No quise dejarlo en el hilo del feminismo, mejor aquí.
Es donde encajaría perfecto. La hormona maldita: la testosterona.
El debate está ahí, de hecho Testosterone Rex: Unmaking the Myths of Our Gendered Minds, un libro dedicado a rebatir la idea de que la testosterona tenga tanta influencia en la diferenciación sexual, ha ganó el año pasado el Royal Society Science Book of the Year.
No he leído el libro, que básicamente intenta descartar cualquier influencia de la genética en el comportamiento fiándolo todo a la socialización. Como tampoco comparto el determinismo biológico absoluto. Pero negar la evidencia científica es lo que tiene... En el momento que negamos que la genética defina el sexo ya la hemos liado.
Demos la bienvenida al equipo de gimnasia femenina de la RDA!!!