Muy pocas veces he contado que en la familia de mi padre, todos mis tíos (y mi padre en cierta medida) tiene problemas severos de audición. Algunos de ellos, están casi tan sordos como una tapia o llevan audífonos para mejorar su audición. Siendo una enfermedad genética y dado que toda mi vida depende de ello, siempre he prestado especial atención al cuidado de mis oídos. En una profesión en la que se está espuesto a volúmenes más alto de lo normal constantemente, tengo la precaución de usar tapones (o papel higiénico enrollado xD) en conciertos, discotecas, aviones o cualquier circunstancia que suponga ruido constante a cierto nivel.
Además, es conocido que a partir de los 30 años la audición cae progresivamente aunque, paralelamente, los profesionales desarrollamos la intuición a aquellas frecuencias que no identificamos tan nítidamente que cuando teníamos 20 años.
A pesar de estar más cerca de los 40 que de los 30, siempre he pensado que tengo una audición muy fina (y un buen olfato, aunque no venga al caso), pero este año he sufrido dos episodios faringitis y sinusitis con el desastroso resultado de generar un tapón en mis oídos, con el consiguiente desbarajuste en mi vida. Afortundamente fueron breves y muy pasajeros, pero en la segunda ocasión confieso que me asusté y fui al médico. Le conté mi vida, me miró con cara rara y me dijo que estaba en la edad de propicia para que la enfermedad genética que asolaba mi familia me afectara (un debilitamiento del nervio auditivo incurable). Con el susto en el cuerpo y pensando a qué me iba a dedicar si eso estaba sucediendo, me hizo una audiometría con la sorpresa de que no sólo no había perdido ni un ápice de audición si no que mejoraba con margen la mejor marca posible. El papel lo guardo con cariño y he pensado varias veces en enmarcarlo. Espero que dure la euforia :-)
Es común entre los músicos profesionales machacarse el oído. Yo he estado en sesiones de grabación donde el intérprete requería una presión sonora equivalente al despegue de un Boeing 747, en ensayos donde el batería escupía sangre de la fuerza a la que pegaba a la batería y el guitarrista despeinaba a la cantante cada vez que metía un acorde. Hacer ruido mola, somos jóvenes y no pensamos en las consecuencias, pero en un plazo más corto del que se podría sospechar el resultado es bastante desastroso y le quitamos muchos años de vida a nuestros oídos. Así que mi consejo es: usa tapones y sé feliz más tiempo.
Al hilo de todo esto, hace unas semanas me crucé un vídeo bastante curioso por internet. Simplemente, se limita a calcular la edad de tu oído haciéndote escuchar tonos a distintas frecuencias. El método dista de ser muy científico, pero ciertamente si tenéis el oído muy machachado, notaréis como hay ciertas frecuencias que no las escucháis. En cualquier caso, yo sugiero que si sospechas que puedes tener problemas de audición o te dedicas al sonido, ve al otorrino (evita las audiometrías en cualquier otro sitio) y hazte una revisión.
Nota: Para que el vídeo funcione correctamente, pon la calidad a 720 o 1080.
Obviamente, yo escuché correctamente todos los tonos. ¿Qué tal vosotros?
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