Personal (blogs de usuarios)

  • Ludiguer - al loro - una hora más que ayer y una menos

    El pasado domingo me levanté más bien tirando a temprano, y como siempre, antes de ponerme a preparar los desayunos, fui a quitar el capuchón a la jaula de mi loro, y cuando sólo llevaba levantada la mitad, ya pude ver los ojos de mi mascota que me miraban fijamente, “¿Dónde vas tan temprano un domingo?”, me preguntó sin ni siquiera darme tiempo a darle los buenos días, “bueno”, le respondí, “ya he dormido bastante y me levanto”, “pues no es eso lo que dice tu cara”, me replicó mientras me observaba minuciosamente, “pues mi cara podrá decir lo que quiera”, le insistí yo, “pero el reloj dice que son ya las ocho y cuarto, así que ya es hora de ir levantándose”. Al oír esto miro hacia la ventana y dijo, “ni tu cara de sueño ni la luz de la calle indican que son de las ocho y cuarto. Además, yo no soy como vosotros y no necesito relojes para saber la hora que es, me rijo por otros indicios y sé que aún no es hora de levantarse un domingo”. Entonces yo señalándole al reloj del reproductor de DVD que toma la hora de la señal le dije, “puedes verlo tú mismo. 08:17”, entonces él me miró durante un momento con gesto arrogante y aunque su pico permanecía inalterable sus ojos dejaban ver que por dentro lucía una sonrisa burlona, y me dijo, “ah, ya sé. Os han vuelto a cambiar la hora, ¿no?”, “exactamente” , le respondí, “¿qué pretenden?”, me preguntó, “¿que deis más leche?, ¿o que ahora la deis de mejor calidad?”, al oír esto me acerqué a su jaula y le respondí en voz suave, “hombre, vale que cada vez que hay un cambio de horario me sienta como las gallinas que tenía en una granja un tío nuestro de Cartagena al que íbamos a visitar en los veranos de mi tierna infancia, que les mantenía la luz más tiempo encendida por la noche para que se creyeran que el día era más largo y pusieran mas huevos, o algo así. Pero de ahí a que tú hurgues en la herida hay un trecho”, “o sea, que tengo razón”, añadió con tono socarrón (o quizá debería sustituir la primera ‘r’ por una ‘b’ al definir su tono), “ Que te sientes como un animalillo objeto de un experimento”, “no, no del todo”, le aclaré, “aunque no te negaré que a veces con estas cosas es cierto que me siento como si alguien estuviera tomando anotaciones sobre cómo me comporto ante determinados estímulos”, “os creéis muy autosuficientes y muy poderosos“, me recriminó, “y luego os dicen que a partir de hoy todos os tenéis que levantar, o comer, o lo que sea, una hora más pronto o más tarde, y ahí estáis todos haciéndolo sin rechistar”, dijo mi multicolor amigo sacando pecho, para luego añadir, “ve a la selva y dile al león que hoy tiene que comer una hora más pronto y verás lo que te dice, o al cocodrilo, o al águila, o a cualquiera de esos a los que llamáis bestias”, “Pero ¡cómo manejas los ejemplos según te interesa!”, le reproché, “lo leones no tienen que ahorrar energía. Según dicen con esta medida se ahorraran 60 millones de Euros, y eso es una cantidad importante. Tan importante que hay días que yo no los gano”. “Sí, pero de momento mañana cuando vayas a trabajar, tendrás que preparar los desayunos con la luz encendida, cosa que la semana pasada no hacías”, me replicó al momento. “Bueno“, le contesté yo, “pero a largo plazo seguro que se ahorrará lo que dicen”, entonces se acerco con pasos torpes al recipiente de las pipas, cogió una y mientras se la comía me dijo, “De todas formas lo de los 60 millones de euros de ahorro no me parece suficiente motivo”, “¿ah no?”, le dije yo sorprendido, “¿y cuál crees tú que es el verdadero motivo para hacer estos dos cambios de hora al año?, entonces expulsó de su pico la cáscara de la pipa, se acercó a los barrotes por la parte más cercana a mí y me dijo en un tono susurrante, o al menos todo lo susurrante que un loro puede hacerlo, yo creo que os están preparando para que en uno de estos cambios cuando os cojan desprevenidos decidan desde algún ministerio poneros multas a los que no hayáis cambiado la hora al día siguiente de lo estipulado y quitaros tres puntos del carné de conducir”, entonces yo aliviado, le enseñé la muñeca izquierda y le dije, “Ah pues yo como no llevo nunca reloj no tengo nada que temer. Me libro de la multa”, “¿qué no llevas reloj?”, me reprocho indignado, “pero eso es mucho peor. Eso son tres puntos por suponer que no la has cambiado, y cinco por ir por ahí sin reloj y la correspondiente multa. Digamos que diez euros por minuto, como lo normal es que lo lleves una hora mal, son 600 euros que con una previsión de 100.000 multados, ya nos cubre los 60 millones que tenían previsto ahorrar”, al oír esto le miré con una fingida cara de susto, y le pregunté “¿Y tú crees que llegarán a poner en práctica lo de la multa y los puntos?”, entonces mi multicolor ave me respondió con tono misterioso, “o eso, o algunos grandes almacenes intentarán explotarlo anunciando ‘Haz que los tuyos nunca se olviden del cambio de hora con la medalla conmemorativa - 25 de marzo de 2007’, la fecha es importante para que no sirva de un año para otro y tengas que comprar dos cada año y luego le pondremos una frase pegadiza como, ‘Una hora más que ayer pero menos que mañana’, o no, no, a ver que te parece ésta, ‘Una hora más que ayer y una menos en Canarias”, entonces miré a mi loro con gesto de aprobación y le dije, “me gusta. Resérvame un par de medallas de ésas para el año que viene”.

