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Entrevista a Bruno Valenti: «Creo que actualmente se puede prescindir bastante de tanto hardware»

Bruno Valenti se describe en su página web como un music storyteller, que traducido al español sería alguien que cuenta historias con música. Aunque si nos ponemos un poco más técnicos, Bruno es compositor, arreglista y orquestador en proyectos audiovisuales, y ha llegado a este pequeño rincón llamado Cuestionario Hispasónico tras ser nominado por el también compositor Alberto de la Rocha.

Nacido en Rosario, Argentina, Bruno Valenti ha participado durante sus más de 15 años de carrera en proyectos que se han podido ver en el Festival de Cannes, o que han sido preseleccionados para premios como los Oscar (como la película Halkara) y los Goya (Carrasca: El Documental), y está convencido de que la música es una poderosa herramienta para evocar emociones, así como una parte fundamental del arte de contar historias en el cine.

¿Quiénes son tus mayores referentes musicales?

La verdad es que es difícil responder esta pregunta, ya que la lista podría ser muy extensa. Cada compositor que ha pasado por mi vida ha dejado una marca que ha contribuido a que hoy sea quien soy. Creo que todo lo que resuena con uno se absorbe, y lo que no, simplemente pasa desapercibido.

De todos modos, podría nombrar algunos en especial que realmente me han influenciado y lo siguen haciendo hasta el día de hoy.

John Williams, Ennio Morricone, Michel Legrand, Alan Silvestri, John Barry, Jerry Goldsmith, James Horner y Harry Gregson Williams creo que encabezan la lista principal. También podría hablar de compositores que pertenecen a la vieja escuela, como ser Max Steiner, Miklós Rózsa, Henry Mancini y Jerome Moross por nombrar algunos.

Fuera del mundo del cine creo que tengo una lista aparte. Compositores como Tchaikovsky, Chopin, Satie, Ravel, Debussy y Rachmaninov están dentro de mis favoritos y creo que son los que más me han influenciado en el transcurso de mi vida.

Estoy seguro que estoy dejando a muchos fuera de esta lista pero son los primeros que me vienen a la cabeza en este momento.

Entrevista a Bruno Valent
Bruno Valenti componiendo en el piano
Bruno Valenti

¿Cuándo descubriste que querías dedicarse a esto?

La música siempre estuvo presente en mi vida desde muy temprana edad. Ya a la edad de 7 años, mi madre me envió a estudiar piano pero ella siempre cuenta que ya desde una edad anterior yo solía silbar mientras íbamos al colegio, las melodías que escuchaba a la mañana por la radio en el desayuno.

No fue hasta mi adolescencia que realmente decidí tomarme la música como algo más “serio” y de alguna manera decretar que era lo que iba a hacer el resto de mi vida.

¿Cuál fue el instrumento musical o dispositivo de sonido que lo inició todo?

Mi primer encuentro con un instrumento musical fue con un pequeño órgano Yamaha PSR-16 de los años 80. Sentir que con él podía jugar y plasmar mis ideas creando mis primeras melodías era una sensación de felicidad y libertad indescriptible.

Entrevista a Bruno Valenti
Bruno Valenti en el estudio
Bruno Valenti

¿Podrías hacernos un resumen de los elementos principales de tu estudio actual?

Con mi estudio he hecho el proceso inverso al que suele hacer la mayoría, que ha sido poder desprenderme de la mayor cantidad de cosas posibles haciendo un camino hacia el minimalismo.

En un momento cuando estaba en Rosario, mi ciudad natal, tenía un estudio con cierto nivel de hardware e infraestructura, y a medida que podía, iba incorporando algunas herramientas adicionales. Todo cambió cuando comencé a viajar bastante, cosa que hasta el día de hoy sigo haciendo y he logrado llevar todo un estudio en una maleta.

Donde vivo tengo un ordenador de escritorio, un piano eléctrico y un sistema de monitoreo. Sin embargo, donde más suelo trabajar es en un portátil que me permite cargar una orquesta completa personalizada que he creado para producir música orquestal. Tengo un controlador MIDI de 4 octavas que cabe en una maleta, una interfaz que utilizo de conversor digital/análogo y algunos buenos auriculares como son los Beyer Dynamic DT-880 y un par Sony WH-1000 XM-5 con cancelación de ruido activa para situaciones específicas donde necesito aislarme un poco de donde estoy.

Creo que actualmente se puede prescindir bastante de tanto hardware. Se puede tener una versión de estudio minimalista que sea "in the box" y aun así permite lograr resultados realmente asombrosos.

En los casos donde el proyecto lo permite y necesito grabar músicos reales o incorporar algún ingeniero, suelo ir a un estudio donde tienen una infraestructura que permite llevar a cabo estos procesos.

