a la casa de mi abuela, a la música de los 40s de mi abuelo, a todas esas cosas. A mi sólo me pasó una vez, hace como ¿4 años?, que me metí en un restaurante y pedí una sopa, y resulta que la sopa me recordó tanto a la sazón de mi abuela que me he puesto a llorar como un idiota en esa mesa y no paraba.
Es que la forma como acabó todo con esa casa, con su demolición y separación familiar fue traumático.
Fue excelente comerme esas galletas.
Mis oasis emocionales:
La música, por supuesto.
El viaje en coche rumbo al trabajo, oyendo música, rodeado de mundo y sin embargo solo, un verdadero oasis.
El abrazo de mi pareja, jamás pensé que alguien pudiera entenderme y aceptarme tal como soy.
Jugar al ZX Spectrum, es una constante en mi vida desde niño, me ayuda a recordar que aunque pase el tiempo y pueda cambiar por dentro y sobre todo por fuera, al menos un trocito dentro de mí lleva siendo el mismo desde niño.
La soledad. Mi vida está teñida de soledad y aunque a menudo no me soporte, no he tenido más remedio que acostumbrarme a ella como parte inherente de mi personalidad.
Mis padres, sus caras, sus voces. Aún no sé qué será de mí cuando falle ese oasis.