    el 31/03/2007
  • Mi viaje al desierto de Argelia.(Entrega Nº 6)

    Retomando mi entrada en la casa, el hombre entro corriendo a llamar a la madre de Feilah y esta salió corriendo gritando y disculpándose, ¡no sabíamos que venias! ¡Fuimos a ver las listas y no estabas! ¡Pensábamos que no vendrías si lo hubiéramos sabido los niños no hubieran ido al colegio! Yo me preguntaba ¿que colegio si hoy es sábado? Ellos no descansan ni sábados ni domingos, solo los viernes) yo no lo sabia, me dijeron, espera, espera que los niños no tardaran mucho en llegar, mientras te vamos a preparar té, ¡para que descanses! ¡Quítate los botines y entra!, el padre todo sonriente y yo desconcertada, me dijo, mientras yo preparo el té, Nezan (es el nombre de la madre de Feilah) va en busca de la cabra y de unas amigas, no entendía nada con su castellano a medias ¿Qué cabra? ¿Qué amigas? Mientras preparaba el té me explico, el té es muy complicado de hacerlo, es todo un ritual de costumbres, tienes que hacerlo en el mismo lugar que lo tomas, es una forma que tenemos de atender a nuestras visitas y familiares. Mientras él estaba haciendo el té seguía charlando, es un poco fuerte pero verás como te gusta, hay que tomar tres vasos y cada uno de ello tiene su significado, el primero es amargo como la vida, el segundo es un poco más dulce representa el amor, y el tercero es dulce como la muerte.

    Os podría explicar como traspasaba el te de un vaso a otro y de este a la tetera ¡como se esmeraba! que todo quedara perfecto, cuando tomé el primer té, con algo de miedo a lo que podría saber, al primer sorbo se me quedó casi pegado a la lengua de lo que raspaba, es fuerte, difícil para el paladar pero os puedo asegurar que, después de que lo hayáis tomado varias veces, resulta muy bueno e incluso, algunas veces cuando pienso en el té de los saharauis se me hace la boca agua, llega a crear un poco de dependencia. En este momento sentimos un gran revuelo en el patio, era la madre de Feilah con una cabra delgada, Mohamed no interrumpió el ritual del té, la llamó y los tres terminamos de tomarlo, Cuando salimos para el patio la cabra estaba amarrada y chillaba como loca, pienso que ella ya sabía lo que le iba a pasar, la que no sabía era yo, fueron a buscar unos grandes cuchillos y una palangana, cogieron la cabra y me dijeron tienes que ponerte en el centro para ver como degollamos la cabra, pensé ¡tierra trágame! no sabia que decir ni que inventarme para salir de allí corriendo, tan solo se me ocurrió ¿los niños cuando vienen? ya, ya están al venir, llegaron todos menos la Feilah, no salía de mi asombro todos alborotados alrededor de la cabra chillando, tocando palmas, con los labios y la lengua emitían un grito característico de la fiesta, riendo dando voces ¡hay cabra para comer! cuando vi como degollaban a la pobre cabra casi salgo corriendo, ellos me miraban riendo, me imagino que estarían diciendo, esta asustada y de verdad que lo estaba, fue la primera vez que noté que se burlaban de mi, creo que en cierta forma lo hacían o yo soy mal pensada, pero siempre me ha quedado esa sensación.

