Comparativa de monitores KRK Rokit RP5, RP6 y RP8

Si hace poco hablábamos de monitores Yamaha y sus reconocibles conos blancos, ahora nos centramos en el color amarillo que distingue a la marca KRK a distancia. Recuerdo la primera vez que tuve un par de estos monitores enfrente de mí, hace casi veinte años, y al técnico del estudio diciéndome que su cono estaba fabricado en Kevlar: “¡Ouh! ¡Kevlar! Como los chalecos antibalas de las pelis”.

A partir de ahí, ya no olvidé esta marca que fue fundada en 1986 por Keith Klawitter y comprada por la división de Audio Pro de Gibson en 2011 —al adquirir el grupo Stanton, al que pertenecía—.

KRK utiliza fibras de aramida para los conos de la serie RP G3 debido a su ligereza y dureza, lo que reduce la distorsión debida a torsiones e inercias, al tiempo que aumenta la durabilidad. Para la amplificación y construcción de la caja confía en tecnologías más clásicas: clase A/B para lo primero, y MDF para lo segundo.

KRK proclama unos medios claros y definidos gracias al empleo de estas fibras de alta tecnología. La idea es que el cono pueda moverse sin doblarse, lo que causaría cambios en el timbre del sonido y sin el efecto freno que supone la inercia debida a la masa de cualquier objeto.

En la parte posterior disponemos de entradas de audio en XLR, TRS y RCA, así como de control de cuatro pasos (-2dB, -1dB, 0dB, +1dB) para el ajuste de graves y agudos, control de volumen general, interruptor de encendido y toma de alimentación IEC.

La gama RP arranca con el RP5, un monitor de dos vías con tweeter de 1” y woofer de 5”, capaz de entregar 106dBs gracias a sus 50W (30+20), con un ancho de banda de 45Hz a 35KHz. Como el resto de sus hermanos, en la parte posterior tiene un control de volumen y un control de graves.

El RP6, con un cono para medios y graves de 6”, afirma llegar a 107dBs gracias a sus 73W (48+25), con un ancho de banda de 38Hz a 35KHz. Y el RP8, con sus 8”, llega a 109dBs mediante sus 100W (75+25), con una respuesta frecuencial de 35Hz a 35KHz.

El RP10, hermano mayor de esta gama —que se quedó fuera de la comparativa—, eleva estos números hasta 113dBs utilizando un sistema de triamplificación de 140W (80+30+30) llegando a los 31Hz-20KHz. Este monitor es uno de los más económicos del mercado en su segmento, y su combinación de SPL máximo y ancho de banda lo hacen probablemente la mejor opción para adentrarse en el mundo de los monitores activos de tres vías. Desaconsejaría un monitor así para un home studio, pero para aquellos que dispongan de un local de más de 30 meros cuadrados y quieran presión y ancho de banda, este monitor debe de ser seriamente considerado.

La escucha se realiza en una sala de unos 40 metros cuadrados, con paredes inclinadas, y paneles absorbentes distribuidos siguiendo los resultados de análisis acústicos. Aun así, presenta problemas en los múltiplos de 40Hz. Se utilizan soportes para colocar una pareja de monitores sobre ellos y al lado se coloca otro par de monitores con el fin de ir confrontando por parejas, primero los RP5 y RP6, después los RP6 y RP8, y finalmente, los RP5 y RP8.

Se utilizan dos micrófonos de medición Behringer ECM8000 para tomar registros, y se lanzan muestras de audio mediante un Tascam SS-R200. Todas las escuchas se realizan a puerta cerrada, y a lo largo de una mañana.

Comenzamos.

Su sonido es cálido, con unos agudos contenidos, permitiendo escuchas prolongadas sin grandes fatigas auditivas. Los graves destacan por una buena extensión para una caja de estas dimensiones.

A primera escucha no aprecio ninguna resonancia clara, lo que hace que no te destaque ninguna zona del espectro en particular. Pero poco a poco, te vas dando cuenta de que el medio queda un poco apagado, escondido, haciendo difícil focalizar en la escucha, en parte debido a que la zona alta del medio está, como decía, un poco escondida en la zona de 3KHz, y su zona baja presenta un sonido un poco turbio, emborronado —sobre todo en la zona de los 250-350Hz—. Me recuerda a un día de bruma. Tranquilo, agradable, pero no ves los instrumentos.

Las cosas cambian con el RP6. Ahora el medio queda más claro y la extensión en subgraves aumenta, sobre todo en la zona de 50-60Hz, aunque todavía no destaca precisamente por esa zona. La caja suena más desahogada, y es mucho más fácil enfocar y seguir las líneas de los diferentes instrumentos. Su agudo, también es más notorio, pero no diría que es una caja difícil de escuchar. La verdad es que no le veo grandes fallos. Si su medio grave tuviera un poquito más de presencia en la zona de 300-900Hz, sería realmente un monitor magnífico, pero estoy hablando solo de un detalle.... La sensación que tengo con esta caja, es que todo el espectro está bastante bien representado, salvo la zona de 150Hz y 2KHz, que me cuesta oírlas.

