Es habitual encontrar en los foros de audio cuestiones sobre equipo: previos, convertidores, plugins, hardware… La mayoría de personas busca en las herramientas la forma de progresar y sonar mejor.
Yo mismo pasé muchos años sin parar de cambiar de herramientas. Tuve de todo, material de primer nivel, monitores de gama alta, grandes micros y previos… Sin embargo solía pensar que no notaba apenas diferencia entre esos equipos. Y lo que era peor… mis mezclas, que en mi sala sonaban muy bien, luego no se traducían igual fuera de ella. Era habitual para mí llevarme grandes disgustos al escuchar mi música en el coche o en casa de amigos. No sonaba como en mi estudio. Al contrario, sonaba mal, con problemas de graves, sin vida, con carencias muy evidentes que sin embargo en mi sala no percibía. Allí siempre sonaba bien, pero solo allí.
Igual que cuando uno tiene varias dioptrías es complicado leer, porque todo se ve borroso, mezclar sin escuchar correctamente los graves, el brillo, las colas de la reverb, la relajación de un compresor... es tremendamente complicado.
Había leído sobre el acondicionamiento acústico, como todos, pero siempre lo vi un tema menor. Compré en su día un kit de espumas y lo pegué en las paredes, pero sinceramente no noté mucha mejoría.
Es lógico. Imaginad que tenéis un problema de vista y os acercáis a una óptica a pedir unas gafas. Imaginad que el optomestrista os pregunta cómo deben ser los cristales y le decís que ni idea, que ponga unos bien gordos y ya está.
Es una situación absurda, claro. Sin embargo en los home estudios se suele hacer eso mismo. Ponemos espumas sin pararnos a pensar si va a ser la espuma adecuada, si la ponemos en la cantidad idónea, si la estamos poniendo en el lugar adecuado, o si necesitamos absorción o difusión
A igual que cuando uno no ve bien se va al oftalmólogo para que sea éste quien, tras las pruebas adecuadas, decida si necesita o no gafas y qué cristales exactamente serán los correctos, lo lógico es detectar los problemas acústicos de nuestra sala y corregirlos del mejor modo posible y no hacer las cosas al tuntun.
Antes que nada hay que decir que una buena acústica debería conseguirse gracias al diseño y contrucción de la sala. Hay infinidad de profesionales con gran experiencia que son las personas idóneas para lograr los resultados óptimos.
Sin embargo, y ya que yo me refiero a los estudios caseros, lo habitual en muchos casos es encontrarse con una distribución arquitectónica concreta e inalterable.
Si solo disponemos de una habitación en nuestra casa, habrá que amoldarse a ella, a sus medidas y distribución. Y si tenemos una ventana o un pilar no podremos moverlos, y si hay unas estanterías y nos interesa conservarlas, por ejemplo, pues tendremos que adaptarnos. No podemos construir nuestra sala desde cero ni podemos, muchas veces, empezar a hacer obras ni gastar grandes sumas.
Para estos casos, que son muchos y muy habituales, va dirigido este artículo.
Yo no soy ningún experto en el tema. Pido disculpas de antemano si digo alguna cosa incorrecta. En su día acondicioné mi sala gracias a la ayuda de gente que sí sabe mucho, principalmente José Almagro de AR Acústica, Carlos Lillo de Rimshot estudio y José Lastra, a quienes reitero desde aquí mi agradecimiento. Gracias a aquella experiencia comprendí mejor cómo detectar los problemas (en mi sala) y cómo plantear soluciones baratas y eficientes, y eso es lo que voy a compartir con vosotros, esperando que a más gente le sirva como guía.
Parte de este material ya lo publiqué anteriormente en otro sitio. Quizá alguno ya lo conociera. Como había muchas lagunas y algunas cosas no estaban perfectamente explicadas, he pensado completarlo y mejorarlo, tratando de que esta vez quede todo bastante claro..
También quiero aclarar que en el texto que sigue me referiré al acondicionamiento de un control room, es decir, una sala de mezcla.
En un estudio suele haber salas de control y de grabación. En cada una de ellas se requiere una acústica distinta. Mientras en una sala de grabación es interesante cierta reverberación que, sin enmascarar el sonido, le aporte riqueza, en una sala de control nos interesa más que su reverberación sea corta y sus reflexiones tempranas estén controladas.
Dado que los usuarios de los estudios caseros muchas veces solo tenemos una sala, al menos en mi caso entiendo que es mejor que la acústica de esa sala se oriente a la mezcla.
El proceso
Lo primero que aprendí es que para tener una sala con buen sonido es necesario lograr dos cosas:
-Un tiempo de reverberación adecuado y controlado
-Una respuesta en frecuencia lo más plana posible
Así que el acondicionamiento lo hice en dos fases. En cada una de ellas atacqué un aspecto distinto.
Hay programas de correción de respuesta en frecuencia como el ARC que aplican una ecualización al master para compensar las deficiencias de la sala. Si bien producen cierta mejoría, no corrigen la reverberación excesiva, y por tanto no son una solución eficiente.
La reverberación
Lo primero que busqué en mi sala fue un tiempo de reverberación más o menos corto y sin grandes diferencias entre unas y otras frecuencias.
Las ondas se desplazan a través del aire una vez salen de nuestros altavoces. Si esas ondas siguen flotando, rebotando y volviendo a nuestros oídos desde distintos puntos, se mezclarán con el sonido directo de los altavoces, emborronando los detalles y la imagen estereo.
Para controlar el tiempo de reverberación (desde ahora TR) podemos usar absorbentes.
Estos materiales dejan pasar el sonido a través de ellos, pero como ofrecen resistencia debido a su densidad, éste se frena al atravesarlos, con lo que la reverberación se acorta.
Hay materiales absorbentes tan básicos y habituales como un sofá o cortinas de tela consistente y porosa. Sin embargo es probable que necesitemos añadir algo más a la sala para que la reverberación baje hasta el nivel óptimo.
