Emilio Galsán escribió:
Por eso te dí las gracias, por la lección de moralidad. Y por eso dije: "Que Dios te lo pague".
Lo entendí (y sigo entendiendo) en tono condescendiente o irónico.
Emilio Galsán escribió:
Y si soy un capullo por amar a Dios y obeceder sus mandatos ¿A tí qué? Para tí soy un capullo, Ok. ¿Y a mí qué tu opinión?
Ya, mira, es que ahí veo dos problemas. Una, esto es un foro que, en la sección Off Topic, es básicamente de opinión, así que la doy. Obviamente puede no importarte, perfecto, no pretendo que la tuya cambie. El segundo problema, y es el grave, es el de "obedecer sus mandatos", porque ya sabemos cómo es esto de los mandatos divinos.
Uno se mete sin querer en ese parque de atracciones llamado Port Escrituras y, o te llevas muy bien aprendido el plano, o no llegas a la atracción Atheus Khan. Cuidado no te vayas a cortar pasando cerca de Jehova's Paradise porque no te podrán hacer una transfusión, mandato divino. Ojito por el camino cerca de Middle East, que no vendrá nadie a pedirte que entres, que entres, que entres (bien, proselitismo prohibido por mandato divino) pero como entres sin llevar la media luna tatuada en el pecho, lo mismo te cortan la cabeza, mandato divino. Ay si por cualquier cosa entras sin querer en Furious Christus. Es muy curioso ahí, porque te dicen que no, que no pasa nada si no te santiguas, que son muy modernos y abiertos, que es una atracción muy moderna, pero prepárate a follar a pelo quieras o no, ni se te ocurra decidir que no quieres tener un hijo, no me seas maricón y, cuando de pronto te metes, no sabes cómo, en una zona que se ve muy antigua, de las primeras que se hicieron, ves que cortaban más cabezas que los de Middle East, mandato divino.
ESE es el problema. El mandato divino te permite cortar cabezas como algo bueno. Te permite acosar a un tercero como algo bueno. Te permite dejar morir a otro como algo bueno. Por supuesto, te castiga si intentas ayudar a morir a otro, o matarte a ti mismo. Es muy curioso lo del mandato divino, y muy peligroso. Y si por mí fuera, una peste a erradicar. Quizá monte una religión para que erradicar la peste del mandato divino sea mandato divino y, por tanto, algo bueno.