La playa
Subido por Cuentos Musicales el 05/02/2012
Licencia Copyright
Descripción
Ibamos paseando por la playa, el uno pensando en el otro, pero hablando de cosas triviales, esperando que el momento llegara, señalando las gaviotas blancas y grises que levantaban el vuelo, mostrándonos restos de caracolas, piedras de formas curiosas. El mundo ha depositado su belleza en las cosas pequeñas, pero hay que tener unos ojos muy grandes para admirarlas. Te adelantaste unos pasos a señalarme unas rocas y pude observarte con detenimiento. Dentro de ti estaba absolutamente todo, desde el primero hasta el último de mis deseos.
El sol me molestaba y entrecerré los ojos convirtiéndote en una silueta. Una corriente de aire removió tus cabellos y pensé que el viento existe porque cada partícula de ese aire quiere tener una oportunidad de rozarte aunque sea una sola vez. El mar se removía inquieto, las olas que morían en la orilla parecían morir en el intento de aproximársete. Y volvían una vez tras otra. Nunca se rendían. Eras el centro de gravedad de todo lo que existe. Si yo fuera una gota de agua lucharía por ascender a la superficie para ser evaporada, subir al cielo, convertirme en nube y caer sobre tus hombros para posarme en ellos y disolverme en la nada.
Te volviste hacia mí, y sentí como si un dedo mágico me señalara. Te acercaste, te sujeté por la cintura y me empujaste riendo. Caí boca arriba como un muñeco desmadejado, las fuerzas me abandonaron, la adrenalina corría por mis venas como si fuera agua, inofensiva. Me miraste y te miré. Nos miramos. Y en ese abismo me perdí desorientado. Ya no sabía dónde me encontraba. Ese lugar me era desconocido. El mundo desapareció, se fue volviendo borroso y pequeño, disminuyendo, hasta que no quedó nada. En tus ojos anidaban las galaxias inabarcables y profundas, un universo allí no es más que un grano de arena, quien se refleje en ellos es el ser más afortunado del mundo.
En mis sueños he visto tu rostro de mil maneras, sé leer en él como si llevara toda la vida haciéndolo. Sabía que me sujetabas pidiéndome lo contrario. Pero no podía moverme. Tus cabellos se mecían cruzando tu rostro, intercalados en tu sonrisa que se desvanecía a medida que yo viajaba a tus ojos y tú a los míos, delicados látigos dorados que caían sobre mí, acercándose como si yo estuviera atrayéndolos. El diccionario tiene muy pocas palabras para definir aquello. Yo solo pedía que fuera eterno.
Y cuando menos lo esperabas, me aparté y caíste. Y yo caí sobre ti. Te sujeté las muñecas con mucha fuerza, no sé si te hacía daño, ni siquiera me paré a pensarlo. Tu corazón latía acelerado, tu pecho se movía arriba y abajo, sentía en mi rostro el aliento de tu respiración entrecortada, te miraba y no entendía cómo podía caber tanto en algo tan pequeño. La música tenía mucho de olas en una deliciosa partitura. Mi corazón había dejado de ser humano y era pura poesía. Llevábamos tanto tiempo deseándolo. Desde que nací te estoy esperando. Jamás pensé que se podía amar tanto.
Tenía delante tus labios, y me mareaba de pensarlo. Faltaba un solo segundo para que el sueño se convirtiera en realidad y ya no tener más que soñarlo, un solo segundo, que se detenía, se marchaba, y nos dejaba solos, por fin solos, en el tiempo y en el espacio.
Música: Remembering, de Javier Quilis
https://www.hispasonic.com/musica/remembering/36079
Texto: Monster
Ilustración: Rosa S.
Dedicado a Rosa
El sol me molestaba y entrecerré los ojos convirtiéndote en una silueta. Una corriente de aire removió tus cabellos y pensé que el viento existe porque cada partícula de ese aire quiere tener una oportunidad de rozarte aunque sea una sola vez. El mar se removía inquieto, las olas que morían en la orilla parecían morir en el intento de aproximársete. Y volvían una vez tras otra. Nunca se rendían. Eras el centro de gravedad de todo lo que existe. Si yo fuera una gota de agua lucharía por ascender a la superficie para ser evaporada, subir al cielo, convertirme en nube y caer sobre tus hombros para posarme en ellos y disolverme en la nada.
Te volviste hacia mí, y sentí como si un dedo mágico me señalara. Te acercaste, te sujeté por la cintura y me empujaste riendo. Caí boca arriba como un muñeco desmadejado, las fuerzas me abandonaron, la adrenalina corría por mis venas como si fuera agua, inofensiva. Me miraste y te miré. Nos miramos. Y en ese abismo me perdí desorientado. Ya no sabía dónde me encontraba. Ese lugar me era desconocido. El mundo desapareció, se fue volviendo borroso y pequeño, disminuyendo, hasta que no quedó nada. En tus ojos anidaban las galaxias inabarcables y profundas, un universo allí no es más que un grano de arena, quien se refleje en ellos es el ser más afortunado del mundo.
En mis sueños he visto tu rostro de mil maneras, sé leer en él como si llevara toda la vida haciéndolo. Sabía que me sujetabas pidiéndome lo contrario. Pero no podía moverme. Tus cabellos se mecían cruzando tu rostro, intercalados en tu sonrisa que se desvanecía a medida que yo viajaba a tus ojos y tú a los míos, delicados látigos dorados que caían sobre mí, acercándose como si yo estuviera atrayéndolos. El diccionario tiene muy pocas palabras para definir aquello. Yo solo pedía que fuera eterno.
Y cuando menos lo esperabas, me aparté y caíste. Y yo caí sobre ti. Te sujeté las muñecas con mucha fuerza, no sé si te hacía daño, ni siquiera me paré a pensarlo. Tu corazón latía acelerado, tu pecho se movía arriba y abajo, sentía en mi rostro el aliento de tu respiración entrecortada, te miraba y no entendía cómo podía caber tanto en algo tan pequeño. La música tenía mucho de olas en una deliciosa partitura. Mi corazón había dejado de ser humano y era pura poesía. Llevábamos tanto tiempo deseándolo. Desde que nací te estoy esperando. Jamás pensé que se podía amar tanto.
Tenía delante tus labios, y me mareaba de pensarlo. Faltaba un solo segundo para que el sueño se convirtiera en realidad y ya no tener más que soñarlo, un solo segundo, que se detenía, se marchaba, y nos dejaba solos, por fin solos, en el tiempo y en el espacio.
Música: Remembering, de Javier Quilis
https://www.hispasonic.com/musica/remembering/36079
Texto: Monster
Ilustración: Rosa S.
Dedicado a Rosa
Descargable
No