    Autora: Purificación Ríos Torres

    el 28/03/2007
  • Dios bendiga a los dentistas

    Pues sí, señores, Dios les bendiga a todos ellos. Seguro que no habéis oído a nadie decir eso antes, pero yo doy un paso adelante y lo digo aquí ante todo el mundo. Ya sé que cobran una pasta por cualquier cosa y ya sé que es desagradable lo que te hacen.

    Pero pasaros una noche sin dormir como yo de puro dolor de muelas, luego id a cualquier dentista y notar como al poco rato de ponerte en sus sabias manos el dolor empieza a desaparecer.

    Entonces diréis, como yo: "Dios bendiga a los dentistas". Y pagaréis hasta con gusto. Os someteréis a una endodoncia sin rechistar. Les diréis "gracias" y seréis sinceros al decirlo.

    Lo que sea por acabar con el dolor.

    Y qué dolor, mecagonlos...

    el 27/03/20072
  • v i k t o r t

    holas soy vik de argentina sanjuan tengo 22 años y soy fan del trance , me gustaria q escuchen mis temas y opinen , q esto nos sirve de mucho a los productores amateurs , bye saludos !!!

    el 24/03/2007
  • Ludiguer - al loro - comentarista vs como un turista

    Ayer por la noche estuvimos viendo uno de los tantos partidos de fútbol que hacen por televisión, y ya en los comentarios previos, yo notaba que a mi loro algo le estaba llamando la atención, pero como no decía nada, cosa rara en él, tampoco le di demasiada importancia, así que el partido avanzaba en silencio por nuestra parte hasta que mi alada mascota decidió interrumpirlo, “¿Pero cuánta gente se necesita para comentar un partido de fútbol?”, entonces yo me giré hacia él y le dije, “hombre, para comentarlo, lo que se dice comentarlo, con uno es suficiente”, “Pero yo ya he oído por lo menos seis voces diferentes”, me aclaró él, “bueno”, traté de explicarle mientras ponía un ojo en la jaula y el otro en la pantalla, “eso es una tendencia que hace algunos años se puso de moda. Las cadenas buscan colaboradores, normalmente entrenadores o antiguos jugadores, para que ayuden a hacer los comentarios de los partidos”, y entonces él me replicó, “Sí, pero con tantos como son ¿les da tiempo a hablar a todos”, “yo creo que al menos una frase sí que les da tiempo a decir”, le aclaré no sin cierta sorna, “pues que lástima ¿no?”, continuó él, “que te saquen de tu casa para hacer los comentarios y que sólo te dé tiempo a decir que cuando llueve la hierba está más resbaladiza, o algo así”, “según se mire”, le respondí, “porque ven el partido gratis en el campo”, “la verdad es que sí”, añadió mi amigo multicolor, “aunque visto desde otro punto de vista no es tanta lástima que no puedan hablar ya que la mayoría de las veces es más interesante que no digan nada. Pero ni ellos, ni los que se supone que son los profesionales de la comunicación”, “¿y por qué dices eso?”, le pregunté yo haciéndome el ingenuo, “pues unos porque el hecho de haber sido jugadores de fútbol no creo que les dé los recursos suficientes para salir airosos de los barrizales en los que se meten , y a los otros porque hay veces que valdría la pena que sólo transmitieran la imagen y el sonido ambiente sin comentarios porque más que informar, confunden”, “no seas así”, le dije yo tratando de calmarlo, “hay cosas que uno no ve o desconoce, y ellos te lo aclaran, ¿no?,”, “y al revés también”, me dijo, “porque están metidos en sus conversaciones privadas a seis bandas que llevan un cuarto de hora contando como ‘clara ocasión de gol’ una jugada que estaba anulada por fuera de juego. Se ha oído el silbato del arbitro antes de tirar, y luego el portero ha sacado desde fuera del área pequeña. Pero como estaban contándonos como era el restaurante al que han ido a comer, ninguno se ha dado cuenta”. “Bueno, pero eso es un hecho puntual, y el resto del partido sí te orientan”, le respondí tratando de quitar importancia al asunto. “Sí”, siguió diciéndome, “sobre todo cuando se dedican a poner absurdos apodos como ‘los enanitos’, ‘el mas listo’, ‘el sargento’, que seguro que se les ocurren mientras están comiendo, y luego piensan que nosotros también hemos estado sentados con ellos en la mesa y sabemos a quién se refieren y que nos va a hacer la misma gracia”, “pero eso lo hacen para adornar las retransmisiones”, volví a interrumpirle tratando de aclararle sus dudas, “sí,”, siguió mi alado animalito doméstico diciéndome al tiempo que me impedía ver el partido con tranquilidad, “pero ¿por qué eso ocurre principalmente en las cadenas que nunca retransmiten fútbol?”, “no sé”, le contesté, “¿tú crees que es así?”, “por supuesto”, me