Nuestra menor atención está cambiando la estructura de las canciones
La música que suena por la radio siempre ha influido en cómo se producen las canciones, y principalmente a su duración: durante años se creía que 3 minutos era lo ideal para mantener al oyente enganchado. De hecho, las canciones actuales se aceleran de forma rutinaria, para conseguir más reproducciones por hora.
Un par de estudios publicados en Musicae Scientiae, el diario de la Sociedad Europea para las Ciencias Cognitivas de la Música, han descubierto que la menor capacidad de atención, junto con el rápido crecimiento de las escuchas por streaming, ha influenciado la estructura básica de la música, a medida que más artistas intentan concluir más rápido que nunca. Se analizaron 303 singles del top 10 de los Estados Unidos entre 1986 y 2015, y 60 canciones populares del año 2015 con otras canciones menos populares de los mismos artistas.
En el pasado, era normal que la introducción de una canción durase 20 segundos o más. El estudio incluye como ejemplo el éxito de Starship "Nothing’s Gonna Stop Us Now" (1987), en el que las voces tardan 22 segundos en aparecer y más de un minuto en llegar al estribillo. Como ejemplo de una canción con una estructura acortada, más moderna, el estudio cita el éxito de Maroon 5 "Sugar" (2015), con las voces entrando tras sólo 7 segundos.
En parte, esto está relacionado con otro estudio del año 2014 sobre los hábitos de escucha en Spotify. En él se descubrió que el 21% de las canciones se saltan en los primeros 5 segundos. Los productores musicales son más conscientes de la capacidad de atención de sus oyentes que nunca antes.
Hoy vivimos en una economía instantánea donde todo lo digital está en la punta de nuestros dedos en cuestión de segundos. No importa tu edad: si utilizas un ordenador querrás que tu información, canciones, vídeos, etc... estén disponibles rápido, así que no debería sorprender a nadie que el entretenimiento siga esta nueva forma de consumir.
Hay belleza en una introducción elaborada con mimo, pero durante muchos años eso se justificó en que "así se hacían las cosas", más que por ser realmente necesario para conseguir una gran canción. Por tanto, no hay nada malo en concluir rápido si eso hace que la canción mejore, mientras no volvamos a caer en el "así se hacen las cosas".
Bobby Owsinski es un veterano de la industria de la música que ha trabajado en más de cien producciones y da cursos en Berklee College of Music, Trebas Recording Institute, Nova Institute y Lynda.com. Varios de sus 24 libros, como Mixing Engineer’s Handbook y The Recording Engineer’s Handbook, están entre los más vendidos del sector. Web de Bobby Owsinski.