Informática musical

Keith McMillen KMI K-Mix: un poco de todo

Keith McMillen KMI viene ofreciendo un tipo peculiar de controlador desde hace tiempo. Diferentes propuestas de teclados, superficies, controles de pie, etc. han usado como interfaz unos elementos táctiles de goma, sensibles a la posición/presión/velocidad, que los diferencian notablemente de otros. Pero ahora se decide a ofrecer no sólo control con el K-Mix, en el que la combinación de funciones puede vencer la resistencia inicial a probar ese peculiar formato.

Se trata de un multiusos que puede concebirse principalmente como interfaz audio para ordenadores y iPads, y como mezclador hardware autocontenido, pero que también puede usarse como superficie de control genérica. Como interfaz trabaja en la conversión con 24 bits y velocidades de 44.1, 48, 88.2, o 96 y dispone de 8 entradas balanceadas (2 capacitadas para micro, con phantom si se necesita) y 10 salidas (8 de ellas balanceadas). Cada entrada cuenta con EQ/Comp/Gate individual y ampliamente ajustable (basados en DSP, claro). Hay elementos máster como reverb global y cuatro unidades de panoramización surround (cuadrafónico, 5.1, 7.1, octofónico). Las especificaciones técnicas hablan de un previo de aparente buena calidad.

Los faders (8 y uno maestro, todos de 75mm) cuentan con una iluminación trasera multicolor que permite ya sea mostrar la posición del fader o bien actuar como vúmetros.

Puede usarse como mezclador autónomo, sin necesidad de conectarse a un ordenador, usando sus propios controles para ajustar todos los parámetros y/o usando las 12 memorias de que dispone para otras tantas configuraciones preestablecidas. Y también puede usarse como mero controlador vía MIDI de otros sistemas y aplicaciones. Todos los faders, pulsadores y los 4 controls circulares generan mensajes MIDI.

El esquema de sus tripas es muy indicativo sobre sus capacidades en cuanto a rutas y tratamiento de señal.

Parece que este año viene cargado de productos de este tipo en distintos fabricantes y formatos, que pueden simplificar la mezcla en el puesto de cada músico sobre un escenario, o bien valer como mezcladores e interfaces en los estudios pequeños/domésticos, pero ofreciendo unos parámetros y funciones de alta calidad. No faltarán por tanto competidores. Destacaría dos cosas:

1) En común con otros productos KMI, se trata de un sistema que aguanta mucha traya. El polvo o el derrame ocasional de líquidos que tanto puede atacar a los controles convencionales no hacen temblar a estos robustos y casi herméticos controles de goma.

2) La facilidad de los controles integrados en un plus frente a otros que son módulos cuyo control es siempre externo y no evita que, si prefieres controles más convencionales, uses cualquier juego de faders MIDI para gobernar K-Mix en el estudio, pero sin necesidad de transportarlo al directo. Más que quejarse de la ausencia de faders reales, en esta gama de precio, hay que dar la bienvenida a contar con cualquier tipo de control que otros no incluyen. Y, por otra parte, no negaré que el aspecto singular tiene su atractivo y la versatilidad de que los faders funcionen como vúmetros de un tamaño tan visible también gusta.

El precio previsto ronda los 500 USD y está prevista su llegada al mercado para principios de abril.

Pablo Fernández-Cid
EL AUTOR

Pablo no puede callar cuando se habla de tecnologías audio/música. Doctor en teleco. Ha creado diversos dispositivos hard y soft y realizado programaciones para músicos y audiovisuales. Toca ocasionalmente en grupo por Madrid (teclados, claro).

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