Emilio Galsán escribió:
composición->mezcla->masterización.
Considero (a título personal, claro) que esto es completamente válido siempre y cuando estemos componiendo para instrumentos acústicos. Una orquesta sinfónica, una banda de pop, un trío de jazz, un grupo heavy, un cuarteto de cuerda... creo que se entiende el concepto.
Pero considero que, si hablamos de algunos tipos de música electrónica, el esquema tradicional es ineficiente. No vale poner un bombo y un bajo y dejarlos ahí, tal cual, para la fase de mezcla. Puesto que son el sustrato de TODA la música electrónica de baile, han de sonar bien desde el principio. Hay que ecualizarlos, comprimirlos, estrujarlos lo que haga falta desde el minuto uno para garantizar que 1) son buenos por sí mismos y 2) se acomodan e interactúan entre ellos de modo óptimo. Dejar estas operaciones para una segunda fase de mezcla puede conducirte a desagradables sorpresas que incluso te haga volver a la "fase 1", porque, sencillamente, los sonidos que seleccionaste en un principio no valen. No vale "tirar las vigas y los cimientos, y ya los alinearemos cuando hayamos construído media casa encima".
Por tanto, y en la mayoría de los casos, al crear música electrónica la composición y la mezcla suelen fundirse en un único proceso. Lo que no es óbice para que, posteriormente, se afinen todas las pistas en un proceso ya sí más parecido a la mezcla tradicional.
Pero vamos, ni se te ocurra distraerte con compresiones e historias sí, por ejemplo, estás haciendo un mock-up orquestal, porque como han mencionado antes, eso va a ir en detrimento directo de tu creatividad.