dijo él, “las cadenas en este sentido se pueden dividir en dos grupos: las que suelen retransmitir los partidos, que como están acostumbradas, cada partido es uno más, y unos salen mejor y otros peor, pero mantienen una línea, y luego están las que se emocionan con cada partido, porque retransmiten uno cada mes o ni eso, y esas son las peores. Primero, porque quieren hacer creer a la audiencia que fútbol en estado puro es lo que ellos emiten, y no las otras cadenas, con lo que el antes y el durante es un empalago gelatinoso de ornamentación innecesaria, como los famosos nombres familiares de que te hablaba antes, como si todos comiéramos sopas con los jugadores antes de cada partido, dicen cosas tremendamente obvias como cuando un contrario recibe una tarjeta en el primer cuarto de hora, se les desata la emoción y nos dicen que ‘el jugador número tres acaba de recibir una tarjeta, a ver si hace otra falta pronto, y el arbitro le saca la segunda y lo expulsa’, claro, como el jugador número tres es tonto, ahora en un momentito hace otra falta y nos contenta a todos, que para eso tu cadena está transmitiendo el partido, para que los jugadores hagan lo que tu quieras. Y otras veces con el fin de justificar el tremendo despliegue de colaboradores, como tienen que hablar todos, empiezan a recordar episodios particulares que llegan incluso a dejar al descubierto un cierto mal rollo, recuerdo que el otro día uno de ellos se mosqueó porque hicieron alusión a un problema suyo de espalda e inmediatamente saltó para aclarar que a él en la espalda no le pasaba nada. Pero si al que le gusta el fútbol quiere ver fútbol, y todo lo demás le sobra. No quiero saber que cuando el extremo sube, los dos pivotes se enganchan al volante, y la línea de cuatro se convierte en una W de cinco dejando que el carrilero reciba de espaldas al interior de la banda opuesta y obligando a los centrales a bascular porque el lateral no cierra su banda, si aún no sé qué hace un tío dos minutos retorciéndose en el campo, ni dónde estaba el jugador que deshacía el fuera de juego, ni quién fue el jugador que hizo el último tiro a puerta, ya que el que ellos han nombrado lo habían sustituido hacía más de veinte minutos”. En ese momento llegamos al descanso y pude prestar mayor atención al discurso de mi multicolor ave que tras una breve pausa seguía diciendo, “y luego hay que ver el telediario del día siguiente. En él nos cuentan que ayer les vieron no sé cuantos millones de personas, y que de los que no los vieron, la mitad vio al menos cinco minutos y un 33% del otro 50 se lo grabó para verlo y luego lo vio sin grabar y de ese 33 del 50 hay un 18 que vio más de cinco minutos pero menos de diez, aunque hubo un momento en que todos los espectadores que tenían sintonizada su cadena les estaba viendo, y de ellos un 15 tenía puesta otra cadena pero les veía a través del televisor del vecino. ¿Pero a quién importa eso?, ¿te van a pagar más a ti este mes porque a ellos les viera tanta gente?”. “A mi no”, le respondí, “a ellos igual sí. Pero a mi no”, y el siguió comentándome. “Si el mismo partido lo retransmitieran varias cadenas a la vez, todo ese auto jabón estaría bien, porque sería una clara muestra de que la gente te ha elegido por tus méritos, pero cuando tú eres el único que retransmite un determinado partido de fútbol, a la gente le importa poco qué cadena se va a encargar, quién va a ser el comentarista y quiénes los colaboradores, lo que importa es el botoncito del mando que hay que pulsar para verlo y a qué hora hay que pulsarlo. Y por supuesto, en ese telediario no importa qué otras cosas pasaron, ya que va a ser más importante el momento que ellos sólo captaron de un determinado jugador sonriendo a una espectadora mientras calentaba en la banda, (el jugador, no la espectadora), o un aficionado con sobrepeso que lleva tatuado junto a su peludo ombligo el escudo de su equipo, que cualquier otro evento deportivo que haya podido ocurrir, por muy importante que éste sea, ya que solo existe lo que ellos retransmiten”, en ese momento giré mi vista a la pantalla y vi como ya empezaban a salir los primeros jugadores del vestuario, así que miré a mi loro y le dije, “calla y mira con atención la segunda parte, que creo van a hablar de los mejores restaurantes en la zona del estadio y qué pedirse en ellos, que es la diferencia que hay entre un simple ‘comentarista deportivo’ que sólo comenta el partido y un ‘como un turista deportivo’, que además de comentártelo, come, hace turismo y luego te lo cuenta.