Ahora hablamos de una caja más grande y más cara. Sin embargo, las sensaciones no son mejores —al menos, no mucho mejores que con la RP6—. Cierto es que presenta mayor extensión en graves, lo cual es, en principio, positivo, pero también presenta varias resonancias y valles. La zona de 250Hz-300Hz vuelve a dar problemas de claridad, tal y como sucedía en la RP5, y la zona de 2KHz acentúa su atenuación, con una Q más estrecha, pero con una carencia más profunda. El grave se vuelve lento y pesado, lo que representará un problema en los home studios al presentar resonancias debidas a las cortas dimensiones de las habitaciones de los apartamentos. La zona de los medios, en 1KHz, coge más fuerza y se oyen más, lo que salva a la caja de ser otro día de niebla, pero como decía, el mayor valle de la zona de 2KHz le resta claridad general al sonido. Además, la disminución de respuesta en la zona alta, a partir de 10KHz, tampoco ayuda a sacar los detalles.

Quizás sea un poco más agradable e impactante que la RP6, pero no es tan detallada.

A continuación os dejo varias muestras de sonido para que podáis haceros una idea. Estas muestras son compatibles con las de la reciente comparativa de monitores Yamaha, por lo que podréis comparar ambas marcas con el índice de acierto suficiente como para saber por dónde van los tiros.

Tened en cuenta que todos los monitores a los que realicé pruebas de barrido han dado como resultado un realce en 80Hz y unas cancelaciones parciales en 120Hz, 160Hz y 220Hz, todos múltiplos de 40Hz, por lo que hay que pensar que esta desviación es atribuible a la sala en sí.

Otro factor a tener en cuenta es el volumen de las muestras. Las he ajustado para que las sensaciones que tengáis al oírlas sean las más parecidas a las que tuve yo durante las audiciones. Si un monitor no da graves, no es conveniente que el RMS de su muestra sea el mismo que el de otro monitor que sí los da, porque este segundo dará la sensación de que tuviera una pérdida en los medios agudos, dado que tiene que distribuir esa energía a lo ancho de una banda mayor.

• KRK Rokit RP5, toma 1 (WAV 6,3 MB)
• KRK Rokit RP5, toma 2 (WAV 6,3 MB)
• KRK Rokit RP6, toma 1 (WAV 6,4 MB)
• KRK Rokit RP6, toma 2 (WAV 6,4 MB)
• KRK Rokit RP8, toma 1 (WAV 6,4 MB)

En general veo la gama bastante equilibrada, con una respuesta espectral en graves decente, aunque quizás demasiado concentrada en la zona de 80Hz. Tiene buen nivel sonoro, pero con un valle en la zona de 2KHz que afecta a la capacidad de focalizar y buscar instrumentos en una mezcla. El sonido general de la serie es cálido, agradable, ameno.

De las tres cajas, la que más me ha sorprendido, y la que recomendaría para aquellos usuarios que estén pensando en unos monitores para su home studio, es la RP6, que apenas sufre de esa falta de detalle que comentaba. Por menos de 400€, desde luego que es una inversión acertada.

En cuanto a los RP5, creo que hay mejores opciones en el mercado, incluso más baratas. Es un monitor que apuesta por sorprender a la primera escucha, con esos graves bien plantados para lo pequeña y barata que es, pero que más que para trabajar con ella, la veo para escuchar música de fondo mientras lees un libro o echas una batalla al Total War. Es cálida, tierna... es fácil hacerse amigo de ella, pero no te muestra los detalles suficientes como para hacer arreglos en una canción, mezclar, ni mucho menos masterizar.

De las RP8 he de decir que aunque tampoco me hayan convencido mucho, están muy bien colocadas en su segmento. Aun así, lo cierto es que todavía no he oído monitores de dos vías de 8” que me gusten por menos de 1.000€ la caja (autoamplificada). Tengo mis dudas sobre este formato de monitor para home studio debido a su habitual gran respuesta en graves en la zona de 80Hz, porque las dimensiones asociadas a esas frecuencias son muy comunes en nuestras viviendas —unos 4 metros—. En salas más grandes, donde no hay tanto problema en esa zona del espectro, también empiezo a creer que 8” son demasiadas para obtener un medio rápido y claro —al menos en la gama de precios que estamos hablando—.

A día de hoy, creo que si tuviera un presupuesto de menos de 1.000€ para la pareja, no apostaría por este tipo de diseño, sobre todo teniendo en cuenta que por ese precio —y menos— dispongo ya de monitores de tres vías, que si bien requieren de más distancia de integración —y por lo tanto están más expuestos a los fallos acústicos de la sala, y por cierto, también tienen más problemas de cruce—, los medios pueden ser más rápidos y presentes, y eso tiene una importancia capital a la hora de reclamar una caja con detalle.

Quizás me equivoque, pero el formato de dos vías y 8” para los graves no lo veo ni para los home studio, ni para los estudios profesionales —salvo, en este último caso, cuando la caja esté muy bien diseñada; pero hablamos ya de otros precios—.