Como decía anteriormente, dado que suelo moverme bastante, prefiero un estudio que pueda llevar conmigo a donde voy. Esto me da la sensación de libertad y me permite explorar otras posibilidades. Dicho de otra manera, me permite estar donde es necesario estar.

¿Cuál es tu DAW principal? ¿Utilizas más de uno?

Mi DAW principal es el Cubase aunque en ciertas ocasiones también utilizo Logic Pro para abrir sesiones de algunos clientes que trabajan en él y necesitan mis servicios como orquestador o arreglista.

Aunque no es un DAW, también utilizo bastante Sibelius para trabajar en la preparación de partituras que se grabarán y/o tocarán en vivo, y, en ocasiones, también para componer directamente sobre la partitura. Creo que esto da la posibilidad de poner más foco en la escritura al modo "old school" por así decirlo sin tener que preocuparme demasiado por la calidad de la librería, el micrófono que utilizo, ecualización, paneo y demás.

Me gusta separar estos procesos ya que creo que el cerebro funciona de manera diferente para cada una de estas tareas.

¿Tienes algún método o flujo de trabajo definido a la hora de abordar un nuevo proyecto?

Si bien he pasado por diferentes flujos de trabajo, desde modelos más estandarizados de la industria hasta modelos más propios, creo que cada proyecto tiene su particularidad y poder tener la flexibilidad para adaptarnos a cada uno de ellos es crucial para lograr un buen resultado.

De todos modos, lo que sí encuentro en común en cada una de las formas de abordaje es poder tener una buena comunicación con las personas que me convocan al proyecto. Tanto si es un proyecto audiovisual como si estoy trabajando en orquestaciones y/o arreglos para otros compositores, poder tener una comunicación fluida y sólida donde pueda comprender en profundidad cuáles son las necesidades del proyecto como así también tener el lugar para poder sugerir y aportar ideas propias me parece fundamental.

⁠¿Cuál es tu instrumento o herramienta favorita hoy en día?

Creo que con el instrumento que mejor me puedo expresar es el piano, aunque tengo un background como guitarrista de más de 25 años donde también me encuentro muy cómodo a la hora de plasmar una idea.

La verdad es que depende mucho de la situación, el género y la complejidad de lo que quiero expresar.

¿Cuál ha sido tu última adquisición para el estudio? ¿Has acertado con la compra?

Lo último que he comprado son unos auriculares SONY WH-1000 XM5, que tienen cancelación de ruido activa, ¡y me encantan! Realmente no los recomiendo para mezclar ni masterizar, pero sí para poder entrar en un estado de profunda concentración sin la necesidad de estar en un sitio aislado.

Como decía anteriormente, tener la posibilidad de seguir creando en libertad sin estar en un sitio en particular me parece superimportante, al menos para las etapas más vinculadas con la creatividad.

Recuerdo un viaje donde estaba con un deadline súper ajustado y me puse a componer una pequeña maqueta en un aeropuerto mientras esperaba el siguiente vuelo.

Ya a la hora de grabar, mezclar o masterizar si me parece que es necesaria cierta infraestructura (al menos por ahora).

¿Y lo próximo que te gustaría comprarte?

La verdad es que estoy bastante cómodo con lo que tengo. Cuando estoy en un sitio fijo suelo utilizar pantallas adicionales e incluso algún sistema de monitoreo, pero quizás consideraría añadirle al estudio móvil un par de pantallas transportables para llevar cuando viajo.

Entrevista a Bruno Valenti
Bruno Valenti trabajando
Bruno Valenti

¿Algo que te encantaría tener pero que, por la razón que sea, sabes que no va a ser posible?

Me encantaría tener un piano de un cuarto de cola algún día. Quizás si algún día me establezco de manera más fija en algún sitio considere seriamente comprarme uno.

¿Alguna técnica o truco de producción que haya influido claramente en su flujo de trabajo?

Creo que no hay trucos ni atajos a la hora de producir música. Lo veo más bien como un conjunto de pequeñas herramientas que puestas en funcionamiento conjuntamente ayudan a plasmar lo que uno quiere. Sin embargo, algo que cambió por completo mi forma de componer fue dejar de pensar la música como una sucesión de acordes. Antes solía estructurar las composiciones en bloques de acordes, con cifrados como se hace en el jazz, pero ahora me enfoco más en la construcción de cada línea musical por separado.

En lugar de crear una sucesión de acordes, ahora construyo cada componente de manera individual y la percepción aparente de acorde surge como un resultado natural, no como algo que busco de manera intencional.

Este cambio me ha permitido una mayor libertad creativa, pensando cada componente como un elemento con una vida propia, con su nacimiento, su desarrollo y su final.

