Lo suyo es dejar el mástering para los que se dedican a ello pero, estando las cosas como están, cada vez se masteriza más en el mismo sitio donde se graba y mezcla.
Para hacer el mastering hay algunos programas específicos como Peak o Soun Forge. Otros, aún siendo secuenciadores/editores multipistas, son muy utilizados para masterizar como Samplitude o ProTools (preferiblemente HD) pero también se puede usar cualquier otro programa con los plug-ins adecuados. Lo deseable, en cualquier caso, es usarlos en combinación con hardware externo dedicado, con monitores dedicados y en una sala específicamente diseñada para ese fin. Pero lo verdaderamente importante es la experiencia del técnico que masteriza.
Para entregar la mezcla que va a ser masterizada conviene hacerlo en BWF en dos pistas L+R (no interleave) y a la misma resolución y frecuencia de muestreo que se usó durante la grabación. No obstante, hay quien te pide que les entregues también el bajo y la voz por separado, depende de la forma de trabajar de cada uno. Una vez masterizado, lo más frecuente es mandarlo a la fábrica en CD de audio (WAV a 16 bits/44´1 Khz)
En cuanto al Red Book, es un compendio de especificaciones que marcaron los inventores del CD de audio (Sony y Phillips) y que garantizan la compatibilidad de ese soporte con los lectores de CD, sea quien sea su fabricante.
