La habitación del espacio
Subido por Cuentos Musicales el 13/06/2021
Licencia Copyright
Descripción
Música: Rosebud. (Colaboración con Capitán Kokorikó.)
https://www.hispasonic.com/musica/rosebud-colabroracion-capitan-kokoriko/128324
-Junior, ¿cuánto falta?
-No soy Junior, mamá.
-Tienes voz de pájaro.
-Entretanto podríamos ver la tele.
-Tienes voz de pájaro.
No había ninguna tele, allí no existían las teles. Era una ventana. Entre los planetas asomaba una luz. Una luz brillante.
-Cada tarde nos mata -dijo la madre señalando la luz desde el sillón.
-Hoy lo hará otra vez.
-¿Por qué seguimos vivos?
-Creo que es un rollo de las moléculas.
La madre miró la luz que redondeaba el planeta y se ampliaba.
Pasaba del amarillo al blanco. En el suelo había manchas de luz. Manchas con forma de silla, de alguien en una silla. Manchas de ayer.
En una esquina de la habitación había polvo. En la pared un pájaro se asomaba entre una grieta.
-¿Por qué no sale?
-Tiene miedo de la mosca -dijo el niño.
-Yo también -dijo mirando la otra pared. El punto negro permanecía inmóvil.
La madre tenía la cara iluminada.
-¿Cuánto tiempo llevamos aquí?
-Un día.
-Siempre es un día.
-Cuando llegamos ya estaban la mosca y el pájaro. Me acuerdo de que quise cogerlos.
-¿Ya no?
-Ya no -dijo el niño aburrido. Era un niño que había envejecido.
Se quedaron en silencio un rato. La luz aumentaba rodeando el planeta. Algo pareció arder.
El niño se agitó en la silla:
-Resumen de la situación.
La madre miraba fijamente a la ventana.
-No sé de qué me hablas.
-Del resumen. La síntesis. Ahora sonará el pájaro.
-Tú eres el pájaro.
El niño dudó. Se tocó las manos retirándolas de la luz. Seguían siendo manos.
-Siento como si tuviera los pulmones por fuera. Como si respirara desde fuera -dijo dando una bocanada.
-Yo veo mi corazón bombeando, allí -señaló la madre ante su pecho-, míralo.
-¿Con qué ojos, mamá?, aún tengo los míos.
-¿Cuándo vendrá alguien?
-No sé, mamá. Quizás nunca.
-¿Y esta luz?, ¿qué nos pasa cuando se va, cuando quedamos en la oscuridad?
La luz entraba por la ventana.
-¿No parecen flores? -dijo el niño señalando el vapor que se arremolinaba, rojo, turquesa, ante la ventana, llegando desde la derecha, atenuando la luminosidad.
La madre miró las ondas de vapor.
-Dicen que es veneno -continuó el niño.
-¿Quién lo dice?
-Creo que ya entiendo al pájaro.
-¿Te lo ha dicho él?
-Más o menos.
Los dos miraron fijamente el punto negro en la pared.
-No quiero que se mueva -dijo la madre.
-Yo tampoco.
-Pero lo hará.
-Creo que está buscando al pájaro.
-¡No quiero que se pose en mi corazón!
-Ella no sabe que es tuyo. Piensa en eso.
-El gobierno nos ha puesto aquí por algo.
-¿De dónde te sacas eso, mamá?
-Lo sé. Lo sé perfectamente.
-Yo creo que estamos esperando a alguien.
La madre se removió en el sillón. Los dos continuaban sentados mirando hacia la ventana.
-¿Quién será?
-Yo creo que será alguien importante.
-Llegará con un traje especial.
-Llegará en un vehículo chulo.
-Se detendrá delante de la ventana.
-Limpiará el vapor y mirará hacia dentro con la mano en las cejas.
-Señalará hacia dentro y detrás vendrán otros con aparatos.
-Dirán “todo está ok” -el niño sonrió imaginándolo-, hará así con los dedos, ok.
-Ok… -susurró la madre.
