Sacado de Meristation:
http://www.meristation.com/v3/des_artic ... 94f6f8b7b1
PlayStation Plus ha llegado al mercado, y con ello otra prueba más de que a las compañías fabricantes de consolas se les ha ido la mano con todo lo referente a la parcela online en sus plataformas. Lo malo es que dicha mano se les ha ido a nuestro bolsillo, y no parece que tengan intención de sacarla de ahí.
Querido lector constante, permíteme que por una vez y sin que sirva de precedente inaugure la presente columna con unas líneas tomadas del foro de esta casa, en concreto del usuario captainspain (al cual mando un afectuoso saludo desde aquí), ya que dejó reflejado algo en el hilo creado a raíz del reportaje sobre PSN Plus publicado unos días atrás que considero más que acertado subrayar antes de ponerme en faena: “Otra idea sacacuartos. Qué desastre de generación. Qué vergüenza de industria, quién la ha visto y quién la ve... Miedo me da la siguiente generación.”
No puedo estar más de acuerdo con él. Siento vergüenza cada vez que enciendo mi Xbox 360 o mi PS3 y veo cómo me ofertan artículos por todos los rincones que, cada vez en mayor porcentaje, son auténticos abusos que en muchas ocasiones rayan lo absurdo: fondos de pantalla, iconos para el perfil, chorraditas para el avatar, “nuevos” niveles para un juego que ya creía haber pagado en su momento… A cada día que pasa me cuesta más reconocer a una industria a la que antes amaba y reverenciaba, y que ahora sólo me hace sentir lástima al comprobar en lo que se ha convertido.
En los últimos años ha germinado una preocupante sed de avaricia por parte de esta industria. Todos sabemos que esto es un negocio, y también somos conscientes de que las compañías no se dedican a esto por amor al arte, sino para tratar de obtener el máximo beneficio posible. Pero lo que está sucediendo tras la definitiva implantación del online en las consolas ya no tiene nombre o razón de ser. Hará unos cinco años atrás se nos prometió el inicio de una nueva era utópica en la que todo sería más rápido, sencillo y barato. No tendremos que pagar costes de caja y manual de instrucciones, nos decían desde las compañías; tampoco habrá que afrontar costes de transporte, nos aseguraban; y también nos ahorraremos el coste extra que supone vender un juego en una tienda física, nos afirmaban. Más rápido y sencillo, eso sí resultó ser cierto, aunque lo de barato… Barato sí, pero sólo para ellos dado que poca diferencia existe entre los precios de una tienda virtual y una física a pesar del ahorro que supone para las empresas ofertar sus productos en la primera vía.
Sin embargo la cosa no ha acabado ni mucho menos aquí. Al irrumpir el online en las consolas, las compañías se han encontrado con un filón virgen e inexplorado al que saquear a conciencia. Para el usuario medio de Sony o Microsoft su primera toma de contacto con el mundo online tuvo lugar con Xbox 360 y PS3, más allá de los experimentos que se desarrollaron durante la generación de los 128 bits o del hecho de que los usuarios de PC llevaran años y años jugando a través de la red de redes. Microsoft, Sony y la miríada de third parties que les siguieron contaban con una oportunidad única de exprimir al usuario hasta dejarlo seco, y vaya si la han aprovechado. ¿Pagar por descargar un fondo de pantalla? ¿Por mapas o contenido “extra” de un juego? ¿Por tener derecho a jugar online? Son cosas que habrían hecho que un usuario de PC se llevara las manos a la cabeza, pero que no extrañó al jugador medio de consolas dado que no contaba con una experiencia previa que le indicara que aquello era una auténtica y abusiva locura que convertía al consumidor de videojuegos en un simple bolsillo con patas al que expoliar sin reservas o escrúpulo alguno.
