Mark está volando
Subido por Cuentos Musicales el 19/08/2011
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Descripción
¡Mark estaba volando! ¡Podía volar!
No sabía cómo lo había hecho, pero estaba flotando en el aire, elevándose. El viento era fresco y dulce, el aire cruzado por los pájaros como rayos de tinta sobre un papel en blanco, y de vez en cuando, parecían detenerse a su lado ante su atónita mirada. Era como uno más de ellos. Y se sentía libre como nunca antes lo había sido.
(0:33)
No se explicaba el fenómeno, ni la maravilla, pero no era un sueño. Era absolutamente real. A lo lejos, el campanario de una iglesia parecía un lápiz en equilibrio. El viento del mar traía aromas salados y llenaba sus pulmones de recuerdos de su niñez impregnados con el olor de las algas. Abrió los brazos para absorber toda la energía que le rodeaba y cerró los ojos. Todo resultaba tan agradable... todo era tan maravilloso...
(1:04)
Flotaba despacio, se inclinaba balanceándose con un giro como si durmiera sobre un colchón relleno de las nubes más suaves, y el mundo se desplazaba ajeno a todo bajo su mirada, mientras seguía subiendo, siempre subiendo, muy poco a poco.
Lo más curioso era que no sentía vértigo, y antes tenía mucho miedo a las alturas. Pero ahora no había nada de eso, todo era bienestar y felicidad, tan aplastantes que no quedaba lugar para nada más. Se sentía tan especial, tan indestructible, que ningún otro pensamiento podía perturbarlo.
(1:35)
De repente, se acordó de su hija, la niña que había perdido hacía mucho tiempo. Ojalá pudiera verlo ahora. Daría lo que fuera por sujetarla entre sus brazos y mostrarle el mundo tal y como lo veía en ese momento. Cuánto habría disfrutado su pequeña de estos fantásticos paseos. Lucy, querida mía, siento tanto que no estés aquí conmigo. Recuerdo tus manos tan pequeñas que se escondían entre mis dedos, tan suaves que no sabía si estaban aquí o en un paraíso de pieles de seda y sueños. Tu alma era tan bella, te quería tanto, tanto, eras tan maravillosa que me paralizaba durante horas viéndote respirar mientras dormías.
(2:21)
Nunca he amado a nadie como te he amado a ti. Tus ojos eran tan oscuros que jugábamos a hundirnos en el pozo de tu mirada, hacíamos como que veía en ellos otros cielos, otros mundos, ojos de hechizos de niña preciosa. Tu pequeño corazón latía a fuerza de sonrisas y besos, de caramelos, de dulces risas y hermosos bostezos. En nuestros juegos, tus delicados brazos hacían ángulos imposibles para mis fotografías, y luego nos reíamos enseñándoselas a mamá, que decía "¡esto es imposible!" con una sonrisa. Me gustaría tanto volver a vivir aquellos momentos.
(3:08)
Mark comenzó a llorar. Y al hacerlo, las gotitas salieron despedidas por el viento, cayendo hacia el suelo en un zigzag descontrolado. Las siguió con la mirada y vio un coche abierto. Estaba empotrado contra un árbol. Una sensación familiar y extraña le recorrió la piel. Entonces quiso bajar, pero no podía. Seguía ascendiendo. El cristal delantero estaba destrozado, y un cuerpo se asomaba inquietantemente quieto. Su cuerpo. Entonces lo comprendió todo.
(3:38)
Miró hacia arriba, y entre las nubes percibió una sombra que se ocultaba, como cuando jugaba con Lucy al escondite. Escuchó una risa impaciente que sonaba al roce de los pétalos contra los pétalos.
Le dio las gracias a dios.
Amor mío, después de todo sí que vamos a volver a vernos.
Hago un esfuerzo.
Ahora sólo quiero ascender más rápido.
Música: Remembering, de Javier Quilis
https://www.hispasonic.com/musica/remembering/36079
Texto: Monster
Ilustración: Wasteland, de Leylamurr
http://www.artbreak.com/work/show/400759-wasteland-leylamurr
No sabía cómo lo había hecho, pero estaba flotando en el aire, elevándose. El viento era fresco y dulce, el aire cruzado por los pájaros como rayos de tinta sobre un papel en blanco, y de vez en cuando, parecían detenerse a su lado ante su atónita mirada. Era como uno más de ellos. Y se sentía libre como nunca antes lo había sido.
(0:33)
No se explicaba el fenómeno, ni la maravilla, pero no era un sueño. Era absolutamente real. A lo lejos, el campanario de una iglesia parecía un lápiz en equilibrio. El viento del mar traía aromas salados y llenaba sus pulmones de recuerdos de su niñez impregnados con el olor de las algas. Abrió los brazos para absorber toda la energía que le rodeaba y cerró los ojos. Todo resultaba tan agradable... todo era tan maravilloso...
(1:04)
Flotaba despacio, se inclinaba balanceándose con un giro como si durmiera sobre un colchón relleno de las nubes más suaves, y el mundo se desplazaba ajeno a todo bajo su mirada, mientras seguía subiendo, siempre subiendo, muy poco a poco.
