Alguien escribió:Esteban Hernández: “España es un país perdedor"
https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/esteban-hernandez-libro-elites_0_1407160629.html
No advierte de que vienen protestas sociales: “La rebelión va a estar presente en los próximos años y los movimientos antisistémicos van a crecer”.
El futuro está por construirse: lo que anticipan estos momentos, si el futuro se convierte en la continuación del presente, será la pelea entre una opción política que apela al multilateralismo, que apuesta por la digitalización y lo verde y que defiende el statu quo, pero cuyo programa económico provocará que descienda el nivel de vida de la mayoría de la población española -y europea- y otra opción política más autoritaria, con mayor peso de lo nacional, más favorable a Estados Unidos que a la Unión Europea en lo internacional, además de antichina, y que trata de alterar el statu quo. Ninguna de las dos tendencias es buena. Insisto, el futuro está por construirse, no lo dejemos en manos ajenas.
Básicamente la progresía internacionalista, multicultural, chachi guay que ya no trabaja para los pobres y desheredados si no básicamente para el programa de los chicos de Davos (felicidades Joe!), aunque los tontos útiles (15M) ni se hayan dado cuenta. Y en el otro lado Marine LePen, Trump y la ultraderecha, nacionalistas y partidarios de mirarse el ombligo en lugar de más allá de las fronteras.
Alguien escribió:El libro describe una guerra con tres bandos: unas élites que se desentienden de cualquier obligación social, una clase media menguante y unos perdedores a los que se consideran como seres humanos desechables.
Tenemos que ser conscientes de que las élites se han escapado de las sociedades en las que vivían. Ha ocurrido en muchos sentidos: vemos cómo se concentran en espacios apartados, como son determinadas urbanizaciones, y apenas visitan la ciudad. Sus conexiones son internacionales, y tienen más en común con élites de otros países que con la gente de su nación; sus inversiones son globales, no revierten en el territorio del que consiguen los recursos.
Usted acuñó una expresión que ha hecho fortuna: la burbuja de Arganzuela, que es el nombre de un barrio de Madrid. Se refiere a la zona multicultural donde unas élites de izquierda viven ensimismadas en sus mundos cuquis, ignorando o despreciando a “los perdedores de la globalización”, a quienes sin embargo aspiran a representar.
No son sólo las izquierdas madrileñas, la mayor parte de las izquierdas españolas han actuado de esta manera. Es muy difícil que salgan de ahí: hace una década, tenían un sentido de la superioridad moral que les servía para afear las ideas de los demás y señalarles como producto de un momento histórico superado. Ellos se sentían las fuerzas del futuro y se comportaban como si quisieran limpiar la esfera intelectual de impurezas arcaicas. Siempre encontraban dianas a las que disparar dialécticamente, y supongo que eso les daba la satisfacción del inquisidor. Hoy siguen haciéndolo, pero ha cambiado una cosa, su posición. En lo político es evidente, porque su generación está acabada, y lo máximo que han conseguido es pastorear para el gobierno del PSOE. El 15-M ha sido un desastre políticamente, pero no sólo por sus resultados, ni por la actitud de sus principales activistas, también por su escasa percepción de las necesidades de la gente y por unas propuestas que complementaban los cambios que el mismo sistema estaba promoviendo.
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En el caso español, es llamativo cómo están tomando decisiones que también les perjudican como élite. Desde el inicio de la crisis, España tiene menos millonarios, y donde más han crecido ha sido en China, Países Bajos, Alemania y Estados Unidos. Esto no es una fotografía de un momento dado, sino una tendencia: cada vez habrá menos ricos españoles. Y en lugar de intentar poner las bases para cambiar esa tendencia, actúan en ese ‘qué hay de lo mío’ con el fondo de recuperación sin tener ninguna idea estratégica clara. Y cuando aparece, lo hace en el ámbito de la financiarización y de la digitalización, terrenos en los que no pueden competir. Ya no hay élites españolas, son gestores de ideas ajenas y por lo tanto fácilmente absorbibles en primera instancia, y prescindibles en segunda. Pero ni siquiera se dan cuenta.
Telefonica, Santander... las acciones se han devaluado a la décima parte en 10 años, de 20€ a 2€... empresas con oligopolios regulados que nunca innovaron porque nunca necesitarion competir. Ahora les llegará el turno, la globalización es para todos. España en liquidación. Y después el yermo, el solar...
Lo dicho, todos en bici, se acabó lo de las lunas de miel en Playa Bávaro y vuelta a la economía de subsistencia y al trueque. Elysium para ellos, el vertedero para todos los demás.