Pero antes de poner nada en las paredes es interesante realizar mediciones para detectar los problemas concretos de nuestra sala y no poner absorbentes al tuntun.
Necesitaremos un micro omnidireccional de medición y un software llamado Arta. Hay otros programas (el Rew es gratuito), pero este es el que yo conozco y por tanto es del único que puedo hablar. El micro de medición puede ser el Behringer Ecm 800, muy barato y perfectamente válido para lo que vamos a hacer.
Os comento cómo hacer las mediciones.
Colocamos el micro en un soporte a la altura de nuestras orejas. Al ser omnidireccional da lo mismo apuntarlo hacia arriba o hacia los monitores. Yo apunté a los monitores.
Podemos empezar tomando una docena de mediciones.
Abrimos Arta. En Setup / devices le asignamos el driver de la tarjeta y las entradas y salidas que usaremos.
Conectamos el micro de medición a un previo, el que le hemos especificado como entrada en Arta. El micro necesita alimentación phantom.
Ahora clickamos sobre el triángulo rojo.
Se abrirá un cuadro. Buscamos la pestaña Sweep.
Al darle al Record sonará un barrido muy rápido por nuestros altavoces, que será recogido por el micro y grabado por el programa.
Hay que ajustar los niveles de los monitores y del previo que recoge el sonido del micro, de forma que nunca clipe la señal. En la barra del cuadro veremos el nivel de señal entrante. Es importante que nunca llegue al rojo.
Una vez ajustado el volumen de monitores y previo es momento de comenzar a tomar mediciones.
Fijaros en que la frecuencia de muestreo que sale por defecto son 48k. O bien los cambiáis en Arta o bien en vuestra tarjeta de sonido, pero lógicamente ambas deben coincidir.
Como dije, haremos 12 o 15. Hay que tomarlas desde puntos diferentes, pero cercanos al lugar concreto donde os sentáis vosotros al trabajar. Movéis el micro un palmo a la derecha y medís, luego a la izquierda y volvéis a medir, luego un palmo adelante, luego otro atrás, y así hasta hacer unas 15 mediciones en la zona donde os sentáis al mezclar, cubriendo un metro a cada lado más o menos y un poco delante y destrás del punto principal de escucha.
Al hacer cada medición guardáis el archivo. Podéis ponerle números del 1 al 15. No es importante recordar a qué punto concreto pertenece cada archivo. Estamos midiendo la zona donde vamos a mezclar, digamos un par de metros cuadrados, para sacar una media de la reverberación de la sala.
Una vez tomadas las mediciones hay que calcular la media del TR en distintas frecuencias.
Abriremos cada medición (son archivos .pir) y buscaremos Analysis / ISO3382 – acoustical parameters / Graphical representation for 1/3 octave bands.
Nos aparecerá un cuadro como este
Hay que clickar en la opción Table y nos aparece por fin el TR para las distintas frecuencias.
En la barra horizontal gris superior vemos la frecuencia.
De la barra vertical gris solo nos interesa el primer parámetro, el T30.
De este modo, lo que estamos viendo es el TR que hay en nuestra sala en cada una de las frecuencias, de más grave a más agudo.
Bien, pues ahora hay que anotar todos los valores de cada medición y sacar la media de las 15 que hemos hecho para cada frecuencia. Es un tostón, sí. Aconsejo hacerlo en un Excel y luego los cálculos se hacen más rápidamente.
Lo normal es que el TR en graves sea mayor que en agudos.
No hay una norma estandar sobre el TR ideal en una sala de control. A mí me aconsejaron 0’2 sg y es lo que os recomiendo.
Os aviso que conseguir un TR de 0’2 es 63hz es casi imposible. Es normal que de 100hz para abajo nos quede un poco más alto que en el resto.
Nuestros objetivos a la hora de controlar el TR han de ser dos:
1. Intentar acercarnos a esos 0’2sg en todas las frecuencias, sin volverse loco
2. Que no haya grandes desfases entre los TR de las distintas frecuencias. No pasa nada porque haya ciertas discrepancias, pero no es bueno que las diferencias sean importantes en rangos frecuenciales diferentes.
Ahora vamos a mirar la última imagen con más atención para comprender mejor lo que nos dice. Esa es la primera medición que hice yo en mi sala antes de iniciar el tratamiento acústico.
Como vemos en la medición d emi sala, en 63hz había más de 1 segundo de reverberación. Despues, en frecuencias más altas, la cosa se movía por unos 0’6sg aproximadamente.
Para bajar el TR podemos colocar materiales absorbentes.
Sirven perfectamente las espumas comerciales. Sin embargo son caras y hacía falta mucha cantidad para una sala con un TR tan elevado como el mío.
También se pueden frabricar absorbentes caseros, que salen mucho más baratos, pueden ser muy decorativos si se hacen con un poco de gusto, y además son tan o más eficientes como las espumas comerciales.
Yo os mostraré cómo hice mis absorbentes por si queréis haceroslos parecidos.
Usé lana de roca Rockwool E-225 de 70 de coeficiente de absorción y 4 cm de grueso.
Cada plancha mide 120 X 60 cm, así que me construí unos marcos de DM de esa medida para que en cada uno cupiesen dos planchas.
Compré en un mercadillo tela porosa para cubrir los absorbentes. Sirve cualquier tela que deje pasar el sonido. La mejor forma de saber si la tela os sirve es mirarla al trasluz. Si deja pasar un poco de luz también pasará el sonido. Las hay baratas y caras, de muchos colores, así que se puede conseguir un efecto decorativo con los absorbentes.
Corté la tela y la puse en el suelo. Luego sobre ella el marco de madera y dentro las planchas de lana de roca. Grapé la tela al marco por su parte trasera y puse al medio un trocito más de tela para que la lana de roca se quedase mejor sujeta. Sencillo y rápido.