Lo más curioso era que no sentía vértigo, y antes tenía mucho miedo a las alturas. Pero ahora no había nada de eso, todo era bienestar y felicidad, tan aplastantes que no quedaba lugar para nada más. Se sentía tan especial, tan indestructible, que ningún otro pensamiento podía perturbarlo.
(1:35)
De repente, se acordó de su hija, la niña que había perdido hacía mucho tiempo. Ojalá pudiera verlo ahora. Daría lo que fuera por sujetarla entre sus brazos y mostrarle el mundo tal y como lo veía en ese momento. Cuánto habría disfrutado su pequeña de estos fantásticos paseos. Lucy, querida mía, siento tanto que no estés aquí conmigo. Recuerdo tus manos tan pequeñas que se escondían entre mis dedos, tan suaves que no sabía si estaban aquí o en un paraíso de pieles de seda y sueños. Tu alma era tan bella, te quería tanto, tanto, eras tan maravillosa que me paralizaba durante horas viéndote respirar mientras dormías.
(2:21)
Nunca he amado a nadie como te he amado a ti. Tus ojos eran tan oscuros que jugábamos a hundirnos en el pozo de tu mirada, hacíamos como que veía en ellos otros cielos, otros mundos, ojos de hechizos de niña preciosa. Tu pequeño corazón latía a fuerza de sonrisas y besos, de caramelos, de dulces risas y hermosos bostezos. En nuestros juegos, tus delicados brazos hacían ángulos imposibles para mis fotografías, y luego nos reíamos enseñándoselas a mamá, que decía "¡esto es imposible!" con una sonrisa. Me gustaría tanto volver a vivir aquellos momentos.
(3:08)
Mark comenzó a llorar. Y al hacerlo, las gotitas salieron despedidas por el viento, cayendo hacia el suelo en un zigzag descontrolado. Las siguió con la mirada y vio un coche abierto. Estaba empotrado contra un árbol. Una sensación familiar y extraña le recorrió la piel. Entonces quiso bajar, pero no podía. Seguía ascendiendo. El cristal delantero estaba destrozado, y un cuerpo se asomaba inquietantemente quieto. Su cuerpo. Entonces lo comprendió todo.
(3:38)
Miró hacia arriba, y entre las nubes percibió una sombra que se ocultaba, como cuando jugaba con Lucy al escondite. Escuchó una risa impaciente que sonaba al roce de los pétalos contra los pétalos.
Le dio las gracias a dios.
Amor mío, después de todo sí que vamos a volver a vernos.
Hago un esfuerzo.
Ahora sólo quiero ascender más rápido.
Música: Remembering, de Javier Quilis
https://www.hispasonic.com/musica/remembering/36079
Texto: Monster
Ilustración: Wasteland, de Leylamurr
http://www.artbreak.com/work/show/400759-wasteland-leylamurr
Letra
Le he dado un repaso al texto, pero no quería destruir el original, por aquello de que no vaya a ser que a los que han comentado les parezca peor el nuevo, que todo puede ser. Igual mañana me lo parece a mí también.
¡Mark estaba volando! ¡Podía volar!
No sabía cómo lo había hecho, pero estaba flotando en el aire, elevándose. El viento era fresco y dulce, cruzado por los pájaros como rayos de tinta sobre un papel en blanco, y de vez en cuando, ante su vista, parecían detenerse a su lado. Era como uno más de ellos. Y era libre como nunca se había sentido.
(0:33)
No se explicaba el fenómeno, ni la maravilla, pero no era un sueño. Era absolutamente real. Abrió los brazos para absorber toda la energía que le rodeaba y cerró los ojos. Todo resultaba tan agradable... todo era tan maravilloso... A lo lejos, el campanario de una iglesia parecía un lápiz en equilibrio. El viento del mar traía aromas salados y llenaba sus pulmones de recuerdos de su niñez impregnados con el olor de las algas.
(1:04)
Flotaba despacio, se inclinaba hacia delante, hacia los lados, corregía la dirección con un giro y el mundo se desplazaba a su antojo bajo su mirada, subiendo, subiendo, muy poco a poco.
Lo más curioso era que no sentía vértigo, y siempre había tenido miedo a las alturas. Pero ahora no había nada de eso, todo era dicha y felicidad, tan aplastantes que no quedaba lugar para nada más. Se sentía tan especial, tan indestructible, que ningún otro pensamiento podía perturbarlo.
(1:35)
Se acordó de su hija, la niña que había perdido hacía mucho tiempo. Ojalá pudiera verlo ahora. Daría lo que fuera por sujetarla entre sus brazos y mostrarle el mundo tal y como lo veía ahora. Cuánto habría disfrutado su pequeña de estos fantásticos paseos. Lucy, querida mía, cuánto siento que no estés aquí conmigo. Tus manos eran tan pequeñas que se escondían entre mis dedos, tan suaves que no sabía si estaban aquí o en un paraíso de pieles de seda y sueños, tu alma era tan bella, te quería tanto, tanto, eras tan maravillosa que me paralizaba durante horas viendo cómo dormías.
