La Ley D'Hondt como nunca te la habían explicado antes
Llegan las elecciones generales y me gustaría hablar de un tema que siempre produce malentendidos y se explica fatal: La Ley D’Hondt.
Vamos a explicar de donde viene, cómo se lleva a cabo y cuales son sus consecuencias.
Y, si sobra tiempo, hablaremos de voto estratégico.
Tenemos un problema.
La Ley D’Hondt sirve para resolver un problema. Así que empezaremos hablando del problema en sí, que, en su forma más general, es el que sigue:
Dados N conjuntos y M elementos, queremos repartir los M elementos entre los N conjuntos de la manera más proporcional posible a una serie de valores V1, V2, …, VN.
O, dicho de una manera más asequible:
Tenemos una serie de partidos politicos, hacemos una votación y queremos repartir un determinado número de escaños del parlamento entre los partidos políticos de manera que cada partido reciba un número de escaños proporcional al número de votos que ha recibido.
Y el lector avispado dirá… ¿Y ya está? ¿Para eso tanto pollo? Una regla de tres y listo, ¿no?
Pues no. La Regla de Tres funciona muy bien cuando puedes partir algo con infinita precisión, pero un escaño no se puede repartir y, por lo tanto, tienes que acabar aplicando algo parecido al Método del Resto Mayor.
Una primera solución
El Método del Resto Mayor puede resumirse en los siguientes pasos:
Haces la Regla de Tres de toda la vida para repartir 10 escaños entre 3 partidos (A, B y C) que han obtenido 600.000 votos, 600.000 votos y 200.000 votos (respectivamente).
Obteniendo los valores:
Partido A: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857
Partido B: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857
Partido C: 200.000 * 10 / 1.400.000 = 1.4286
Redondeas a la baja y repartes los escaños:
Partido A: 4 escaños
Partido B: 4 escaños
Partido C: 1 escaño
Y por último repartes los escaños que te sobran (siempre serán menos que el número de partidos) entre los partidos de manera que los partidos con un resto mayor obtengan primero sus escaños. En este ejemplo sobra uno y se repartirá así:
Partido C: 0.4286 → 1 escaño adicional
Partido A: 0.2857 → 0 escaños adicionales
Partido B: 0.2857 → 0 escaños adicionales
En total:
Partido A: 4 escaños
Partido B: 4 escaños
Partido C: 2 escaño
Todo suena muy razonable. ¿Por qué no usamos este método?
La primera idea no funciona: La Paradoja de Alabama
La Paradoja de Alabama es un fallo del Método del Resto Mayor y sirve para ilustrar que, aunque un método puede parecer fiable a simple vista las sutilezas de los sistemas electorales nos la pueden jugar de mil maneras (más ejemplos en posts anteriores: 1, 2 y 3).
Podría ponerme a explicar la Paradoja de Alabama en términos técnicos pero lo mejor será retomar el ejemplo anterior. Recuerden, 3 partidos políticos y 10 escaños a repartir:
Partido A: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857 → 4 escaños
Partido B: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857 → 4 escaños
Partido C: 200.000 * 10 / 1.400.000 = 1.4286 → 2 escaños
Y ahora la pregunta… ¿Qué debería pasar si en vez de repartir 10 repartimos 11?
Veámoslo:
Partido A: 600.000 * 11 / 1.400.000 = 4.7143 → 5 escaños
Partido B: 600.000 * 11 / 1.400.000 = 4.7143 → 5 escaños
Partido C: 200.000 * 11 / 1.400.000 = 1.5714 → 1 escaños
¡¿Cómorrrrl?! ¡Resulta que habiendo más escaños a repartir y votando la gente exactamente lo mismo un partido ha perdido 1 escaño! Definitivamente algo no funciona en este sistema.
Habrá que buscar otro.
Llegan las elecciones generales y me gustaría hablar de un tema que siempre produce malentendidos y se explica fatal: La Ley D’Hondt.
Vamos a explicar de donde viene, cómo se lleva a cabo y cuales son sus consecuencias.
Y, si sobra tiempo, hablaremos de voto estratégico.
Tenemos un problema.
La Ley D’Hondt sirve para resolver un problema. Así que empezaremos hablando del problema en sí, que, en su forma más general, es el que sigue:
Dados N conjuntos y M elementos, queremos repartir los M elementos entre los N conjuntos de la manera más proporcional posible a una serie de valores V1, V2, …, VN.
O, dicho de una manera más asequible:
Tenemos una serie de partidos politicos, hacemos una votación y queremos repartir un determinado número de escaños del parlamento entre los partidos políticos de manera que cada partido reciba un número de escaños proporcional al número de votos que ha recibido.
Y el lector avispado dirá… ¿Y ya está? ¿Para eso tanto pollo? Una regla de tres y listo, ¿no?
Pues no. La Regla de Tres funciona muy bien cuando puedes partir algo con infinita precisión, pero un escaño no se puede repartir y, por lo tanto, tienes que acabar aplicando algo parecido al Método del Resto Mayor.
Una primera solución
El Método del Resto Mayor puede resumirse en los siguientes pasos:
Haces la Regla de Tres de toda la vida para repartir 10 escaños entre 3 partidos (A, B y C) que han obtenido 600.000 votos, 600.000 votos y 200.000 votos (respectivamente).
Obteniendo los valores:
Partido A: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857
Partido B: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857
Partido C: 200.000 * 10 / 1.400.000 = 1.4286
Redondeas a la baja y repartes los escaños:
Partido A: 4 escaños
Partido B: 4 escaños
Partido C: 1 escaño
Y por último repartes los escaños que te sobran (siempre serán menos que el número de partidos) entre los partidos de manera que los partidos con un resto mayor obtengan primero sus escaños. En este ejemplo sobra uno y se repartirá así:
Partido C: 0.4286 → 1 escaño adicional
Partido A: 0.2857 → 0 escaños adicionales
Partido B: 0.2857 → 0 escaños adicionales
En total:
Partido A: 4 escaños
Partido B: 4 escaños
Partido C: 2 escaño
Todo suena muy razonable. ¿Por qué no usamos este método?
La primera idea no funciona: La Paradoja de Alabama
La Paradoja de Alabama es un fallo del Método del Resto Mayor y sirve para ilustrar que, aunque un método puede parecer fiable a simple vista las sutilezas de los sistemas electorales nos la pueden jugar de mil maneras (más ejemplos en posts anteriores: 1, 2 y 3).
Podría ponerme a explicar la Paradoja de Alabama en términos técnicos pero lo mejor será retomar el ejemplo anterior. Recuerden, 3 partidos políticos y 10 escaños a repartir:
Partido A: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857 → 4 escaños
Partido B: 600.000 * 10 / 1.400.000 = 4.2857 → 4 escaños
Partido C: 200.000 * 10 / 1.400.000 = 1.4286 → 2 escaños
Y ahora la pregunta… ¿Qué debería pasar si en vez de repartir 10 repartimos 11?
Veámoslo:
Partido A: 600.000 * 11 / 1.400.000 = 4.7143 → 5 escaños
Partido B: 600.000 * 11 / 1.400.000 = 4.7143 → 5 escaños
Partido C: 200.000 * 11 / 1.400.000 = 1.5714 → 1 escaños
¡¿Cómorrrrl?! ¡Resulta que habiendo más escaños a repartir y votando la gente exactamente lo mismo un partido ha perdido 1 escaño! Definitivamente algo no funciona en este sistema.
Habrá que buscar otro.