A la hora de colocarlas en las paredes clavé antes unos listones sobre los que descansarían los absorbentes. Dejando un pequeño espacio, a modo de cámara de aire, entre ellos y la pared se consigue mayor absorción que si los pegamos.
Es mejor si colocamos absorbentes detrás y a los lados de monitores, para controlar las reflexiones tempranas. También detrás nuestro.
Decidí hacerme un invento para el techo, sobre mi posición de escucha.
Compré tres planchas de espuma comercial y las clavé sobre un par de listones.
Luego lo colgué en el techo con un par de cadenas en la parte más lejana a mí para que tuviese inclinación.
Y así es como quedaron los absorbentes una vez colocados en mi sala.
Yo construí varios absorbentes porque mi TR era tremendamente alto, pero no es necesario hacer tantos en todos los casos.
Recomiendo contruir cuatro, colocarlos y volver a medir. Si aun tenemos un TR demasiado elevado podemos construir un par más o los necesarios, pero mejor medir antes para estar seguros de que es necesario. Si nos pasamos tendremos una sala excesivamente seca y eso tampoco es bueno.
Es buena idea que coloquemos los absorbentes dejando espacios de pared vacíos de por medio, para que el sonido pueda rebotar en ellos. La sala no debe quedar demasiado muerta y hace falta cierto rebote del sonido en las paredes.
En mi sala el espacio era muy limitado, así que hice lo que pude. Dejé la ventana sin cubrir porque, aunque en ese punto concreto hubiese sido interesante poner un absorbente, no estaba dispuesto a perder la luz y el aire.
Así que insisto en esa idea: no hay que perder confort siempre que sea posible.
Bien, este tipo de absorbentes, igual que las espumas comerciales, realmente no afectan a las frecuencias más bajas. Raramente hacen nada de 200hz para abajo. Donde sí funcionan es en medios y agudos.
Mis nuevas mediciones mostraron un TR mucho mejor desde 100hz hacia arriba.
Sin embargo por debajo de 100hz el TR seguía siendo muy grande.
Por tanto había que encontrar una solución para mejorarlo.
Jose Almagro me habló de un diseño de resonador original de la BBC que funciona de fábula si se construye correctamente. Se trata de un cajón sólido con una tapa fina que vibrará a cierta frecuencia. Esa vibración mitiga las ondas sonoras y las frena. Es similar a un tambor, con una membrana en la parte superior que vibra.
Con DM de 1cm de grosor construí los cajones: el fondo y los laterales, dejando la parte de arriba sin cubrir. Ahí es donde va la membrana.
El cajón vale la pena rellenarlo con lana de roca o fibra de vidrio, ya que esta consigue ampliar el factor Q, es decir, que el resonador cubra un mayor rango de frecuencias, aproximadamente media octava por arriba y por debajo de la frecuencia elegida.
Hay que dejar un centímetro o algo más entre la lana y la tapa para dejarla vibrar. La lana se puede sujetar con unos clavitos en el DM a modo de tope.
Luego fabricamos las tapas del grosor adecuado, las clavamos y después sellamos bien todas las juntas con silicona. Si no está perfectamente sellada no vibrará correctamente.
Las paredes de los cajones aconsejo hacerlas de DM de 1’6 o 2cm si va a ser bastante grande.
Las medidas de ancho y largo del resonador pueden ser las que queramos, podemos hacerlos más grandes, más pequeños, rectangulares o cuadrados.
Solo hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: la tapa y la profundidad del cajón.
El resonador estará afinado a una frecuencia concreta, para lo cual usaremos una fórmula que nos dirá el grosor de la tapa / membrana y la profundidad del resonador.
La fórmula para calcular ambas cifras es f = 600 / SQRT (m*d) donde “f” es la frecuencia que queremos hallar, “m” la masa del panel (en kg/m2) y “d” la profundidad del cajón. SQRT = raiz cuadrada
La masa del resonador dependerá del material que escojamos para la tapa o membrana. Cada tipo de material tendrá su propia masa.
Yo recomiendo para la tapa usar contrachapado de pino si el resonador no es muy grande y DM si es muy grandote.
MASAS APROXIMADAS DEL DM ESTÁNDAR SEGÚN GROSOR:
de 2,5 a 3 mm 800 Kg/m³
de 4 a 6 mm 780 Kg/m³
de 7 a 9 mm 770 Kg/m³
de 10 a 16 mm 760 Kg/m³
de 18 a 19 mm 755 Kg/m³
de 22 a 25 mm 750 Kg/m³
de 28 a 32 mm 740 Kg/m³
de 35 a 38 mm 730 Kg/m³
de 38 a 40 mm 720 Kg/m³
MASAS APROXIMADAS DEL CONTRACHAPADO DE PINO
de 3 mm 3 Kg
de 5 mm 7 Kg
de 7 mm 8 Kg
de 10 mm 14 Kg
de 20 mm 28 Kg
Aplicando la fórmula obendremos al grosor de la membrana (m) y la profundidad del resonador (d).
Podéis usar esta web donde os calculará ambas:
http://www.mh-audio.nl/ACalculators.asp#showcalc
Ahí podéis calcular la frecuencia a la que el resonador responderá a partir de los materiales de la tapa y la profundidad, o bien podéis calcular la profundidad o la masa.
Si nos sale una masa aproximada de 28 kgs entonces deberemos usar contrachapado de 20mm de grosor. Si nos sale una masa de 800 kgs tendremos que usar DM de 3mm, y así…
En mi caso los resonadores estaban afinados a 60hz, que es la frecuencia donde suele tener el grave el bombo y el bajo.
Yo os recomiendo haceros un par de buenos cajones bien grandes en vez de muchos pequeños. Yo primero hice 8 pequeños y me quedé corto, y fue después, cuando construí dos pedazos de tochos de metro y medio por un metro cuando la sala comenzó a sonar bien.