    el 24/03/2007
  • la musica nos une

    hola a todos, me estreno en este espacio con la idea de poder intercambiar musica, opiniones, criticas..... enfin cualquier inquietud asi que si os animais no dudeis en hacermelo saber.

    el 21/03/2007
  • Mi viaje al desierto de Argelia.(Entrega Nº 5)

    Poco a poco cada uno de nosotros fuimos recogidos por una “Familia” Saharaui, ahora éramos nosotros los acogidos, yo me quede para la ultima, bueno mejor dicho nadie fue a recogerme. En esos momentos era un mar de dudas. ¿Por qué no vienen? ¿No se habrán enterado que estoy aquí? ¿Cómo puede ser que se olviden de mí? ¿Qué hago yo en este lugar?

    Unos guardias se dirigieron a mí, me preguntaron a que “Familia” pertenecía, les expliqué que era de la “Familia” de Mohamed, el conductor de la ambulancia del hospital, se reunieron unos momentos y cuando llegaron a mí, me dijeron, nosotros te llevaremos. En esos momentos me sentía totalmente desolada y olvidada, diciéndome una y otra vez ¡si quedamos que al llegar ellos me vendrían a recoger! ¿Qué ha pasado con todas esas llamadas en las cuales me pedían que fuera y ahora nadie viene? Los policías que me trasladaban veían mi cara de pena y compungida, en un mal castellano me decían, algunas veces las listas de los visitantes no vienen correctas.

    Nada que me pudiera consolar ¿Cómo puede ser que solo mi nombre no viniera en las listas? ¿Y si no está la “familia” de “mi niña” por aquí? La pregunta seguro que la hice en voz alta porque me contestaron, ¡ah Sra. no pasa nada la mandaremos con otra “Familia” y seguro que estarán contentos con tener a una Española tan guapa como Usted! Por fin llegamos a la puerta de la casa de Mohamed el conductor de la ambulancia de Smara, mi corazón me latía con tanta fuerza que creía que se me saldría del pecho.

    Me bombardeaban nuevas preguntas ¿serán ellos los que viven aquí? cuando por fin salió un hombre alto con bigote, lo reconocí de inmediato, lo había visto en fotos que me mandaron desde Tiduf, !sí, si, son ellos¡ ¡Gracias a Dios¡ Al verme el hombre estuvo un rato hablando con los policías, luego se vino a mi y me dijo, entra estas en tu casa. La casa era de ladrillos de adobe, todo un lujo, al lado de las Jaimas, (es así como llaman a las tiendas de campaña con un palo central, con un nombre muy característico debido a sus connotaciones simbólicas, es el palo que sostiene la tienda, familia, nación). A los lados de la casa tenía unos muros de ladrillos de la misma calidad, ni muy altos ni muy bajos, lo suficiente para guardar la intimidad del interior de aquel patio. Cuando entré había cuatro estancias separadas entre si, una servía de comedor y dormitorio de las mujeres, la otra mas pequeña en donde se guardaba el tesoro del arcón (Este arcón, fue llevado por ellos en su exilio a través del desierto, en el llevaban sus más preciados tesoros, todas sus pertenecías más queridas, de esas casas que dejaban atrás, aguardando el día en que regresen a su nación, el tesoro del arcón que básicamente es su ajuar, juegos de te de plata, alfombras, cubiertos, brasero jamás serán usados hasta que puedan regresar, este arcón pasa de padres a hijos, según su criterio de quien es el mejor portador de sus tesoros).En esta estancia es exclusiva, reservada para el arcón y para los hombres de la casa. En un cuartucho pequeño que había al lado pero separado por una leve distancia estaba “El cuarto de baño” Al lado del comedor o cuarto de mujeres y niños pequeños, estaba una estancia pequeñísima que la llamaban cocina, en ella tampoco entré demasiado, a las visitas no las dejan de que entren en la cocina, simplemente desde fuera le eché un vistazo había un especie de frigorífico una cocina de gas y un lugar donde había una pequeña puerta, más tarde me enteré que allí estaba su despensa, la cocina era la única estancia de la casa que la cerraban con llave incluso el portón tan solo lo cerraban con una cuerda y un pequeño cerrojo uno en la parte posterior y otro en la interior. En mi interior pensé algo que era incomprensible para mi, ¿Cómo pueden serrar la despensa y no su tesoro?

