nestordff escribió:
De todos modos estoy interesado en que me expliques porque la conexión USB es tan mala según tu experiencia.
Vale, entendido, si no te preocupa estar peleándote con la interfaz, que vaya a trompicones (o ligeramente, que los controladores hacen parecer y casi lo consiguen que no hay lapsos de transferencia y comunicación), no vas a grabar muchas pistas ya reproducirlas mientras sigues grabando otras, si no hay clientes delante que se puedan impacientar o que piensen que ese flujo de trabajo no es el propio de un estudio,ni que las latencias sean imperceptibles, entonces no hay problema.
Pero todo esto casi desaparece al usar una RME, y también las internas ven mejor que las de la competencia por lo mismo: depuración de controladores.
El tema del USB necesita argumentaciones serias que aquí hay mucho ingeniero y algún neoguru que estaría dispuesto a despejarme si argumento más allá de la experiencia que acabo de relatar.
Lo haré en breve; pero preparando bien el tema.
Contra los portátiles no creo que sea necesario mucha preparación para estar en contra o en guardia, son evidentes sus limitaciones, su mala calidad en general, su corta vida y deterioro y su nula expansibilidad, (por no hablar de su escasa accesibilidad, disposición a ser reparados y carestía a cambio de piezas miniaturizadas y vulnerables): para técnicos que hayan de desplazarse in situ, adolescentes sin espacio propio y jubilados con reparos contra los cables que acaban de descubrir internet.
En el primer aso, lo cabal es usar un mac, objetivamente mejores máquinas, tampoco dejan de tener discos pequeños y vulnerables, sus baterías no dejan de perder sus cualidades y encima son caros; pero son mejores en casi todo y además con un sistema operativo que a mí no me gusta como interfaz con el usuario ni como paradigma; pero que es más efectivo que windows con los recursos y objetivamente superior.
Aunque no tendré nunca un ordenador con la mazana ni que ejecute un programa de Cupertino, ni un portátil así me paguen un sueldo por usarlo, al margen de un uso muy puntual durante minutos por la experiencia tan desagradable.