#6331 No sé qué opinará él, pero para mí las diferencias son evidentes. Un motín es cuando un grupo organizado de ciudadanos lleva a cabo acciones encaminadas a tumbar al gobierno. Acciones normalmente de sabotaje, no ya a instalaciones sino a la propia convivencia civil. Una huelga salvaje ilegal es un motín. Un golpe militar son militares, con sus armas, sus cañones, sus leyes marciales, derribando un gobierno por las armas. Ambas acciones pueden ocasionar daños, siempre dependiendo del alcance del movimiento.
Condenable.... condenable.... hay que entender en qué andaba España entonces. Habían ancestrales ganas de darse de ostias con el vecino y aquello vino que ni pintado. Ambos movimientos tienen la intención de derribar un gobierno legítimo, y ambas son condenables. Luego, a efectos legales, te pones a contar muertos, heridos y daños materiales, y obviamente, en nuestro caso, gana por goleada el golpe que provocó una guerra.
Pero fíjate en una sutil diferencia. En ambos casos fueron movimientos provocados por un grupo, más grande o más pequeño, pero grupo. El del 34 fracasó porque tuvo el apoyo popular que tuvo y quedó en nada. Ni habían españoles dispuestos a defenderlo ni españoles dispuestos a evitarlo. El del 36 no fracasó porque a la calle se lanzaron ingentes cantidades de españoles a defenderlo e ingentes cantidades de españoles a atacarlo. Una guerra civil no tiene culpables. Todos son culpables. Muchos historiadores ponen el acento en la disolución del ejército por parte del gobierno legítimo, que así quedó sin defensa. Se repartieron armas a la milicia y la jodió. Si hubiera mantenido el ejército, que hubieron muchos muy leales, quizás el golpe hubiera fracasado. Hubo guerra porque se juntó el hambre con las ganas de comer, el empuje militar de los golpistas con la torpeza militar del gobierno. Obligación del gobierno era haber puesto los medios para evitarlo, y puso los medios para hacerlo avanzar. Ya te digo que habían ganas de darse de guantazos y a fe mía que pusieron los medios.
¿La culpa? De todos, obviamente. Coges el censo electoral del país, empiezas por Aaron y acabas en Zumalacárregui.
Comparar eso del barrio de Salamanca con un motín es, como dije, propio de una película de Don Camilo, el personaje de Fernandel. Qué buenas películas aquellas.....
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Madrid se queda en fase 0.
Malditos comunistas!