    Autora:Purificación Ríos Torres

    copyright© Purificación Ríos Torres (Barcelona) 2007

    el 19/03/2007
  • Ludiguer - al loro - hoy también te echo de menos

    Tras estar un buen rato dando vueltas en la cama, y para evitar despertar con mi insomnio al resto, he decidido levantarme y encerrarme en el salón a oír algo de música. He ido sigiloso hacia el sofá, pero al pasar por delante de la jaula de mi loro, su aterciopelada voz me ha dicho, “¿Quién eres?”, “Tsssssch, soy yo”, le respondí en voz baja, “pero no grites que aún no es hora de levantarse. El resto aún duermen”, “¿y tú no?”, me preguntó, “no, no tengo más sueño”, le respondí, “yo tampoco”, me dijo él. Así que fui a su jaula y ya que los primeros rayos de luz empezaban a entrar a través del cristal del balcón, le quité el capuchón. “¡Qué cara tan mala tienes esta mañana!, ¿no?”, me dijo mi observadora mascota al verme, “llevo un rato despierto, y lo que he dormido, tampoco lo he dormido muy bien”, le aclaré, “¿Qué te pasa?”, me pregunto con interés, “Pues no sé”, le empecé a explicar, “es una sensación extraña que está casi permanentemente en mí, que me hace de vez en cuando no dormir bien y tener sueños tristes, o quedarme a veces como ausente. Es como esa molestia que uno tiene, que parece que no notas, pero que determinados movimientos te recuerdan que está ahí”, entonces mi mascota me miró y me dijo, “si me quieres contar algo, hazlo, pero no sé de qué estamos hablando”, “pues es como si notaras que hay algo nuevo dentro de ti, pero en cambio te falta algo que es eso mismo que en ti notas nuevo”, le intenté aclarar a mi confuso amigo multicolor, pero me temo que no tuve mucho éxito, pues me dijo, “mira, de verdad que si quieres contarme algo, adelante, pero no soy capaz de coger el hilo de esta conversación”, entonces me senté en el sofá, tome aire, miré hacia la jaula y le dije, “Vamos a ver cómo te lo explico. Por ponerte un ejemplo cotidiano y salvando las distancias, imagina que durante toda tu vida has tenido una botella del mejor vino, y esa botella la enseñabas a todo el mundo, la mirabas y contemplabas, ibas con ella de viaje, y ocupaba un lugar de privilegio en tu casa. Era una parte más de tu vida. Pero un día, por circunstancias de la vida te das cuenta de que el vino de esa botella se está deteriorando, y lo está haciendo de tal modo que ves que no hay marcha atrás, y el día menos pensado o se rompe el cristal o se le sale el corcho, pero es irremisible el hecho de que cada día que pasa es uno menos que te queda con tu apreciada botella de vino, haces todo lo posible por salvar a ese vino, pero el corcho cada día se sale un poco más, hasta que una tarde oyes un ruido, y cuando te acercas al botellero te encuentras la botella con el tapón quitado y tu vino desparramado por todas partes. ¿Vas viendo a lo que me refiero?”, entonces se le iluminaron los ojos, y con un gesto de confianza me dijo, “No. Pero sigue. Necesito ver cómo sales de ésta”, “pues muy fácil”, continué explicándole, “En ese momento asumes que has perdido tu vino, y que ahí acabó todo, pero desde ese día y sin saber cómo ni porqué, empiezas a notar que muchos alimentos te saben a ese vino, su olor está en múltiples lugares, y sobre todo, notas en ti una energía y vigor que sin poder explicarte cómo, te hace tener la certeza de que ese vino está dentro de ti y te sirve de motor en ciertas facetas de tu vida. ¿Lo entiendes ahora?”