Hasta la mañana del 12 de abril de 2012 Ropoto era un tranquilo y pintoresco pueblo de montaña situado en el corazón de Grecia en el que vivían 300 familias. Era muy popular por sus manzanas, pero hoy es poco más que un lugar abandonado y fantasmagórico. Todo cambió cuando la nieve acumulada en lo alto de la montaña comenzó a deshacerse y se filtró por las grietas provocando una avalancha de tierra y piedras. Por suerte nadie murió.
Según denuncia el antiguo alcalde, Yorgos Roubie, los primeros signos de alarma llegaron en los años 60 en forma de pequeños deslizamientos de tierra. “Nadie mostro ni el más mínimo interés ni hizo nada por evitarlo”, asegura.
Desde los corrimientos, el terreno se ha hundido unos 15 centímetros, lo que ha provocado que la mayoría de los edificios aparezcan inclinados y sean completamente inhabitables ante el inminente peligro de derrumbe. Rotopo ya no tiene arreglo y, salvo que el gobierno decida desmantelarlo, quedará como testigo de una tragedia evitable.
Según denuncia el antiguo alcalde, Yorgos Roubie, los primeros signos de alarma llegaron en los años 60 en forma de pequeños deslizamientos de tierra. “Nadie mostro ni el más mínimo interés ni hizo nada por evitarlo”, asegura.
Desde los corrimientos, el terreno se ha hundido unos 15 centímetros, lo que ha provocado que la mayoría de los edificios aparezcan inclinados y sean completamente inhabitables ante el inminente peligro de derrumbe. Rotopo ya no tiene arreglo y, salvo que el gobierno decida desmantelarlo, quedará como testigo de una tragedia evitable.