Lo más preocupante es que todo esto degenera cada vez más. La avaricia de las compañías no parece tener fin ya que 360 y PS3 se han convertido para ellas en un entorno de barra libre en el que todo vale. Son muchas las injusticias, y no hay aquí espacio para enumerar siquiera una ínfima parte de ellas, aunque quizá lo más preocupante sean las cuotas mensuales. Para una compañía no hay mejor manera de obtener beneficios por parte de un consumidor que hacerle pasar por caja todos los meses, y si no que se lo digan a Blizzard. World of Warcraft abrió la veda del expolio, y el reciente y arrollador éxito de ventas de los injustificados packs de mapas de Modern Warfare 2 no ha hecho sino confirmarlo. “¡Los usuarios están pasando por el aro, que siga la fiesta!”, exclaman las compañías mientras descorchan el champán y queman billetes de 500 euros para encender sus enormes puros.
Da igual la excusa que se quiera poner (mantenimiento de servidores, ofertas especiales, gangas “gratuitas”…), ya que lo importante es atar a un usuario para poder pellizcar de su tarjeta de crédito todos los meses. Bien es verdad que el consumidor siempre puede decidir no pasar por el aro, así que hay que poner todas las trabas posibles para que no tenga más remedio que hacerlo, como por ejemplo limitar el juego online al sistema de pago, u ofertar mapas creados en tres días (o reciclados de entregas anteriores, o extraídos del juego completo antes de que éste salga a la venta) sabiendo que al usuario le apasiona tanto un determinado título que acabará comprando todo lo que le pongas por delante. Todo esto me entristecía visiblemente, ¿en qué se estaba convirtiendo la industria que tanto amaba? Pero aún me quedaba un hilo de esperanza, un leve punto de luz al fondo del oscuro túnel. Sony parecía estar haciendo las cosas bien: juego online gratuito, no obligar a que el usuario pase por caja por cosas tan simples y absurdas como un fondo de pantalla para su consola, nada de ofertas exclusivas sólo para clientes de pago… Pero entonces llegó PlayStation Plus, y ese hilo de esperanza pasó a mejor vida.
¿Dónde quedan esas declaraciones en las que la compañía nipona criticaba abiertamente a Microsoft por dividir a sus usuarios entre primera y segunda categoría (Gold y Silver), mientras para ella todos eran iguales y gozaban de los mismos derechos? Exactamente en el mismo sitio donde quedaron aquellas otras en las que Sony también criticaba a su principal competidora al saltar la noticia de que su consola (Xbox 360) sólo ofrecería retrocompatibilidad con la primera Xbox por software, mientras su por entonces futurible y flamante PlayStation 3 tendría retrocompatibilidad asegurada con PS2 por hardware. A los usuarios de PS3 ya sólo nos queda el juego online gratuito, aunque eso también se acabará más pronto que tarde, podéis estar seguros de ello. Primero limitarán o bloquearán algunas opciones para dejarlas como coto exclusivo de los clientes de PS Plus, y así, poco a poco…
El próximo paso en esta obsesión por hacernos pagar por todo parece pasar por las demos, las cuales dejarán de ser gratuitas a no mucho tardar a tenor de las últimas declaraciones efectuadas por diversas compañías de peso. Luego vendrá el tener que pasar por caja para poder ver los trailers de futuros lanzamientos, y más adelante, quién sabe. Quizá las consolas futuras, nada más encenderlas, nos muestren el siguiente mensaje: “Introduzca su tarjeta de crédito para continuar”, negándose a seguir adelante hasta que no lo hagamos para así poder cobrarnos hasta por pulsar el botón Start. Qué tiempos aquellos en los que encendía mi vieja PS2 y lo único que aparecía en pantalla era el juego completo, tal y como fue desarrollado, sin contenido “extra” de pago, ni cuotas mensuales, ni monigotes virtuales a los que vestir a precio de oro, ni “ofertas” del tipo paga X cantidad de dinero y te “regalamos” el juego que a nosotros nos apetezca… ¿Cómo hemos podido llegar a esta situación en un periodo tan corto de tiempo? Parafraseando a captainspain, miedo me da la siguiente generación.
Por: Joaquín Relaño Gómez