Seguramente será más manejable y haya muchos menos muertos; pero el efecto adverso de tener la sanidad en candela no creo que sea necesario recordarlo: algunos ya han muerto por demoras o desatención.
Pero, vamos, es lo que tiene vivir en comunidad y con unos recursos finitos, eso no es nuevo, lo que ha habido es un espejismo de algunas generaciones que han vivido en mantillas.
Por diseñar una política de control de contagios ejemplo en el universo basada en tests de los que no se dispone e incitar a los madrileños al buitrerío cainita (quien tiene un amigo farmacéutico tiene un tesoro, el resto a fingir síntomas al centro de salud), gracias, Isabel.
Que el problema no tiene solución fácil, ¿eh?, pero todo hay que decirlo.
Pues eso, que en todas partes cuecen habas y que el tema no está como para que nadie ande colgándose medallas.
Termino de ver las noticias en A3. El reportero va a una cola en un centro de salud, y por el camino recuerda que se ha indicado que a los centros de salud se va sólo con síntomas. Si no, llamas. En Valencia parece funcionar bien. Aquí no hay colas, porque si vas sin haber llamado antes por teléfono, te vuelves sin ser atendido. Tampoco hay colas en las farmacias porque la Generalitat, gratis, ni los buenos días. Hay tests, sin problemas, siempre que lo pagues. Vuelvo al reportero de A3. Se va a una cola y pregunta si sabe que al centro de salud sólo se va con síntomas. Variadas respuestas, que si viene la abuela a cenar y queremos estar tranquilos por eso vengo a que me hagan un test, que si la cuñada de un amigo está enfermo, y por si acaso….. Nadie con síntomas.
No cabe un tonto más, por eso están que se salen por la costa.
Otra noticia. En el centro de salud de Cáceres que menciona la noticia que he enlazado, al cierre del centro, los allí congregados, al quedarse sin su test tras cuatro horas de cola, han increpado a los sanitarios, al punto de que han tenido que salir con escolta policial. Alli los tontos no tienen miedo de rebosar al mar, pues caen en Portugal. Origen del fado, me dicen.
Mejor no volverse loco con las cifras, Darío, jamás en la historia (que no en el mito) habíamos asistido a semejantes desmentidos, infundio puro: lo que se ofrece (noticias servidas al gusto del populacho de parte de unos maximalismos o de los contrarios y una buena parte de verdad bienintencionada; pero apresurada, urgida). Da igual la fuente, ya sea el Smithsonian o el Carajan (el cuñado del director, uno que se volvió de la Siemens), lees algo de OMS (que bueno, es la ONU, de qué extrañarse...) y a la semana te enteras (si escarbas o alguien escarba por ti) de que tres premios nobel están en contra de las directrices y que un porcentaje considerable de profesionales de la medicina hospitalaria, no sólo tiene reservas; que se oponen. O que lo presentado como casi definitivo, a los quince días demuestra ser a veces hasta falso. Añadamos zoquetes, aterrados, periodistas y medios agradecidos (o políticos de nuevo cuño y medios aspirantes a serlo), Y 24 de diciembre del 2021 y del 2022.
O sea, la expresión máxima del diseño de carreras y perfiles de nuevo cuño, la propaganda llevada a lugares inimaginables por Goebbels, el anticristo jefe de campaña y su criatura angelines la exterminadora cañita.
Jejejeje, nene, hemos tocaó fondo, detrás el abismo.
De aquí al postgrado en creencia para plodustoles y patriarcas chochos de mesa de nochebuena.
Feliz Navidad