"Ciudadanos: Rivera, el nuevo Suárez"
"Poco han tardado las oligarquías temerosas de un cambio en profundidad, habituadas al gatopardismo en los procesos de reforma, en impulsar un proyecto político viejo, en estado de hibernación, al menos en lo que respecta al ámbito nacional. Ese as bajo la manga era el movimiento ciudadano dirigido por Albert Rivera. Él es su hombre, una persona con preparación parlamentaria, un político profesional pero no quemado, joven y atractivo, que defiende la unidad de España como nación en el territorio donde más es atacada esta. Poco importa que el partido sea viejo y que haya tenido algunos escándalos de corrupción allí en dónde ha tocado algo de poder. Lo que querían estas oligarquías es un anti-podemos, asustados como estaban por el auge de la formación del círculo y conscientes de que este régimen tiene los meses contados, quizás algún año más de vida pero poco más. Las últimas encuestas reflejan expectativas, más que realidades, pero expectativas que pueden traducirse en votos reales si la cosa se tuerce.
Algunos habían apostado por VOX pero les salió “rana”. Una vez desechada esa opción, demasiado escorada a la derecha y habiendo constatado el fracaso del partido renovador pero liderado por una vieja espada de la política de la transición, UPYD, era necesario jugar una baza que pueda atemperar el inevitable proceso de cambio político en ciernes. Los del IBEX, la derecha carpetovetónica, la iglesia y la monarquía, a la que por cierto Rivera defendió con ahínco durante el proceso de abdicación de Juan Carlos I, y también, porque no decirlo, amplios sectores de clase media que irremediablemente estaban destinados a la abstención o al voto con la nariz tapada al PP, tienen ahora una opción fresca (aunque para nada nueva) y que les puede permitir albergar esperanzas de que el cambio no sea traumático.
Su rápida y extraña ascensión refleja no un apoyo tan masivo en la ciudadanía, algo que es metafísicamente imposible en tan poco tiempo si nos atenemos a los resultados de las elecciones de Mayo, sino una apuesta de las élites para impulsar su propaganda (manipulando encuestas de todo tipo) con el objetivo de tener una estructura dónde cobijarse si el PP se hunde, algo que tienen ya descontado. Y Rivera, no nos engañemos, puede ser el Suárez de esta segunda transición. Un hombre locuaz, que da bien ante las cámaras, que tiene un discurso socialdemócrata con tintes conservadores y nacionalistas españoles. Que no habla de ruptura sino de reforma pactada con el régimen que nos machaca. Un cóctel que funcionó a la perfección cuando las élites dirigieron el cambio (más bien travestismo) que se produjo ante lo inevitable: la muerte del dictador y la necesidad de aparentar ante Europa y los EE.UU. (nuestros amos) algo así como una democracia (aunque ya hemos constatado que no era tal).
Precisamente ahora que se cumple un año del fallecimiento del líder de UCD, aquel personaje oscuro que había dirigido la falange y que pilotó el proceso de transición, surge como la espuma Rivera. Ciudadanos bien podría ser una nueva UCD que sirva de puente entre un PP en descomposición. Si el PP falla y pierde elección tras elección, emergerá Ciudadanos que, de paso, arrebata votos de desencantados de centro que iban a votar a Podemos por cabreo. Así la jugada puede salir perfecta: dos partidos emergentes pero que no arrasan y dos partidos a la baja pero hegemónicos todavía. El cambio tranquilo que siempre triunfa en este país. Parece clara la decida apuesta de nuestras élites. Sin embargo, cuando se pone en marcha un proceso de cambio, por muy controlado que esté, siempre puede surgir algún elemento distorsionador que de al traste con los planes de “cambiar un poco para que todo siga igual” y entonces se puede desatar la revolución. Conocemos cuáles fueron esos inconvenientes en la transición: grupos de extrema derecha, Guerrilleros de Cristo Rey, asesinatos de los abogados de atocha, terrorismo de ETA y el GRAPO,etc. No parece que la situación sea la misma, es más, parece más fácil en estos momentos que las élites puedan protagonizar la voladura controlada del régimen. De ser así, asistiríamos a una nueva transición con unos líderes casi calcados a los de hace 35 años. Sería el eterno retorno, un Déjà Vu patriótico que nos abocaría a décadas de frustración."
http://www.colectivoburbuja.org/index.php/luis-pueyo/ciudadanos-rivera-el-nuevo-suarez/