Klaus Von Hohenfollen escribió:
la desafección de estos votantes por las instituciones
Ahí vamos bien encaminados. Si esos 70 millones de votantes sienten esa profunda desafección que a la mínima arenga populista (no puedo dar más la razón a Teniente en que nunca de su boca o de su pluma salió literalmente una orden de asaltar nada concreto y eso probablemente le salve frente a cualquier juez) proveniente de un antisistema como Trump les hace asaltar una institución que pertenece a todos, y que debe regirse por las normas que todos han consensuado aceptar, para dar a todos un servicio por igual mediante unos representantes elegidos de forma democrática y equitativa, lo único que puede pensarse es que esos ciudadanos sienten que el estado no se preocupa ni ahora, ni antes, ni mañana por ellos. Incluso es probable que bastantes se sientan como parias en su propia sociedad. Si la frustración de esa gente la combinamos con un bajo nivel cultural, una educación familiar en la que la cultura de las armas para la autoprotección es un pilar fundamental, un nefasto entendimiento del significado de "lo público", y lo aderezamos con un bombardeo de mensajes bien teledirigidos desde los algoritmos del big data que manejan las redes sociales, pues ya tenemos un magnífico caldo para cocinar turbas descerebradas. Y en una turba el primero que abre la boca es el que la dirige. No pretendo excusar a ninguno de los asaltantes, que no se me malinterprete, pero hay imágenes en las que se ve claramente que muchos están fuera de sí, con la adrenalina por las nubes y haciéndola subir más con gritos, respiración agitada, lenguaje violento, empoderándose en su armamento y creciéndose según van adentrándose en el edificio y empiezan a creerse eso de que efectivamente lo público es de todos y por ello pueden pasar a trincarlo.
La sociedad norteamericana funciona mediante una ecuación profundamente desbalanceada: para que exista esa clase media alta de casita con jardín en suburbios donde las mamás llevan a los niños al cole en todoterrenos carísimos mientras sus maridos ejecutivos se trabajan sus abultados salarios y sus fabulosos seguros médicos en despachos climatizados con vistas desde las 9 hasta las 17h, tiene que existir una cada vez más creciente parte de la sociedad que a pesar de matarse a trabajar está en riesgo de exclusión social, o directamente ya están excluidos, y probablemente no tuvieron ni una oportunidad desde la cuna de ganarse otra vida. Ya no es un país de las oportunidades, al menos no para todos.
Cuando el desbalanceo de las cosas es tan acusado y afecta a tanta gente, se forman dos sociedades paralelas, que ni se tocan ni se aprecian, que se mueven en círculos concéntricos y se cruzan como mucho cuando unos son los camareros de los otros. Y en cualquier momento la más perjudicada puede empezar a morder todo lo que tiene alrededor, y les van a dar igual las consecuencias. ¿Es por tanto la sociedad norteamericana una sociedad fallida? Yo cada día estoy más convencido de ello.