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Aunque no comparto la visión de esta señora al 100% creo que hay algo de fariseismo en las criticas que se le hacen.
Por ejemplo, en el tema del copago en la sanidad, algo que está en vigor en todos los países nórdicos. En estos países uno paga una cantidad más o menos simbólica por la atención sanitaria y los medicamentos, esto es rechazado por los que critican el modelo aduciendo que por simbólica que sea para un emfermo crónico sería un coste significativo y también para las personas con pocos recursos. Lo que ocurre es que el modelo no funciona así, se basa en una franquicia de unos 180€ al cambio, esto es todo tu consumo sanitario que exceda de 180€ es gratis, pagas como máximo hasta 180€ por mucho que uses el sistema. Y obviamente hay exenciones por nivel de renta y condición. El modelo es similar a un seguro con franquicia, desincentiva el abuso puntual pero no penaliza a los crónicos.
En este u otro hilo ya comentamos los estudios que se han hecho sobre el efecto de los servicios gratuitos. Lo curioso es que incluso hablando de cantidades mínimas, en la línea de 1€ por receta la respuesta suele ser muy virulenta y siempre en la línea de "que reduzcan coches oficiales y altos cargos". Pero el problema sigue ahí, se trata de hacer sostenible el estado del bienestar que tenemos, no de desmontarlo.
Más chocante aun me parece la actitud con las becas, cuando se insinúa la posibilidad de introducir el rendimiento académico como criterio para otorgarlas. Ni hablar, eso es discriminación... queremos café para todos
El hecho, se quiera o no, es que hemos creado una infraestructura de servicios enorme, mayormente a crédito y de repente los ingresos de la administración se han reducido mucho. Tanto que apenas dan para pagar las nóminas, mucho menos las amortizaciones. Y aunque es obvio que hay mucha merienda de negros, privilegio y demás con el que acabar eso no soluciona el problema. El problema no fué abrir un centro de salud en un pueblo de 500 habitantes, el problema es el medio millón de euros que cuestan las nóminas de su personal de ahora en adelante.
Es genial que la gente manifieste su descontento en la calle (a ser posible sin quemarme el coche, please) pero vuelvo a lo mismo, dirigen sus iras en la dirección equivocada, si queremos mantener nuestro estado del bienestar tenemos que lograr que los que nunca han pagado ahora paguen. Más que ir frente a la casa de Rita Barberá yo me plantaría frente a la sede del BBVA, el Santander, o las casas de las Koplovitz. Es la negativa de esa gente a reducir sus ganancias lo que nos está costando a todos.