La fotografía es tan a la contempraneidad como el jazz.
Parece que capturar una instantánea es cualquier cosa; y mira qué fotos de Sturman o del viaje a Roma o del hilo en la montaña, o de una simple noche , como si pasaran inadvertidas.
Voy de acompañante y porteador para mi mujer porque no se pude uno entregar a todas las artes: si no, ¿qué quedaría de uno?, y que además hay que pensar tanto...Y saber.
Ángel Nieto y Sito Pons nos revindicaron a los aficionados, al público en general, la figura del piloto pensador, el que va segundo toda la carrera acechando al que va primero, estudiándole, a ver si le coje su punto débil, la curva o la frenada más propicia para pasarle y ganar (en esto Nieto fue un auténtico especulador y un ejemplo del español pequeñito y cabrón).
Valga la extrapolación para referirme a los fotógrafos, parece que los aficionados a la fotografía, los simples coleccionistas de instantáneas, incluso, no tuvieran asunto, fueran artistas menores, por el simple hecho de capturar un trozo enmarcado de realidad, paisaje, figura u horizonte, más ahora que hay un sensor CCD (como los cursos a distancia...) que hace que la realidad se quede lo peor que le podía pasar: digitalizada.
¿Y ese fotógrafo pensador que decide qué encuadre?, ¿y ese artesano maquinsita que acierta en uno de los disparos (obturaciones me parece propio de estreñidos) después de pribar varias obturaciones?, o el sabio que sabe acertando en la velocidad o hasta en la hora.
En fin, que la fotografía lo malo que tiene es que ocupa mucho espacio en las webs pero concluyendo: es la polla.