Para colocarlos en la sala lo ideal es enviar por los monitores una senoidal de 60hz. Enseguida notaréis que la membrana del resonador comienza a vibrar. Si vais moviendo el resonador por la sala, el punto donde la vibración sea mayor es el ideal para colocarlo. Hay un plugin vst gratuito llamado Mda Test Tone para generar las senoides.
Si no quereis complicaros, es suficiente con colocar los resonadores en el suelo, cerca de monitores y (si teneis) del sub. Es el punto donde mayor actividad sonora en graves hay y por tanto es ahí donde deben colocarse normalmente. No es necesario separarlos de la pared ni colgarlos. Podéis dejarlos en el suelo y nada más.
Con los resonadores añadidos volví a medir y esta vez sí tenía un TR controlado en todas las frecuencias y bastante uniforme.
Era el momento de pasar a la segunda fase.
Respuesta en frecuencia
Esta era la respuesta en frecuencia de mi sala en mis primeras mediciones.
Como vemos hay varios valles y montañas. La distancia entre algunas de las zonas es de muchos dB.
Antes de meterse a mejorar la respuesta debemos tener un TR correcto. Solo con eso la respuesta original ya puede mostrar cierta mejoría.
Para terminar de arreglarla debemos ir haciendo mediciones, de una en una, desde el punto en que habitualmente nos sentamos a mezclar, desde nuestro punto de escucha.
Colocamos ahí el micro de medición, a la altura de nuestras orejas y hacemos una medición con Arta como anteriormente, con el Sweep.
Una vez tomada la muestra, para ver la respuesta en frecuencia hay que darle aquí:
Muchos de esos valles que se ven en el gráfico de mi sala son cancelaciones por las reflexiones tempranas. En mi caso comprobré mediante las mediciones que estaban causadas por la mesa. Al tener los monitores encima de ella, y tener ésta una superficie considerable, el sonido rebotaba y producía cancelaciones.
Esta es la respuesta de los monitores sobre la mesa. Se aprecian varios valles.
Y ahora vemos los mismos monitores sin mesa de por medio.
Como vemos la respuesta es mejor. Por tanto decidí quitar los monitores de la mesa y ponerlos detrás sobre un par de soportes.
Los soportes me los quise hacer yo. Los comerciales, a menos que los compremos de buena calidad, suelen ser flojos. Encima son muy caros.
Me los hice con DM encolado de nuevo. Antes de encolar la tapa superior les metí 25 kilos de arena a cada uno. Luego los pinté y por cuatro duros quedaron perfectos, sólidos y sin nada de vibraciones. Los hice a 1’20 de altura, pero se pueden hacer a la que prefiráis. Yo la calculé según la posición de mis orejas cuando me siento en mi sillón para hacer música en mi sala.
Con los nuevos soportes y mesa desaparecieron los valles en 400hz y 2khz.
El ajuste fino de la respuesta en frecuencia lo hice a modo de prueba-error. Hay que tomar una medición con el micro en nuestra posición de escucha. Ver la respuesta y mover los monitores, adelante, atrás, alejarlos uno del otro o acercarlos uno al otro, abrirlos o cerrar el ángulo... También es clave la posición de monitores respecto a la pared trasera. Es lo primero que hay que ver. Si están muy cerca de ella la respuesta es mucho peor y es complicado mejorarla.
Así que movemos un poco aquí o allá, volvemos a medir y comprobamos si la cosa ha mejorado o ha empeorado.
Arta tiene una opción para ir guardando gráficas con distintos colores y de esa forma vemos muy fácilmente la diferencia que se ha producido.
Con solo un par de ratos encontré la posición idónea de los monitores y terminé logrando una respuesta en frecuencia muy buena.
Recordemos la respuesta original antes de acondicionar la sala
Así que al final el asunto solo consistió en dedicarle tiempo y no mucho dinero, solo el de los materiales empleados.
La diferencia en sonido es abismal. Ahora escucho todo con nitidez. Puedo colocar sin problemas los distintos instrumentos en una mezcla, escucho perfectamente las colas de las reverbs, la compresión, los pequeños detalles…antes no escuchaba nada de eso. Creía que lo escuchaba, pero no era así. Lo que percibía era una ilusión auditiva, resultado del sonido rebotando en las paredes, mezclándose con lo que salía de los monitores (mal colocados y desajustados) y además con un montón de cancelaciones.
Todos los previos, micros o equipos de primer nivel que tuve antes no me hicieron mejorar apenas. Poder escuchar todo en condiciones sí ha sido una diferencia estratosférica.
Sé que esto del acondicionamiento acústico es la típica cosa que siempre pensamos “Ya lo haré” o creemos que se trata de poner cuatro espumas en las paredes y olvidarse. O peor aun, solemos pensar que escuchamos bien y nuestra sala suena decente cuando no es así.
Lo que mola es comprar equipo, porque es más motivador tener un nuevo juguete en las manos que no ponerse a medir y hacer bricolage. Lo comprendo. Yo viví eso durante años.
Para mí hay un antes y un después de esta experiencia. No hay nada tan importante como la acústica y el sistema de escuchas en un estudio. El resto es secundario. En mi sala podría trabajar ahora mismo con los peores equipos, con plugins o con hardware, con micros de 100 euros o con Neumanns... Lo mismo me daría y con cualquier herramienta conseguiría un buen resultado, porque mis decisiones, cuando coloco el micro, cuando mezclo o cuando masterizo, las tomo sabiendo lo que hay y lo que estoy haciendo.
Os recomiendo poneros y mejorar la acústica de vuestros estudios, ahora que sabéis cómo. En una semanita lo tendréis perfecto y nunca me agradeceréis lo sufiente el consejo.
No puedo afirmar que lo que yo hice en mi sala sea justo lo que la vuestra necesita, pero seguramente a más de uno le puede servir de guía, así que ahí queda.
