Me ha llegado una workstation con Windows 10 listo para instalar, pero ojo, eso ha sido a las 9. Son la 1:48 y sigo sin ser capaz de dejarlo en condiciones.
Sé que debería formatear y reinstalar, ya me ha hecho varias tonterías como tardar 30 minutos en dejarme anular el antivirus y no me ha dejado actualizar la BIOS desde la aplicación de HP porque no le ha salido de los santos colectores. He editado políticas de grupo, anulado toda protección existente, reiniciado, reiniciado, limpiado, reiniciado... 4h y media.
Increíble vergüenza.
Ahora, y por no tirar la torre por la ventana y dejar la calle hecha un descampado de hierros y plásticos, estoy v borrando los archivos descargados de sistema, he eliminado las perfiles de lenguaje de catalán, gallego y español porque no ha servido de nada.
Probaré a eliminar, reiniciar y volver a instalar.
No sé, me da que hoy me voy a seguir comiendo los mocos porque Microsoft Windows es así.
Es como la 20a vez que instalo Windows este año. Imagino, que la 21 está al caer.
Vaya truño.
MacOS habría acabado hace 4 horas 10 minutos.
Otra cosa que me carcome es el apestoso ruido del disco duro haciendo cachés continuamente. Le he deshabilitado la memoria virtual y el archivo de hibernación. Ahora, para hacer más amenos los arranques le deshabilitare SUPERFETCH, superfucker de Windows. Porque no entiendo qué problema tiene Windows con los cachés en RAM con 20Gb de RAM.... No sé, es como implorar al suicidio colectivo para subsanar los atascos del lunes.
De verdad, cada vez que hago una copia de una imagen de MacOS, cualquiera, me maravillo de lo increíblemente difícil que hacen todo los señores de Microsoft con Windows.
Difícil, poco óptimo, innecesario... Es verdad, por suerte las aplicaciones en Windows van bastante bien, finas, rápidas, etc... Pero los arranques de Windows son de pena, incluso con SSD renquea el pobre.