Siempre he pensado que algunas disciplinas, arte, deporte…se deben de realizar por una necesidad estrictamente personal. El ganarse la vida con algo pertenece a otra consideración. Lo primero es voluntario, lo segundo una “obligación”. La capacidad de decisión en uno u otro es totalmente diferente. En lo primero no puedes decidir, naces con ello o no, como el ser rubio o moreno. En lo segundo da igual como hayas nacido, te tienes que partir el lomo igualmente, hay que comer.
Evidentemente esto es una generalización, luego habrá casos y casos.
Que la música mueve dinero no es discutible, ahora, pienso que el ganar dinero con ella no consta en el inventario personal de origen, esa necesidad previa y voluntaria, ella te elige a ti, no tú a ella. No hay ni opciones ni alternativas.
Por otro lado tenemos la necesidad de ganar dinero, se presupone. Incluso existe la alternativa de ganarlo con ese don, talento, necesidad o afición que tenemos desde temprana edad. No debería, a priori, haber ningún problema…pero si lo hay, o suele haberlo. Principalmente porque lo que nace espontáneamente como una necesidad personal queda relegado a un fin concreto, un fin de naturaleza material, cuando en origen es un fin artístico, una necesidad estrictamente de naturaleza espiritual por definición. Y he aquí el problema, la psique (alma) atiende lo transcendental de la existencia humana y no debe subordinarse a un orden inferior, la materia, el cuerpo, las necesidades materiales, al igual que el cuerpo, la materia, no debe subordinarse a los deseos o necesidades emocionales (limbo), ni éste último, el universo emocional, a la razón, la última capa de nuestra mente.
Cada cosa tiene su función, y el conjunto de todas forman lo que consideramos la mente humana. Cada una de ellas sirve para lo que sirve y es buena en su cometido. El problema es cuando una domina las tareas específicas de las otras. Es como dejar que un soldado tome las riendas del devenir de una batalla, puede salir bien, pero lo normal es que no, para eso hay un mariscal, un general…al igual que los generales no suelen ir al frente a parar balas con el pecho. ¿Os imagináis a un grumete tomando el timón de un barco?...no, para eso está el timonel. O Usar un Ferrari para partir nueces, algo descabellado.
Ahora os muestro un ejemplo más complejo:
Imaginad que alguien tiene un don transcendental de naturaleza “esotérica”. Es capaz, durante un trance, de ver el futuro, las cosas que van a pasar en la línea de tiempo común. Es un don poco usual, pero mucho más habitual de lo que nos pensamos. Pues bien, imaginad que ese alguien lo utiliza para saber los números de la lotería o tiene la ocasión de poder conocerlos premonitoriamente. Y le toca y gana muchos millones de papelitos. En realidad está subordinando un don que debe servir al mismo orden de su origen, la psique, el alma, a otro supeditado inferior, la materia, ya que el dinero es por definición el símbolo de lo material, el tener. El ser se está sometiendo al tener. Eso nunca sale bien. Nunca. El precio a pagar es infinitamente superior al beneficio recibido. Es como comprar estiércol pagando con perlas. Al final la existencia de ese alguien, que podría ser incluso alguien feliz y que vivía en paz, se convierte en un infierno. Lo primero es que se arruina antes de que pueda gastar su inmerecido dinero…eso si antes no se ha estrellado con su flamante Ferrari nuevo y ha quedado postrado inmóvil de por vida en una cama de ese reputado hospital privado que puede, por otro lado, perfectamente costearse. Lo segundo es que no hay dinero en el mundo para adquirir lo que en realidad acaba de perder, porque no se puede adquirir pagando, su propia integridad personal.
….
Los antiguos, muy sabios ellos, a esta forma de subordinación lo llamaban “fornicar” (forno=horno=quemar) ya que el fuego ilustra la transformación, es el símbolo de la transmutación. En este caso se quema el espíritu de mala manera para obtener algo sin valor alguno, por lo que era algo mal visto. Después la Iglesia y otras entidades utilizaron el vocablo para definir conceptualmente un caso concreto de fornicación, el de la carne, pero no es exclusivo ni de esa acepción, ni patrimonio de esas instituciones.
….
Seguro que muchos os preguntareis (de haber leído hasta aquí), ¿pero a qué viene este rollo macabeo si estábamos hablando de ganarse la vida o no con la música? Pues bien, yo también me lo pregunto... …eso sí, espero que le sirva a alguien, especialmente al ser humano que creo el hilo, que en definitiva es la protagonista de esta historia.
….
La música es como los hijos, no son tuyos sino que pertenecen a la vida.
"Tus hijos no son tus hijos: son hijos de la vida.
No vienen por ti, sino a través de ti."
Gibran Khalil Gibran
(Nadie tiene hijos para ganarse la vida, pues con la música tampoco, que después se gana algo con ello, pues perfecto, pero eso no debe ser el motivo central de la creación.)