Alguien escribió:Hay muchas teorías que contradicen al Big Bang, pero todas tienen inconsistencias y cabos sueltos que merman su aceptación en la comunidad científica. La teoría de la que habla esta noticia, en cambio, puede correr mejor suerte.
Se trata del trabajo del profesor Wun-Yi Shu, de la Universidad Nacional Tsing Hua de Taiwan, y en él se plantea que el tiempo y el espacio pueden ser transmutados el uno en el otro según un factor de conversión que equivale a una velocidad de la luz variable. La masa y la distancia también pueden convertirse la una en la otra, y su factor de conversión viene siendo una “constante gravitacional” y la velocidad variable de la luz. Ojo que la constante gravitacional en realidad también es variable.
A medida que el universo se expande, el tiempo se va convirtiendo en espacio, y la masa se va convirtiendo en distancia. Cuando el universo se contrae pasa justo lo contrario. Al final, según este planteamiento, la velocidad de la luz y la constante gravitacional son simplemente factores de conversión, simples propiedades de la geometría espaciotemporal que van cambiando a medida que el universo evoluciona.
En este planteamiento, además, se sugiere que el tiempo no ha tenido inicio ni tendrá fin, que la sección espacial del universo es una hiperesfera (esfera en cuatro dimensiones) y que el universo experimenta fases de aceleración y deceleración.
Ahora cabe preguntarse ¿Por qué esta teoría podría ser mejor que la del Big Bang? Básicamente porque elude con elegancia las inconsistencias de ésta. A fines de los noventa, la observación de una supernova reveló a la comunidad científica que los confines del universo no sólo se estaban expandiendo sino que además estaban acelerando. Esto último no sería posible sin introducir un responsable de esa aceleración, que actualmente es lo que se ha denominado “energía oscura”. Sin embargo, el planteamiento de la “Navaja de Occam” sugiere que la explicación más probable para un fenómeno suele ser la que requiere de menos agentes extra. En este caso particular, la teoría del profesor Shu no requiere de la existencia -no demostrada, por cierto- de la supuesta energía oscura.
Por otro lado, la teoría del Big Bang plantea un universo plano, pero Robert Dicke demostró en los años 60 que para que eso haya resultado de tal manera se tendrían que haber dado unas condiciones particularmente infrecuentes durante los primeros segundos del Big Bang. Este dilema se conoce como Flatness Problem y la teoría de Shu la soluciona de un plumazo al negar el universo plano y sustituirlo por uno hiperesférico.
Finalmente, la teoría del Big Bang no logra explicar lo que se llama el Problema del Horizonte, el hecho de que sectores del universo que no pueden haber estado nunca en contacto tengan las mismas condiciones de densidad de masa y energía. Lo anterior parte de la base que ningún fenómeno ocurrido sobre un sector puede influir en un sector aledaño antes de lo que la luz se demoraría en viajar entre ambos, pero la interrogante se solucionaría si aceptamos una velocidad de la luz variable como plantea el profesor Shu.
El paper ha sido publicado hace pocos días como Cosmological Models with No Big Bang en arXiv, por lo que todavía no ha habido tiempo para que surjan reacciones ni menos refutaciones de su planteamiento. Lo importante es que estamos muy lejos aún de comprender tan siquiera la forma y comportamiento del universo que nos rodea, y lo que hoy damos por explicación plausible el día de mañana puede ser negado de un plumazo por una teoría mejor.
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