El material en vídeo se ha convertido en un componente fundamental en la carrera de un montón de músicos. Se suele utilizar como instrumento para sostener la conexión con los fans, pero también es una fuente de financiación. Su peso es tal que plataformas como YouTube han acabado creando un servicio específico para los usuarios que buscan contenidos musicales: YouTube Music Key, donde se oferta imagen y música indistintamente y se promete a los artistas pagos por reproducción.
Pero las fórmulas para explotar esta vía creativa ni empiezan ni acaban con la empresa propiedad de Google. Hace unos días, Vimeo, uno de sus más importantes competidores, anunció un nuevo servicio de video bajo demanda que funcionará mediante suscripción y a través de un pago mensual. Con él amplían el abanico de fórmulas para que cualquier creador consiga beneficios económicos por su trabajo: hasta la fecha, sólo permitían el alquiler o la venta.
Llegará progresivamente a lo largo de este año y dejará poner límites geográficos, entre otras funciones.
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