Bad Suite escribió:
Lo que ya no comparto tanto es esa obsesión por ponerle nombre a las cosas, por bautizar lo todavía inexplicable como "espiritualidad", "intuición"... o empeñarse en atribuirle una causalidad concreta
Entiendo que estamos en terreno farragoso, pero difiero en este punto, ya que creo que es un error por parte de la ciencia occidental no estudiar seriamente cualquier fenómeno, de esos que yo llamaría "fronterizos", tan sólo porque no hay evidencias cientríficas... Entramos en el bucle: no sabemos lo que son porque no los estudiamos. No los estudiamos porque no sabemos lo que son, o directamente, creemos que no merece la pena estudiarlo porque son gilipolleces. Propongo un cuerpo de estudios científicos, que recaben experiencias aparentemente acientíficas de gente que las ha experimentado, las compare, las contraste, busque patrones que permitan realizar mapas concretos (en la medida en que sea posible), y también que les ponga nombres. Poner nombres a las cosas es una cosa muy seria, pues permite que millones de personas anclen sus experiencias personales y las compartan con el resto del mundo, creando un cuerpo de realidad normalizado.
No tengo preferencias en usar un nombre u otro, me da lo mismo cómo le llamemos a esas experiencias para las que apenas tenemos nombres, pero habrá que buscarlas y consensuarlas. no soy un experto, ni en el lado científico, ni en el lado fenoménico. Me gustan mucho los estudiosos que intentan reunir lo mejor de los dos mundos, como por ejemplo, Ken Wilber o Fritjof Capra, No me gusta nada que cuando, por ejemplo, nombro a Castaneda, un montón de gente diga farsante (no tengo evidencias de que lo sea o no lo sea). Pues eso, que como en la música, de todos podemos aprender algo, aunque sea poco. No tiremos al bebé con la bañera.
De todas formas, yo siempre tengo dudas, tanto de un lado como de otro. Pero es molesto sentir que sólo podemos hablar abiertamente sobre lo probado científicamente.
Un problema añadido es que, como la misma ciencia está descubriendo, según nos adentramos en esos fenómenos misteriosos, resulta más difícil calificar, cuantificar y entenderlos con la lógica y la razón que usamos normalmente.