Suerte.
Yo mismo pasé muchos años sin parar de cambiar de herramientas. Tuve de todo, material de primer nivel, monitores de gama alta, grandes micros y previos… Sin embargo solía pensar que no notaba apenas diferencia entre esos equipos. Y lo que era peor… mis mezclas, que en mi sala sonaban muy bien, luego no se traducían igual fuera de ella. Era habitual para mí llevarme grandes disgustos al escuchar mi música en el coche o en casa de amigos. No sonaba como en mi estudio. Al contrario, sonaba mal, con problemas de graves, sin vida, con carencias muy evidentes que sin embargo en mi sala no percibía. Allí siempre sonaba bien, pero solo allí.
Igual que cuando uno tiene varias dioptrías es complicado leer, porque todo se ve borroso, mezclar sin escuchar correctamente los graves, el brillo, las colas de la reverb, la relajación de un compresor... es tremendamente complicado.
Había leído sobre el acondicionamiento acústico, como todos, pero siempre lo vi un tema menor. Compré en su día un kit de espumas y lo pegué en las paredes, pero sinceramente no noté mucha mejoría.
Es lógico. Imaginad que tenéis un problema de vista y os acercáis a una óptica a pedir unas gafas. Imaginad que el optomestrista os pregunta cómo deben ser los cristales y le decís que ni idea, que ponga unos bien gordos y ya está.
Es una situación absurda, claro. Sin embargo en los home estudios se suele hacer eso mismo. Ponemos espumas sin pararnos a pensar si va a ser la espuma adecuada, si la ponemos en la cantidad idónea, si la estamos poniendo en el lugar adecuado, o si necesitamos absorción o difusión
A igual que cuando uno no ve bien se va al oftalmólogo para que sea éste quien, tras las pruebas adecuadas, decida si necesita o no gafas y qué cristales exactamente serán los correctos, lo lógico es detectar los problemas acústicos de nuestra sala y corregirlos del mejor modo posible y no hacer las cosas al tuntun.
Antes que nada hay que decir que una buena acústica debería conseguirse gracias al diseño y contrucción de la sala. Hay infinidad de profesionales con gran experiencia que son las personas idóneas para lograr los resultados óptimos.
Sin embargo, y ya que yo me refiero a los estudios caseros, lo habitual en muchos casos es encontrarse con una distribución arquitectónica concreta e inalterable.
Si solo disponemos de una habitación en nuestra casa, habrá que amoldarse a ella, a sus medidas y distribución. Y si tenemos una ventana o un pilar no podremos moverlos, y si hay unas estanterías y nos interesa conservarlas, por ejemplo, pues tendremos que adaptarnos. No podemos construir nuestra sala desde cero ni podemos, muchas veces, empezar a hacer obras ni gastar grandes sumas.
Para estos casos, que son muchos y muy habituales, va dirigido este artículo.
Yo no soy ningún experto en el tema. Pido disculpas de antemano si digo alguna cosa incorrecta. En su día acondicioné mi sala gracias a la ayuda de gente que sí sabe mucho, principalmente José Almagro de AR Acústica, Carlos Lillo de Rimshot estudio y José Lastra, a quienes reitero desde aquí mi agradecimiento. Gracias a aquella experiencia comprendí mejor cómo detectar los problemas (en mi sala) y cómo plantear soluciones baratas y eficientes, y eso es lo que voy a compartir con vosotros, esperando que a más gente le sirva como guía.
Parte de este material ya lo publiqué anteriormente en otro sitio. Quizá alguno ya lo conociera. Como había muchas lagunas y algunas cosas no estaban perfectamente explicadas, he pensado completarlo y mejorarlo, tratando de que esta vez quede todo bastante claro..
También quiero aclarar que en el texto que sigue me referiré al acondicionamiento de un control room, es decir, una sala de mezcla.
En un estudio suele haber salas de control y de grabación. En cada una de ellas se requiere una acústica distinta. Mientras en una sala de grabación es interesante cierta reverberación que, sin enmascarar el sonido, le aporte riqueza, en una sala de control nos interesa más que su reverberación sea corta y sus reflexiones tempranas estén controladas.
Dado que los usuarios de los estudios caseros muchas veces solo tenemos una sala, al menos en mi caso entiendo que es mejor que la acústica de esa sala se oriente a la mezcla.
El proceso
Lo primero que aprendí es que para tener una sala con buen sonido es necesario lograr dos cosas:
-Un tiempo de reverberación adecuado y controlado
-Una respuesta en frecuencia lo más plana posible
Así que el acondicionamiento lo hice en dos fases. En cada una de ellas atacqué un aspecto distinto.
Hay programas de correción de respuesta en frecuencia como el ARC que aplican una ecualización al master para compensar las deficiencias de la sala. Si bien producen cierta mejoría, no corrigen la reverberación excesiva, y por tanto no son una solución eficiente.
La reverberación
Lo primero que busqué en mi sala fue un tiempo de reverberación más o menos corto y sin grandes diferencias entre unas y otras frecuencias.
Las ondas se desplazan a través del aire una vez salen de nuestros altavoces. Si esas ondas siguen flotando, rebotando y volviendo a nuestros oídos desde distintos puntos, se mezclarán con el sonido directo de los altavoces, emborronando los detalles y la imagen estereo.
Para controlar el tiempo de reverberación (desde ahora TR) podemos usar absorbentes.
Estos materiales dejan pasar el sonido a través de ellos, pero como ofrecen resistencia debido a su densidad, éste se frena al atravesarlos, con lo que la reverberación se acorta.
Hay materiales absorbentes tan básicos y habituales como un sofá o cortinas de tela consistente y porosa. Sin embargo es probable que necesitemos añadir algo más a la sala para que la reverberación baje hasta el nivel óptimo.