. Entonces mi loro me miró y me dijo, “lo del vino sí, lo de la fuerza casi, lo del corcho no, y ¡qué demonios!, lo del vino y lo demás tampoco. De verdad, me acabo de despertar y estoy bajo mínimos, si me quieres contar algo y ha de ser ahora, hazlo pero no esperes que te entienda”, “pero si es fácil de entender”, le insistí a mi mascota casi durmiente, “la cosa es que a veces digo algo y mi voz me suena a la suya, cojo algo o enciendo una luz y en vez de mi mano, veo la suya, y si encima llevo puesta alguna camisa o suéter suyo el efecto se multiplica, por otro lado, noto como si de algún modo decisiones importantes o hechos relevantes en mi vida se vieran inevitablemente abocados hacia la mejor opción, y esto son cosas que me hacen sentir bien, pero la verdad es que cuando pasas tres cuartos de tu vida con miedo a que algo ocurra y al final ocurre, es muy difícil encontrar la forma adecuada de ubicarlo en tu día a día. Yo creo que en un ser humano, no sé si en vosotros también ocurrirá, las peores situaciones son aquellas en las que el corazón va por un camino y el cerebro por otro. Es decir, esas situaciones tan triviales como el hecho de haberte tropezado con un jugador de fútbol en la calle o haber oído que en una televisión van a hacer hoy dos partidos, y que hacen que el corazón se dispare y diga, ‘ahora cuando lo vea que no se me olvide decírselo’, pero aún sin terminar la frase, el cerebro reacciona y te devuelve a la realidad, y es que la relación ha cambiado y hay que aprender a adaptarse a ella y a llevarla, hay que aparcar los cinco famosos sentidos y aguzar el sexto, el séptimo o el que corresponda en este caso”, en ese momento respiré hondo, apoyé los codos en las rodillas, pase lentamente ambas manos desde la frente hasta la nuca, allí entrelacé mis dedos, miré a través del cristal y seguí diciéndole, “y luego la luz de estos días del final del invierno y principio de la primavera, que me trae tantas cosas a la cabeza, ese aire que sopla que ni es frío ni caliente, no quieres ponerte triste, porque juntos nunca hemos estado tristes y no quiero empezar ahora..., pero..., la ventana vacía, las pisadas que sólo quedan en el recuerdo, y su sonrisa, en fin, no sé si nunca estando tan lejos lo he sentido tan cerca o es que nunca estando tan cerca he tenido la impresión de estar tan lejos. Supongo que como todo va a días, y dentro de cada día a momentos, pero cada vez que viene a mi mente la realidad un temblor surge dentro de mí como un terremoto con epicentro en el corazón que me hace estremecer . El caso es que dicho en activa, en pasiva con verbos regulares o irregulares, hoy también le echo mucho de menos, y de las pocas cosas que me consuelan es que cada vez que lanzo al viento la pregunta de que cómo está, hay algún indicio o alguna señal que me dice que me sigue respondiendo con su ‘estupendamente, ¿y por ahí?’, y me da fuerza para contestar que por aquí bien también”, y mientras decía esto, levanté de nuevo la vista hacia la jaula, y vi que mi multicolor amigo se había dormido, así que le puse el capuchón, me coloqué unos auriculares y empecé a oír a mi grupo favorito.

    el 17/03/2007
  • Ya estan aqui.

    Como cada año Valencia celebra su fiesta.Puede que sean los festejos mas musicales de toda la geografia española.Aqui y ahora hay cerca de 5000 musicos tocando por la calle animando a la peña.Si teneis un hueco no dejeis de venir,merece la pena.Yo mismo acabo de llegar de estar tocando por la city acompañando a mi comision.En serio,si te gusta la musica (toda) es una experiencia.No te la pierdas.

    el 16/03/2007
  • El guitarrista sa ha esfumado

    Bueeeeeno, resulta que el guitarrista no se sentía identificado con nuestro proyecto, andamos en busca de otro,... si sabéis de algún guitarrista de Barcelona o ro-dalias que le encante la música de los 70 hacha al estilo 2007, avisad pf.

    Saludos ;)

    el 16/03/2007