La ventana se cubrió de bruma y la luz esparció los colores por el suelo. El pájaro dejó de piar. La mosca se agitó y se movió por la pared antes de empezar a volar.
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-Junior, ¿cuánto falta?
-No soy Junior, mamá.
-Tienes voz de pájaro.
-Entretanto podríamos ver la tele.
-Tienes voz de pájaro.
No había ninguna tele, allí no existían las teles. Era una ventana. Entre los planetas asomaba una luz. Una luz brillante.
-Cada tarde nos mata -dijo la madre señalando la luz desde el sillón.
-Hoy lo hará otra vez.
-¿Por qué seguimos vivos?
-Creo que es un rollo de las moléculas.
La madre miró la luz que redondeaba el planeta y se ampliaba.
Pasaba del amarillo al blanco. En el suelo había manchas de luz. Manchas con forma de silla, de alguien en una silla. Manchas de ayer.
En una esquina de la habitación había polvo. En la pared un pájaro se asomaba entre una grieta.
-¿Por qué no sale?
-Tiene miedo de la mosca -dijo el niño.
-Yo también -dijo mirando la otra pared. El punto negro permanecía inmóvil.
La madre tenía la cara iluminada.
-¿Cuánto tiempo llevamos aquí?
-Un día.
-Siempre es un día.
-Cuando llegamos ya estaban la mosca y el pájaro. Me acuerdo de que quise cogerlos.
-¿Ya no?
-Ya no -dijo el niño aburrido. Era un niño que había envejecido.
Se quedaron en silencio un rato. La luz aumentaba rodeando el planeta. Algo pareció arder.
El niño se agitó en la silla:
-Resumen de la situación.
La madre miraba fijamente a la ventana.
-No sé de qué me hablas.
-Del resumen. La síntesis. Ahora sonará el pájaro.
-Tú eres el pájaro.
El niño dudó. Se tocó las manos retirándolas de la luz. Seguían siendo manos.
-Siento como si tuviera los pulmones por fuera. Como si respirara desde fuera -dijo dando una bocanada.
-Yo veo mi corazón bombeando, allí -señaló la madre ante su pecho-, míralo.
-¿Con qué ojos, mamá?, aún tengo los míos.
-¿Cuándo vendrá alguien?
-No sé, mamá. Quizás nunca.
-¿Y esta luz?, ¿qué nos pasa cuando se va, cuando quedamos en la oscuridad?
La luz entraba por la ventana.
-¿No parecen flores? -dijo el niño señalando el vapor que se arremolinaba, rojo, turquesa, ante la ventana, llegando desde la derecha, atenuando la luminosidad.
La madre miró las ondas de vapor.
-Dicen que es veneno -continuó el niño.
-¿Quién lo dice?
-Creo que ya entiendo al pájaro.
-¿Te lo ha dicho él?
-Más o menos.
Los dos miraron fijamente el punto negro en la pared.
-No quiero que se mueva -dijo la madre.
-Yo tampoco.
-Pero lo hará.
-Creo que está buscando al pájaro.
-¡No quiero que se pose en mi corazón!
-Ella no sabe que es tuyo. Piensa en eso.
-El gobierno nos ha puesto aquí por algo.
-¿De dónde te sacas eso, mamá?
-Lo sé. Lo sé perfectamente.
-Yo creo que estamos esperando a alguien.
La madre se removió en el sillón. Los dos continuaban sentados mirando hacia la ventana.
-¿Quién será?
-Yo creo que será alguien importante.
-Llegará con un traje especial.
-Llegará en un vehículo chulo.
-Se detendrá delante de la ventana.
-Limpiará el vapor y mirará hacia dentro con la mano en las cejas.
-Señalará hacia dentro y detrás vendrán otros con aparatos.
-Dirán “todo está ok” -el niño sonrió imaginándolo-, hará así con los dedos, ok.
-Ok… -susurró la madre.
La ventana se cubrió de bruma y la luz esparció los colores por el suelo. El pájaro dejó de piar. La mosca se agitó y se movió por la pared antes de empezar a volar.
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