Pero antes de poner nada en las paredes es interesante realizar mediciones para detectar los problemas concretos de nuestra sala y no poner absorbentes al tuntun.
Necesitaremos un micro omnidireccional de medición y un software llamado Arta. Hay otros programas (el Rew es gratuito), pero este es el que yo conozco y por tanto es del único que puedo hablar. El micro de medición puede ser el Behringer Ecm 800, muy barato y perfectamente válido para lo que vamos a hacer.
Os comento cómo hacer las mediciones.
Colocamos el micro en un soporte a la altura de nuestras orejas. Al ser omnidireccional da lo mismo apuntarlo hacia arriba o hacia los monitores. Yo apunté a los monitores.
Podemos empezar tomando una docena de mediciones.
Abrimos Arta. En Setup / devices le asignamos el driver de la tarjeta y las entradas y salidas que usaremos.
Conectamos el micro de medición a un previo, el que le hemos especificado como entrada en Arta. El micro necesita alimentación phantom.
Ahora clickamos sobre el triángulo rojo.
Se abrirá un cuadro. Buscamos la pestaña Sweep.
Al darle al Record sonará un barrido muy rápido por nuestros altavoces, que será recogido por el micro y grabado por el programa.
Hay que ajustar los niveles de los monitores y del previo que recoge el sonido del micro, de forma que nunca clipe la señal. En la barra del cuadro veremos el nivel de señal entrante. Es importante que nunca llegue al rojo.
Una vez ajustado el volumen de monitores y previo es momento de comenzar a tomar mediciones.
Fijaros en que la frecuencia de muestreo que sale por defecto son 48k. O bien los cambiáis en Arta o bien en vuestra tarjeta de sonido, pero lógicamente ambas deben coincidir.
Como dije, haremos 12 o 15. Hay que tomarlas desde puntos diferentes, pero cercanos al lugar concreto donde os sentáis vosotros al trabajar. Movéis el micro un palmo a la derecha y medís, luego a la izquierda y volvéis a medir, luego un palmo adelante, luego otro atrás, y así hasta hacer unas 15 mediciones en la zona donde os sentáis al mezclar, cubriendo un metro a cada lado más o menos y un poco delante y destrás del punto principal de escucha.
Al hacer cada medición guardáis el archivo. Podéis ponerle números del 1 al 15. No es importante recordar a qué punto concreto pertenece cada archivo. Estamos midiendo la zona donde vamos a mezclar, digamos un par de metros cuadrados, para sacar una media de la reverberación de la sala.
Una vez tomadas las mediciones hay que calcular la media del TR en distintas frecuencias.
Abriremos cada medición (son archivos .pir) y buscaremos Analysis / ISO3382 – acoustical parameters / Graphical representation for 1/3 octave bands.
Nos aparecerá un cuadro como este
Hay que clickar en la opción Table y nos aparece por fin el TR para las distintas frecuencias.
En la barra horizontal gris superior vemos la frecuencia.
De la barra vertical gris solo nos interesa el primer parámetro, el T30.
De este modo, lo que estamos viendo es el TR que hay en nuestra sala en cada una de las frecuencias, de más grave a más agudo.
Bien, pues ahora hay que anotar todos los valores de cada medición y sacar la media de las 15 que hemos hecho para cada frecuencia. Es un tostón, sí. Aconsejo hacerlo en un Excel y luego los cálculos se hacen más rápidamente.
Lo normal es que el TR en graves sea mayor que en agudos.
No hay una norma estandar sobre el TR ideal en una sala de control. A mí me aconsejaron 0’2 sg y es lo que os recomiendo.
Os aviso que conseguir un TR de 0’2 es 63hz es casi imposible. Es normal que de 100hz para abajo nos quede un poco más alto que en el resto.
Nuestros objetivos a la hora de controlar el TR han de ser dos:
1. Intentar acercarnos a esos 0’2sg en todas las frecuencias, sin volverse loco
2. Que no haya grandes desfases entre los TR de las distintas frecuencias. No pasa nada porque haya ciertas discrepancias, pero no es bueno que las diferencias sean importantes en rangos frecuenciales diferentes.
Ahora vamos a mirar la última imagen con más atención para comprender mejor lo que nos dice. Esa es la primera medición que hice yo en mi sala antes de iniciar el tratamiento acústico.
Como vemos en la medición d emi sala, en 63hz había más de 1 segundo de reverberación. Despues, en frecuencias más altas, la cosa se movía por unos 0’6sg aproximadamente.
Para bajar el TR podemos colocar materiales absorbentes.
Sirven perfectamente las espumas comerciales. Sin embargo son caras y hacía falta mucha cantidad para una sala con un TR tan elevado como el mío.
También se pueden frabricar absorbentes caseros, que salen mucho más baratos, pueden ser muy decorativos si se hacen con un poco de gusto, y además son tan o más eficientes como las espumas comerciales.
Yo os mostraré cómo hice mis absorbentes por si queréis haceroslos parecidos.
Usé lana de roca Rockwool E-225 de 70 de coeficiente de absorción y 4 cm de grueso.
Cada plancha mide 120 X 60 cm, así que me construí unos marcos de DM de esa medida para que en cada uno cupiesen dos planchas.
Compré en un mercadillo tela porosa para cubrir los absorbentes. Sirve cualquier tela que deje pasar el sonido. La mejor forma de saber si la tela os sirve es mirarla al trasluz. Si deja pasar un poco de luz también pasará el sonido. Las hay baratas y caras, de muchos colores, así que se puede conseguir un efecto decorativo con los absorbentes.
Corté la tela y la puse en el suelo. Luego sobre ella el marco de madera y dentro las planchas de lana de roca. Grapé la tela al marco por su parte trasera y puse al medio un trocito más de tela para que la lana de roca se quedase mejor sujeta. Sencillo y rápido.
