Una historia de la música occidental en siete minutos
La exploración contemporánea de la historia ha cuestionado de muchas maneras la noción de historicidad y el proceso mismo de narrar los sucesos que se extienden en el tiempo. Desde esta perspectiva, la historia no es necesariamente unívoca u objetiva, sino más bien polifacética: un mismo suceso se puede interpretar y contar de muchas maneras.
La música particularmente es quizás uno de los ámbitos más complejos de ubicar en la historicidad, dado que más allá del asunto cronológico, la sensación misma de ésta y la pluralidad de intercambios entre los diferentes continentes y milenios, imprime una historia múltiple e inacabada, que se construye mediante la integración misma de los relatos, el diálogo entre épocas, perspectivas y formas de expresión. De hecho, cada persona tendrá su propia historia, su propia serie de encuentros y condensaciones de lo que estaba antes de cada uno.
Para nadie es desconocida la radical manera de transformar la concepción, la práctica y la escucha de la música que ha surgido rápidamente en nuestros días, debido no solo a las tecnologías modernas sino también (y ante todo) los cambios de mentalidad; las nuevas ideas que, aunque aparentemente fragmentan la música en otras tendencias y categorías, realmente terminan mezclándose, generando híbridos, formas diversas de la exoticidad del universo sonoro.
Esto es quizás debido a que la música se resista a ser evaluada en teorías cerradas y concepciones absolutistas de la misma, con mayor razón cuando nos detenemos ante la mágica experiencia de escucharla, sentirla, o por qué no, crearla. En este sentido la música se asemeja más a la vida, a la dinámica misma del universo, construyéndose a lo largo de la historia no solo como un arte humano donde expresamos determinados aspectos de lo que somos y vivimos, sino donde también encontramos una respuesta a la manifestación de la naturaleza en cuanto tal.
Por esa misma razón resulta tan interesante estudiar, aunque sea parcialmente, las diversas cadenas de procesos de exploración sonora/musical que han surgido a lo largo de la historia, al menos como ejercicio de conocimiento que nos permita elucidar las perspectivas y movimientos que de alguna manera han influenciado nuestra búsqueda musical para llegar a lo que tenemos hoy en día.
Para ello se hace sumamente útil el ejercicio pedagógico de ilustrar y manifestar en los textos tales relatos, cosa que se ve reforzada por la capacidad de producir hoy en día material audiovisual que pueda ser compartido públicamente, como el siguiente vídeo, creado hace un par de años por el artista español Pablo Morales de los Rios quien en siete minutos condensa una gran cantidad de información con la cual busca narrar una historia de la música occidental desde la antigüedad hasta el siglo XX, básicamente reflejando algunos movimientos y manifestaciones musicales que van rápidamente a través de la época antigua, el renacimiento, la modernidad, el romanticismo y finalmente hasta llegar a la revolución del siglo pasado. Veamos:
Algo interesante de todo esto es identificar cómo la interpretación de la propia experiencia va enlazada a esa historicidad. Hay quienes afirman que la música no tiene edad, otros dicen que nace con el mismo Big Bang, otros sostienen que desde que los animales canten, el mar tenga su ritmo o el viento silbe en las montañas ya hay música. O desde una visión tradicional tomada principalmente en torno a la constitución del arte y la técnica de lo musical en relación al hombre, la música nace cuando tomamos consciencia de ella.
En el vídeo la ubican hace 50.000 años, con las formas más primitivas. Y de esas manifestaciones cavernarias, pasa al desarrollo de las primeras formas de notación, luego encontrando el lenguaje de la partitura propiamente dicho y desde allí la polifonía, el sistema tonal, la ópera, llegando hasta los nuevos movimientos que van desde la revolución de lo clásico en formas como el serialismo o el minimalismo, hasta géneros como jazz, blues, rock, pop, reggae, metal, rap, etc. Es de hecho curioso cómo culmina el vídeo, acelerado al final y cargado de un efluvio de nuevos géneros y estilos, donde podríamos continuar ubicando las computadoras y la revolución de la grabación, que transformo notablemente la música.
Es interesante también en toda historia de la música, por un lado, escuchar lo que se lee y relata, tratar de conocer directamente desde la escucha eso que se ubica en el tiempo. Y por otro lado, es interesantísimo explorar cómo la fabricación de instrumentos ha influenciado radicalmente nuestra exploración musical: desde el invento de la tinta y el papel para dejar registro de las composiciones a las partituras hasta los primeros instrumentos de viento, cuerdas, los órganos o los pianos.
Sin duda el vídeo es un ejercicio meritorio, que aunque ignore una serie de relatos como las tradiciones musicales de oriente, una amplia cantidad de tradiciones étnicas o diversos acontecimientos concretos dentro de la especificidad de cada movimiento, época o artistas, de todos modos logra una exposición destacable, al menos en cuanto a su brevedad y la forma como expone los datos.
Claramente si nos detuviésemos a explorar detalladamente los diferentes relatos de la historia de la música, no acabaríamos nunca y probablemente no se lograría un vídeo de siete minutos, que en este caso es gratamente útil para la divulgación, el recuerdo o para encontrar un punto de partida que nos lleve a indagar en la diversidad sonora, la riqueza tímbrica, la pluralidad de ritmos y perspectivas en torno a la armonía, o la increíble relación de los estados que la cultura y el hombre mismo ha tomado a lo largo de la historia, y como esos contextos influyen y son influidos radicalmente por la creación musical. Porque, como comentábamos al principio, la música es realmente la vida.