Audiovisual

Guía de diseño sonoro (10): Seis procesos para modular efectos sonoros

[Nuestra guía de diseño sonoro es una cadena de artículos dedicados a explorar nociones, procesos y reflexiones en torno al diseño de sonido, para cine, para videojuegos, acusmático, etc]

Como ya hemos hablado en repetidas ocasiones, el diseño sonoro no es mera exageración de procesos. Si bien hay momentos donde se necesitarán abundantes transformaciones y efectos, es claro que entre más simple, mejor, entre menos necesidad de saturar los sonidos y conservarlos más crudos y naturales, mejor. Esto, sin embargo, no quiere decir que no debamos atender a los procesos y las transformaciones, sino más bien saber cuando es el momento adecuado para ello.

Tras explorar procesos esenciales y también algunas herramientas menos comunes pero de gran importancia a la hora de diseñar sonido para medios audiovisuales, procesar efectos sonoros, etc, nos movemos a otra serie de efectos que completarían nuestra caja de herramientas para el tratamiento de sonidos. Se trata de aquellos efectos de modulación, los cuales nos permiten retorcer el espectro, modificar de diversas formas la frecuencia, repetir sonidos, entre otros, encontrando aquí algunos ya clásicos como un delay o un flanger/chorus, pero incluyendo también otros un tanto más específicos.

Todos estos efectos de modulación no deben entenderse en sus formas más radicales, aunque dado el caso, así deberán utilizarse. Sin embargo, hay que pensarlos desde lo sutil, como si se tratara de un plato que estamos cocinando y estas herramientas fueran ingredientes que con un poco ya pueden cambiar radicalmente el sabor de todo el plato, o que solo se han de integrar a ciertos elementos y no a la totalidad de partes del plato entero. Pensemos en ello como herramientas para generar un poco de movimiento, de sabor, de color, de textura. Su utilidad no depende por ello de los efectos extremos que puedan generar sino de alteraciones más delicadas que pueden quizás solo integrarse a una capa de la totalidad de un sonido.

Como ya es habitual, no nos enfocaremos en marcas –aunque pueden sugerirse algunas– sino que orientaremos la lista a los efectos en cuanto tal, dado que así podemos exponer a grandes rasgos los procesos en cuestión y dejamos la elección de plugins, marcas y tipos de efecto a discreción de cada quien.

1. Repetir y retrasar los sonidos

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Es probablemente uno de los más conocidos efectos del audio: repetir la señal, retrasar los sonidos, jugar con sus ecos y repeticiones. El famoso efecto de “delay”, en sus tantas formas, es un recurso invaluable para el diseño sonoro, incluyendo desde sutiles delays para generar ciertos efectos en relación a la imagen, hasta extramas transformaciones en los sonidos gracias al juego con múltiples líneas de retraso y/o repetición en los delay multi-tap.

En el diseño sonoro el delay, como con el resto de efectos, dependerá de la emoción buscada, de determinadas intenciones narrativas. Exageración, entonación, ficción, tensión; son muchos los efectos psicológicos para los que el delay puede aportar. Por ello conviene no depender un único delay, o de ser así, tener uno que permita versatilidad. Por lo general puede bastar con dos, aunque son tantos los tipos, que conviene explorarlos ampliamente.

Hay delays granulares tipo soundhack bubbler o SoundToys Crystallizer que pueden ser útiles para efectos de mayor alteración del sonido ya que incluyen cierta modulación de pitch y corte de los sonidos al repetirlos o retrasarlos. Otros ofrecen un mayor control del ritmo de repetición y la forma como responden los rebotes en el tiempo y el paneo, como SoundToys Echoboy, D16 Sigmund o Waves SuperTap, por mencionar algunos, ya que son bastantes las opciones.

Algunas veces el delay se aplica sobre conjuntos de sonidos, aunque por lo general es bastante útil en capas individuales, para generar repeticiones más genuinas que lo que se puede lograr mediante copiar y pegar, para alterar levemente los sonidos al repetir la señal con ciertos efectos como modulación o cambio de pitch, o para simplemente llenar un poco cierta capa que necesite más actividad o material en el tiempo. Los delays siempre serán pura sorpresa y pueden caber en muchos contextos. Algunas veces sirve incluso usarlos aunque no se crea necesario, puesto que aportan elementos inimaginables.