¿Algún momento de tu carrera especialmente importante?

Afortunadamente tengo muchos recuerdos memorables a lo largo de todos estos años que considero han ayudado a impulsarme en mi carrera de alguna manera.

En los últimos proyectos en los que he estado involucrado tuve la suerte no solo de que hayan tenido un impacto importante a nivel de reconocimiento, sino también (y que de hecho lo considero lo más importante) que estén alineados con mis valores y mi sentido en esta vida.

Proyectos como la película Halkara, de origen nepalí, con la cual hemos tenido la afortunada noticia de que haya sido seleccionada para representar al país en los premios Oscar el año pasado; el documental Los sueños de Elma: Historia de una madre de Malvinas, que ha tenido un increíble recibimiento por parte de la audiencia; o el documental Un Angel llamado Rebeca, que ha recorrido los cines de prácticamente toda España, son algunos de los proyectos con los cuales estoy muy alineado y me generan mucha coherencia interna a la hora de trabajar en ellos. Sentir que uno está recorriendo el camino correcto es algo que considero muy importante a la hora de hacer y sostener una carrera.

Por mi lado como orquestador o arreglista, no quiero dejar de mencionar lo maravilloso que es escuchar la música en la que hemos estado trabajando junto a otros compositores, a veces durante meses o incluso años, ser interpretada por una orquesta en vivo. La magia que sucede en esos momentos es indescriptible!

¿Qué papel crees que jugará la inteligencia artificial en el futuro de la música?

Creo que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse, y como todo en la vida, dependerá de la perspectiva con la que se lo mire. Creo que puede ser una gran herramienta que facilite muchas tareas que antes solo podían ser ejecutadas por un humano.

En cuanto a su rol específico dentro de la música, creo que cambiará completamente el paradigma, permitiendo que cualquier persona, con solo aprender a usar los prompts adecuados, pueda obtener resultados altamente profesionales.

Dicho esto, creo que el verdadero desafío ya no será tanto la composición o producción de la música en sí misma, sino el propósito detrás de esa creación. Nos encontramos en un momento clave de la historia donde tenemos acceso a prácticamente todo, pero aún así hay una notable escasez de buen contenido. La motivación y el sentido profundo de hacer música son aspectos que la IA, al menos por ahora, no puede reemplazar. Encontrar ese sentido es algo que sigue siendo responsabilidad nuestra.

Entrevista a Bruno Valenti
Bruno Valenti posando en los estudios Teldex (Berlín)
Bruno Valenti

¿Qué consejo le darías a la gente que empieza ahora?

Dependiendo a quien vaya dirigido, creo que el consejo cambia completamente. Si le estoy hablando específicamente al artista, le diría que no se traicione. Que siga por el camino que lo llevó a comenzar a transitarlo. Que siga pensando y sintiendo como un niño, libre y sin ataduras. Es bastante habitual comenzar libremente y poco a poco ir intentando "encajar" o parecerse a alguien más. No digo que eso esté mal como parte del proceso de búsqueda, pero en algún momento considero muy importante retomar el camino a quien uno realmente es.

Ahora, si va dirigido para alguien que quiere hacer una carrera con la música y conseguir trabajar de ella, el consejo es otro. Me parece importante desarrollar habilidades que son tan importantes como la composición o la producción en sí mismas. Adquirir habilidades de comunicación, aprender a trabajar en equipo, responder en tiempo y forma a deadlines que propone la industria, aprender a autogestionarse, ser resiliente, estar dispuesto a reinventarse y aprender a tomar riesgos son solo algunas de las muchas cosas que creo que un artista debe desarrollar para poder lograr materializar una carrera en un mundo tan dinámico como en el que vivimos hoy.

¿Te gustaría nominar a alguien para este cuestionario?

Me gustaría nominar al ingeniero Gastón Isola. He hablado con él y estará encantado de responder a este cuestionario.

¿Algo que quieras añadir a título personal?

Ante todo agradecer a David Baizán por esta entrevista y a Alberto de la Rocha por nominarme para ella.

Por otro lado, recalcar una vez más la importancia de no desenfocarse de lo verdaderamente importante. Vivimos en un mundo de distracciones dominado por el consumismo y la gratificación instantánea. Muchas veces eso nos aleja de lo esencial, que en este caso es poder expresarnos a través de la música.

Para los que hemos creado una carrera y vivimos de ella, buscar el delicado y difícil balance entre el lado "comercial" y el puramente artístico es un gran desafío pero creo que vale la pena.

Más sobre Bruno Valenti

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Enlaces de interés

David Baizán
EL AUTOR

Comunicador incansable en materia de tecnología musical. Dicen por ahí que de niño se cayó en una marmita llena de osciladores de baja frecuencia.

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