Saliéndome un poco-mucho del tema, voy a poner un ejemplo totalmente verídico, de como se pueden ocurrir cosas que para muchas personas podrían ser magufadas, y que siendo verídicas-como he mencionado antes- no pasarían el corte para ser refutado como un hecho científico.
Cada segundo caen cien rayos. Este fenómeno de la naturaleza produce cada año veinticuatro mil muertes, la mayoría en zonas rurales. Los expertos calculan que la probabilidad de ser alcanzado por un rayo es de uno frente a 2 320 000, lo que convierte a Jorge Márquez en el hombre más «afortunado» del mundo.
Sus amigos le conocen como el «Hombre pararrayos», pues no en vano ha sobrevivido a cinco impactos. Si un rayo puede generar una potencia instantánea de un gigavatio (mil millones de vatios), la hazaña de Jorge Márquez puede ser comparada a sobrevivir a más de una explosión atómica.
La pesadilla de éste (in)mortal empezó el 5 de junio de 1982. Este pequeño agricultor cubano, padre de tres hijos y residente en La Julia, poblado aledaño a San Manuel, en Puerto Padre, se dirigía en su tractor a Santa Bárbara cuando, sin haber caído una gota de agua, oyó un trueno inmenso. «Yo sólo vi un hilo rojo del grueso de un cable de corriente, además de la sensación de que algo muy frío penetró por mi cuerpo».
Jorge perdió el conocimiento hasta llegar al hospital. Tenía los tímpanos perforados, quemaduras en el pelo y la espalda, los empastes de las muelas arrancados y otros daños de menor consideración. El tractor corrió peor suerte. No sirvió para nada más.
Este suceso fue el inicio de una larga pesadilla o, quizás, el umbral de un mundo enigmático que le tocaba vivir en «suerte» porque, casi cinco años después, el 2 de junio de 1987, en el mismo municipio de Santa Bárbara, tuvo lugar la segunda descarga: «Llegué a casa de unas amistades y comenzó un buen aguacero —recuerda—. Me asomé a la puerta y cuando me di la vuelta ahí mismo vi la luz y me tiró».
En junio de 1987 llegó el tercero. Estaba en San Manuel. No llovía aún. De pronto, un inmenso estallido. Márquez salió despedido, pero en esta ocasión no perdió el conocimiento; sin embargo, un transformador cercano se quemó.
El cuarto rayo impactó contra el «hombre pararrayos» en 1988, y el quinto, en 1991. El primero, sembrando maíz en sus tierras, y el segundo, andando por el patio de su casa.
Jorge Márquez ha llegado a pensar que le persiguen, pues no es normal que caigan cerca de su casa quince rayos en menos de dos años.
https://actualidad.rt.com/actualidad/view/31875-Ira-de-Dios-o-mala-suerte-a-un-cubano-le-caen-seis-rayos-en-18-a%C3%B1os
http://www.cubadebate.cu/noticias/2010/09/05/un-cubano-sobrevive-a-cinco-impactos-de-rayo/#.VqUsxZrhBko