La línea de este hilo me parece, como tantas otras cosas, experimentos de diletantes (yo, en mis intervenciones, como el que más). Y no es que sea intrínsecamente malo el debatir en un plano teórico; pero a lo mejor ya sí que no es tan bueno, si realmente es insincero lo que es.
Eso de reflexionar de los asuntos en la medida que nos afecta como participantes en una actividad, nada de nada. Y no es que haga falta ser profesional reconocible, reconocido, investido, o autoinvestido, al revés, los profesionales algo de guita obtienen (bueno, unos pocos, que para más de uno habrá un deja esta vida o un ¿porqué no te metiste en un banco?
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Me puedo sentir orgulloso sin embargo de haber traído hace años a estos foros un debate más realista, aquel hilo de hispacasados, en lo que, en un tono todavía amable, traía a colación los renuncios de la convivencia marital para lod usuarios de Hispasonic.
¿O es que en 2021 hay mucha más convivencia (en adultos, claro) que la de la pareja heterosexual formando una sociedad conyugal de bienes conjuntos?
Excepciones aparte y otras formas aparte, lo que nos toca a los varoncitos de esta comunidad (mayoría aplastante) es sobrevivir en una situación cada vez más fea (y no porque me lo parezca sólo a mí), con mayor dificultad cada día que pasa para sobrevivir, y no sólo en lo económico y dónde lo erótico, aún para los que estáis en mejor uso, se va convirtiendo en una mala versión. Así que la otra parte de esta dualidad (generalmente ausente en nuestra comunidad) y que se ha visto tan jodida en lo fundamental y se ha visto instrumentalizada no es un topos, un ismo, o una tendencia. Y, por más célibes, homosexuales, o divorciados que se den entre nosotros, me da que predomina el usuario casado o en pareja, y entre los que estamos desde hace quince años, hombres con uno o dos trabajos con una esposa que también trabaja y lleva más parte del trabajo doméstico y el mayor del cuidado de lis hijos, que, por mucho que se hayan cambiado los papeles todavía sigue siendo tarea más cercana a la madre y una actividad contraria hasta el Mercasonic, (no puedo atenderte, que tengo que bajar a las niñas y luego darles de cenar...)
No es extraño que fruto de la existencia del dimorfismo sexual de esta especie, además de injusticia respecto a una de las formas y alguna correría en tiempos de becario vital, la cosa acaba en gente que tiene que renunciar hasta que la prole es más autónoma (que en otros pocos años acaba pasando del culo de los padres) y retoma con cuarenta y cinco la afición por el instrumento, y se montan unos cristos estupendos en las casas por el espacio, con los vecinazis por el ruido y con la mujer que se mosquea, que vaticinan lo peor: equipos al Mercasonic e hijos a la precariedad laboral.
Y ésto, y no lo que abordan los programas electorales, es lo que hace infelices a las mujeres y a los hombres, vaya mierda de sociedad que hemos construido, nos emparejamos para copular, nos emancipamos para adquirir ataduras similares a las de que nos liberamos y constituimos una sociedad conyugal para prosperar, y resulta que ni pasión, ni libertad, ni pasamos de sobrevivir cada vez peor. Esto nos afecta a hombre y a mujeres.
Hacer el amor poco (salvo algún fenómeno); pero hacer la música...
Se va haciendo necesario un Hispacomunas. Eso sí, como en los mejores tiempos habrá que visitar a comunidades complementarias (¿guitarristas?) porque quitando al jefe que pilló, aquí hay poco para el reparto, y menos de mi edad (edad media).