2. Alterar la señal retrasada o duplicada

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Otro clásico del procesamiento de sonido es el efecto de duplicar la señal y retrasar una de las líneas para agregar cierta modulación y generar efectos interesantes en la fase y la forma como se pueden entrecruzar las frecuencias de determinado material. Para ello es sumamente útil tener siempre a la mano un buen chorus/flanger que ofrezca versatilidad y control sobre sus parámetros, aunque es claro que en algunas ocasiones bastará con algún efecto más simple.

Aunque estos efectos pueden utilizarse de formas extremas para generar cambios radicales en el sonido, su uso sutil es más conveniente, o al menos más común. Sutilmente aplicados, estos efectos permiten a cada capa obtener cierto movimiento interesante, logrando una variación especial dentro del resto de capas que le permite acoplarse de una mejor forma.

Es útil tener en cuenta que las capas juegan tanto con el espacio que cada una tiene, como con el hecho de que se enmascaran e integran unas a otras, se unen como piezas de un rompecabezas, por tanto a la hora de sumarlas, conviene jugar con cambios sutiles que puedan aplicarse, logrando así otros efectos y formas de integración más interesantes que quizás con un ecualizador no se logran.

Las opciones dependerán además de los efectos específicos que se utilicen y la necesidad de la obra, donde puede utilizarse el flanging para generar una voz de un robot o simplemente para darle una apariencia líquida a cierto sonido. Hay además plugins que ofrecen opciones más dedicadas de modulación en este sentido, como Enigma de Waves, conocida joya, o PhaseMistress de SoundToys que incluye una sección dedicada a editar la forma de onda de modulación o el ritmo de repetición.

Estos efectos ya introducen otras vías creativas que llaman a la exploración dedicada, a la hora de crear whooshes, de darle movimiento a ciertas capas, de aligerar ciertos ataques, de generar efectos de transición o transporte, entre tantos otros. Son por ello de gran utilidad cuando se necesita darle algún toque de irrealidad a lo real.

3. Modular el espectro

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Relacionado con el último encontramos procesos de modulación dedicada del espectro, dentro de los cuales incluimos varios procesos que bien podrían asumirse de forma independiente: modulación de frecuencia (FM o vibrato), modulación de amplitud (AM o tremolo), modulación de paneo. El factor “modulación” se ejerce sobre el tiempo, alterando desde allí los parámetros mencionados, logrando así una infinidad de efectos que podrían parecer exclusivos de la ciencia ficción pero que en realidad tienen muchas posibilidades para cualquier tipo de situaciones.

Sus efectos pueden ser también sutiles, para generar cambios delicados en la frecuencia, para realzar elementos de una capa en determinado momento, para controlar la frecuencia sin tener que recurrir a cambios de pitch, e incluso para reemplazar los filtros en ciertas ocasiones. Estos moduladores pueden bien ser envolventes que transforman los sonidos, como ocurre con GRM Warp, por ejemplo, el cual puede transformar los componentes de frecuencia de una forma realmente radical, como lo es toda su suite de modulación espectral.

En general un plugin de filtro que cuente con opciones amplias de modulación puede ser bastante útil, tipo Volcano de FabFilter. Otras formas muy populares se logran por secuenciadores por pasos o por los infalibles LFOs en torno a la frecuencia o la amplitud, como ocurre con MondoMod, un plugin un tanto olvidado por Waves pero que ha encontrado un hogar en la caja de herramientas de una buena cantidad diseñadores de sonido y en este caso nos sirve de ejemplo perfecto para los efectos mencionados, salvo que en su caso se trata de la posibilidad de integrarlos mediante un LFO que controla sus modificaciones. Para paneo solo ya está muy bien, aunque el factor LFO, presente en otros plugins de este tipo, es bastante útil, tanto para utilizarlo en ondas extensas como en rápidos barridos que modulan y distorsionan sonidos para alterar un poco sus constituyentes.

4. Granular y reagrupar partes

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Aunque un tanto más extremo que los anteriores, no podríamos dejar de incluirlo. La granulación es hoy un proceso fundamental que nos permite cortar un sonido en varias partes que conservan elementos del timbre original, para reagruparlas de diversas formas o tratar con microsonidos que componen los objetos sonoros mayores. Es algo así como trocear un sonido y revolver los pequeños pedazos, con factores interesantes en medio del proceso, como la posibilidad de controlar el pitch de los pedazos, articularlos en diferentes cantidades, controlar la separación de un trozo a otro, etc.

