Todos somos conscientes que los automóviles de combustión son nocivos y, entre otras cosas, su principal función es la de fumigarnos como a insectos. Lo que la gente no parece tener tan claro es el peligro que pueden entrañar los automóviles eléctricos, con esos campos magnéticos que generan a la altura de nuestras pelotas. Seguro que a más de uno se le han pelado ya y no se explica la razón.