(2:21)
Nunca he amado a nadie como te he amado a ti. Tus ojos eran tan negros que jugábamos a hundirnos en el pozo de tu mirada, hacíamos como que veía en ellos otros cielos, otros mundos, ojos de hechizos de niña preciosa. Tu pequeño corazón latía a fuerza de sonrisas y besos, de caramelos, de dulces risas y hermosos bostezos. En nuestros juegos, tus delicados brazos hacían ángulos imposibles para mis fotografías, y luego nos reíamos enseñándoselas a mamá, que decía "¡esto es imposible!" con una sonrisa. Me gustaría tanto volver a vivir aquellos momentos.
(3:08)
Mark se puso a llorar. Y al hacerlo, las gotitas salieron despedidas por el viento, cayendo hacia el suelo en un zigzag descontrolado. Las siguió con la mirada y vio un coche abierto. Estaba empotrado contra un árbol. Una sensación familiar y extraña le recorrió la piel. Quiso bajar, pero no podía. Seguía ascendiendo. El cristal delantero estaba destrozado, y un cuerpo se asomaba inquietantemente quieto. Su cuerpo. Entonces lo comprendió todo.
(3:38)
Miró hacia arriba, y entre las nubes percibió una sombra que se ocultaba, como cuando jugaba con su hija al escondite. Escuchó una risa impaciente que sonaba al roce de los pétalos contra los pétalos.
Le doy las gracias a dios.
Lucy, amor mío, después de todo sí que vamos a volver a vernos.
¡Mark estaba volando! ¡Podía volar!
No sabía cómo lo había hecho, pero estaba flotando en el aire, elevándose. El viento era fresco y dulce, cruzado por los pájaros como rayos de tinta sobre un papel en blanco, y de vez en cuando, ante su vista, parecían detenerse a su lado. Era como uno más de ellos. Y era libre como nunca se había sentido.
(0:33)
No se explicaba el fenómeno, ni la maravilla, pero no era un sueño. Era absolutamente real. Abrió los brazos para absorber toda la energía que le rodeaba y cerró los ojos. Todo resultaba tan agradable... todo era tan maravilloso... A lo lejos, el campanario de una iglesia parecía un lápiz en equilibrio. El viento del mar traía aromas salados y llenaba sus pulmones de recuerdos de su niñez impregnados con el olor de las algas.
(1:04)
Flotaba despacio, se inclinaba hacia delante, hacia los lados, corregía la dirección con un giro y el mundo se desplazaba a su antojo bajo su mirada, subiendo, subiendo, muy poco a poco.
Lo más curioso era que no sentía vértigo, y siempre había tenido miedo a las alturas. Pero ahora no había nada de eso, todo era dicha y felicidad, tan aplastantes que no quedaba lugar para nada más. Se sentía tan especial, tan indestructible, que ningún otro pensamiento podía perturbarlo.
(1:35)
Se acordó de su hija, la niña que había perdido hacía mucho tiempo. Ojalá pudiera verlo ahora. Daría lo que fuera por sujetarla entre sus brazos y mostrarle el mundo tal y como lo veía ahora. Cuánto habría disfrutado su pequeña de estos fantásticos paseos. Lucy, querida mía, cuánto siento que no estés aquí conmigo. Tus manos eran tan pequeñas que se escondían entre mis dedos, tan suaves que no sabía si estaban aquí o en un paraíso de pieles de seda y sueños, tu alma era tan bella, te quería tanto, tanto, eras tan maravillosa que me paralizaba durante horas viendo cómo dormías.
(2:21)
Nunca he amado a nadie como te he amado a ti. Tus ojos eran tan negros que jugábamos a hundirnos en el pozo de tu mirada, hacíamos como que veía en ellos otros cielos, otros mundos, ojos de hechizos de niña preciosa. Tu pequeño corazón latía a fuerza de sonrisas y besos, de caramelos, de dulces risas y hermosos bostezos. En nuestros juegos, tus delicados brazos hacían ángulos imposibles para mis fotografías, y luego nos reíamos enseñándoselas a mamá, que decía "¡esto es imposible!" con una sonrisa. Me gustaría tanto volver a vivir aquellos momentos.
(3:08)
Mark se puso a llorar. Y al hacerlo, las gotitas salieron despedidas por el viento, cayendo hacia el suelo en un zigzag descontrolado. Las siguió con la mirada y vio un coche abierto. Estaba empotrado contra un árbol. Una sensación familiar y extraña le recorrió la piel. Quiso bajar, pero no podía. Seguía ascendiendo. El cristal delantero estaba destrozado, y un cuerpo se asomaba inquietantemente quieto. Su cuerpo. Entonces lo comprendió todo.
(3:38)
Miró hacia arriba, y entre las nubes percibió una sombra que se ocultaba, como cuando jugaba con su hija al escondite. Escuchó una risa impaciente que sonaba al roce de los pétalos contra los pétalos.
Le doy las gracias a dios.
Lucy, amor mío, después de todo sí que vamos a volver a vernos.
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