Estos “trozos” se conocen como granos, los cuales vienen a ser formas atómicas o pulverizadas de los sonidos que nos permiten jugar al extremo con la morfología, pudiendo también agregar movimiento y variación sutiles, pero ante todo transformando de formas radicales la textura, modulando la envolvente al tiempo que se transforman radicalmente otros elementos del timbre como la frecuencia y el tiempo. Estos dos últimos son los dos ejes de la granulación: por un lado cortar el sonido en pequeñas piezas dentro de las bandas de frecuencia, y por otro, cortarlos en el tiempo, en milisegundos.

Para labores de fantasía, ficción y situaciones alteradas, este tipo de efectos cae obviamente bien, aunque, como los anteriores, tiene funciones interesantes para controlar una capa individual o para sonidos más crudos donde la alteración no sea muy evidente. La granulación en este sentido puede verse como la oportunidad de controlar la forma y el contenido de los sonidos desde una única perspectiva, pudiendo modularlos de múltiples maneras, para lo cual, aunque hay efectos particulares, es más interesante utilizar samplers dedicados a esta función, como el Alchemy de Logic, Form de Native Instruments, The Mangle de Sound Guru, entre otros.

Todos estos tienen en común el tratamiento directo sobre la envolvente, pudiendo granularla para variar profundamente su estructura, de tal forma que podamos generar capas o combinar sonidos dentro de estos, controlando una serie de factores que incluyen amplias opciones de modulación, bastante útil cuando se trata de generar sonidos que quizás no deben ser muy fieles a lo real y pueden ir más lejos en sus alteraciones. Puede jugarse con estos para crear fondos un poco más surreales, para darle algo especial a cierto movimiento o simplemente para crear situaciones donde se requieran transmutaciones extremas entre materiales, personajes, conceptos, etc.

5. Aprovechar moduladores externos

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Hay una serie de efectos bastante útiles que funcionan desde variación MIDI, esto es, no afectando directamente la señal de audio sino los parámetros MIDI dentro del DAW. Son muy interesantes porque permiten agregarle opciones de modulación a los demás plugins, pudiendo ir más allá de la automatización de parámetros para acercarnos a la modulación detallada de estos. Tanto para plugins que ya tengan opciones de modulación, como para aquellos que no cuentan ni con el más simple LFO, estos efectos se vuelven realmente útiles.

Aplicarlos en todo siempre será interesante, desde un ecualizador hasta una distorsión. Utilizarlos permite expandir el movimiento generado en ciertos efectos y los cambios que se ejercen sobre el tiempo en los mismos. Por lo general, su forma más básica es como un LFO, similar al LFO de MaxforLive que permite modular cualquier parámetro de Live. Sin embargo, hay opciones con más funciones, como el modulador MIDI integrado de Logic o uno de los más avanzados del mercado: MIDIshaper de CableGuys, que sirve como un complejo motor de modulación con cuatro LFOs y cuatro envolventes que permiten controlar mediante MIDI todo tipo de parámetros, incluso de instrumentos externos.

6. Multiefectos

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Otra utilidad a tener presente es el uso de multi-efectos, donde suelen integrarse varios o todos los anteriormente mencionados. Aunque podría no parecer así, entre los diseñadores de sonido es popular el uso de multi-efectos orientados originalmente para guitarra, bajo, tintes, etc, esto es porque ofrecen opciones todo-en-uno más ligeras e inmediatas, además capaces de alojar presets y combinaciones.

Aunque herramientas como Waves GTR tienen su fama, una de las más interesantes en este sentido es Guitar Rig de Native Instruments, ya que no solo ofrece amplias opciones de efectos a combinar, sino que cuenta con módulos dedicados a funciones de control de movimiento, modulación, integración de parámetros por macros, entre otras funciones.

Esto como ejemplo de lo que puede buscarse en un multi-efectos para diseño sonoro, que en el caso de Guitar Rig sirve como una avanzada suite de transformación, pero es claro que a la hora de multi-efectos el panorama se abre bastante, como en opciones más complejas tipo Reaktor de NI. En todo caso lo importante es quizás considerar la posibilidad de simplificar múltiples procesos dentro de uno solo.

Miguel Isaza
EL AUTOR

Miguel es un investigador que relaciona la filosofía, el arte, el diseño y la tecnología del sonido. Vive en Medellín (Colombia) y es fundador de varios proyectos relacionados con lo sonoro, como Éter Lab, Sonic Field y Designing Sound.

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