A la hora de colocarlas en las paredes clavé antes unos listones sobre los que descansarían los absorbentes. Dejando un pequeño espacio, a modo de cámara de aire, entre ellos y la pared se consigue mayor absorción que si los pegamos.
Es mejor si colocamos absorbentes detrás y a los lados de monitores, para controlar las reflexiones tempranas. También detrás nuestro.
Decidí hacerme un invento para el techo, sobre mi posición de escucha.
Compré tres planchas de espuma comercial y las clavé sobre un par de listones.
Luego lo colgué en el techo con un par de cadenas en la parte más lejana a mí para que tuviese inclinación.
Y así es como quedaron los absorbentes una vez colocados en mi sala.
Yo construí varios absorbentes porque mi TR era tremendamente alto, pero no es necesario hacer tantos en todos los casos.
Recomiendo contruir cuatro, colocarlos y volver a medir. Si aun tenemos un TR demasiado elevado podemos construir un par más o los necesarios, pero mejor medir antes para estar seguros de que es necesario. Si nos pasamos tendremos una sala excesivamente seca y eso tampoco es bueno.
Es buena idea que coloquemos los absorbentes dejando espacios de pared vacíos de por medio, para que el sonido pueda rebotar en ellos. La sala no debe quedar demasiado muerta y hace falta cierto rebote del sonido en las paredes.
En mi sala el espacio era muy limitado, así que hice lo que pude. Dejé la ventana sin cubrir porque, aunque en ese punto concreto hubiese sido interesante poner un absorbente, no estaba dispuesto a perder la luz y el aire.
Así que insisto en esa idea: no hay que perder confort siempre que sea posible.
Bien, este tipo de absorbentes, igual que las espumas comerciales, realmente no afectan a las frecuencias más bajas. Raramente hacen nada de 200hz para abajo. Donde sí funcionan es en medios y agudos.
Mis nuevas mediciones mostraron un TR mucho mejor desde 100hz hacia arriba.
Sin embargo por debajo de 100hz el TR seguía siendo muy grande.
Por tanto había que encontrar una solución para mejorarlo.
Jose Almagro me habló de un diseño de resonador original de la BBC que funciona de fábula si se construye correctamente. Se trata de un cajón sólido con una tapa fina que vibrará a cierta frecuencia. Esa vibración mitiga las ondas sonoras y las frena. Es similar a un tambor, con una membrana en la parte superior que vibra.
Con DM de 1cm de grosor construí los cajones: el fondo y los laterales, dejando la parte de arriba sin cubrir. Ahí es donde va la membrana.
El cajón vale la pena rellenarlo con lana de roca o fibra de vidrio, ya que esta consigue ampliar el factor Q, es decir, que el resonador cubra un mayor rango de frecuencias, aproximadamente media octava por arriba y por debajo de la frecuencia elegida.
Hay que dejar un centímetro o algo más entre la lana y la tapa para dejarla vibrar. La lana se puede sujetar con unos clavitos en el DM a modo de tope.
Luego fabricamos las tapas del grosor adecuado, las clavamos y después sellamos bien todas las juntas con silicona. Si no está perfectamente sellada no vibrará correctamente.
Las paredes de los cajones aconsejo hacerlas de DM de 1’6 o 2cm si va a ser bastante grande.
Las medidas de ancho y largo del resonador pueden ser las que queramos, podemos hacerlos más grandes, más pequeños, rectangulares o cuadrados.
Solo hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: la tapa y la profundidad del cajón.
El resonador estará afinado a una frecuencia concreta, para lo cual usaremos una fórmula que nos dirá el grosor de la tapa / membrana y la profundidad del resonador.
La fórmula para calcular ambas cifras es f = 600 / SQRT (m*d) donde “f” es la frecuencia que queremos hallar, “m” la masa del panel (en kg/m2) y “d” la profundidad del cajón. SQRT = raiz cuadrada
La masa del resonador dependerá del material que escojamos para la tapa o membrana. Cada tipo de material tendrá su propia masa.
Yo recomiendo para la tapa usar contrachapado de pino si el resonador no es muy grande y DM si es muy grandote.
MASAS APROXIMADAS DEL DM ESTÁNDAR SEGÚN GROSOR:
de 2,5 a 3 mm 800 Kg/m³
de 4 a 6 mm 780 Kg/m³
de 7 a 9 mm 770 Kg/m³
de 10 a 16 mm 760 Kg/m³
de 18 a 19 mm 755 Kg/m³
de 22 a 25 mm 750 Kg/m³
de 28 a 32 mm 740 Kg/m³
de 35 a 38 mm 730 Kg/m³
de 38 a 40 mm 720 Kg/m³
MASAS APROXIMADAS DEL CONTRACHAPADO DE PINO
de 3 mm 3 Kg
de 5 mm 7 Kg
de 7 mm 8 Kg
de 10 mm 14 Kg
de 20 mm 28 Kg
Aplicando la fórmula obendremos al grosor de la membrana (m) y la profundidad del resonador (d).
Podéis usar esta web donde os calculará ambas:
http://www.mh-audio.nl/ACalculators.asp#showcalc
Ahí podéis calcular la frecuencia a la que el resonador responderá a partir de los materiales de la tapa y la profundidad, o bien podéis calcular la profundidad o la masa.
Si nos sale una masa aproximada de 28 kgs entonces deberemos usar contrachapado de 20mm de grosor. Si nos sale una masa de 800 kgs tendremos que usar DM de 3mm, y así…
En mi caso los resonadores estaban afinados a 60hz, que es la frecuencia donde suele tener el grave el bombo y el bajo.
Yo os recomiendo haceros un par de buenos cajones bien grandes en vez de muchos pequeños. Yo primero hice 8 pequeños y me quedé corto, y fue después, cuando construí dos pedazos de tochos de metro y medio por un metro cuando la sala comenzó a sonar bien.
Para colocarlos en la sala lo ideal es enviar por los monitores una senoidal de 60hz. Enseguida notaréis que la membrana del resonador comienza a vibrar. Si vais moviendo el resonador por la sala, el punto donde la vibración sea mayor es el ideal para colocarlo. Hay un plugin vst gratuito llamado Mda Test Tone para generar las senoides.
Si no quereis complicaros, es suficiente con colocar los resonadores en el suelo, cerca de monitores y (si teneis) del sub. Es el punto donde mayor actividad sonora en graves hay y por tanto es ahí donde deben colocarse normalmente. No es necesario separarlos de la pared ni colgarlos. Podéis dejarlos en el suelo y nada más.
Con los resonadores añadidos volví a medir y esta vez sí tenía un TR controlado en todas las frecuencias y bastante uniforme.
Era el momento de pasar a la segunda fase.
Respuesta en frecuencia
Esta era la respuesta en frecuencia de mi sala en mis primeras mediciones.
Como vemos hay varios valles y montañas. La distancia entre algunas de las zonas es de muchos dB.
Antes de meterse a mejorar la respuesta debemos tener un TR correcto. Solo con eso la respuesta original ya puede mostrar cierta mejoría.
Para terminar de arreglarla debemos ir haciendo mediciones, de una en una, desde el punto en que habitualmente nos sentamos a mezclar, desde nuestro punto de escucha.
Colocamos ahí el micro de medición, a la altura de nuestras orejas y hacemos una medición con Arta como anteriormente, con el Sweep.
Una vez tomada la muestra, para ver la respuesta en frecuencia hay que darle aquí:
Muchos de esos valles que se ven en el gráfico de mi sala son cancelaciones por las reflexiones tempranas. En mi caso comprobré mediante las mediciones que estaban causadas por la mesa. Al tener los monitores encima de ella, y tener ésta una superficie considerable, el sonido rebotaba y producía cancelaciones.
Esta es la respuesta de los monitores sobre la mesa. Se aprecian varios valles.
Y ahora vemos los mismos monitores sin mesa de por medio.
Como vemos la respuesta es mejor. Por tanto decidí quitar los monitores de la mesa y ponerlos detrás sobre un par de soportes.
Los soportes me los quise hacer yo. Los comerciales, a menos que los compremos de buena calidad, suelen ser flojos. Encima son muy caros.
Me los hice con DM encolado de nuevo. Antes de encolar la tapa superior les metí 25 kilos de arena a cada uno. Luego los pinté y por cuatro duros quedaron perfectos, sólidos y sin nada de vibraciones. Los hice a 1’20 de altura, pero se pueden hacer a la que prefiráis. Yo la calculé según la posición de mis orejas cuando me siento en mi sillón para hacer música en mi sala.
Con los nuevos soportes y mesa desaparecieron los valles en 400hz y 2khz.
El ajuste fino de la respuesta en frecuencia lo hice a modo de prueba-error. Hay que tomar una medición con el micro en nuestra posición de escucha. Ver la respuesta y mover los monitores, adelante, atrás, alejarlos uno del otro o acercarlos uno al otro, abrirlos o cerrar el ángulo... También es clave la posición de monitores respecto a la pared trasera. Es lo primero que hay que ver. Si están muy cerca de ella la respuesta es mucho peor y es complicado mejorarla.
Así que movemos un poco aquí o allá, volvemos a medir y comprobamos si la cosa ha mejorado o ha empeorado.
Arta tiene una opción para ir guardando gráficas con distintos colores y de esa forma vemos muy fácilmente la diferencia que se ha producido.
Con solo un par de ratos encontré la posición idónea de los monitores y terminé logrando una respuesta en frecuencia muy buena.
Recordemos la respuesta original antes de acondicionar la sala
Así que al final el asunto solo consistió en dedicarle tiempo y no mucho dinero, solo el de los materiales empleados.
La diferencia en sonido es abismal. Ahora escucho todo con nitidez. Puedo colocar sin problemas los distintos instrumentos en una mezcla, escucho perfectamente las colas de las reverbs, la compresión, los pequeños detalles…antes no escuchaba nada de eso. Creía que lo escuchaba, pero no era así. Lo que percibía era una ilusión auditiva, resultado del sonido rebotando en las paredes, mezclándose con lo que salía de los monitores (mal colocados y desajustados) y además con un montón de cancelaciones.
Todos los previos, micros o equipos de primer nivel que tuve antes no me hicieron mejorar apenas. Poder escuchar todo en condiciones sí ha sido una diferencia estratosférica.
Sé que esto del acondicionamiento acústico es la típica cosa que siempre pensamos “Ya lo haré” o creemos que se trata de poner cuatro espumas en las paredes y olvidarse. O peor aun, solemos pensar que escuchamos bien y nuestra sala suena decente cuando no es así.
Lo que mola es comprar equipo, porque es más motivador tener un nuevo juguete en las manos que no ponerse a medir y hacer bricolage. Lo comprendo. Yo viví eso durante años.
Para mí hay un antes y un después de esta experiencia. No hay nada tan importante como la acústica y el sistema de escuchas en un estudio. El resto es secundario. En mi sala podría trabajar ahora mismo con los peores equipos, con plugins o con hardware, con micros de 100 euros o con Neumanns... Lo mismo me daría y con cualquier herramienta conseguiría un buen resultado, porque mis decisiones, cuando coloco el micro, cuando mezclo o cuando masterizo, las tomo sabiendo lo que hay y lo que estoy haciendo.
Os recomiendo poneros y mejorar la acústica de vuestros estudios, ahora que sabéis cómo. En una semanita lo tendréis perfecto y nunca me agradeceréis lo sufiente el consejo.
No puedo afirmar que lo que yo hice en mi sala sea justo lo que la vuestra necesita, pero seguramente a más de uno le puede servir de guía, así que ahí queda.
Suerte.