La belleza del mal
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Los vertidos radiactivos al océano producidos tras el accidente de la central nuclear de Fukushima en el año 2011 despertaron una gran preocupación sobre la posibilidad de que la contaminación se extendiera hasta alcanzar el otro extremo del Pacífico. Tres años después, el equipo de John Norton Smith publica en la revista PNAS el primer estudio sistemático de la contaminación de las aguas e indica que aunque los isótopos radiactivos han alcanzado la plataforma continental de Norteamérica, los niveles no son peligrosos para los humanos ni para el medioambiente.
Norton y su equipo han medido la presencia de isótopos radiactivos de Cesio (Cs-134 y Cs-137) en muestras de agua recogidas en el Pacífico Norte entre junio de 2011 y febrero de 2014. Las muestras se han recogido a profundidades de hasta 1.000 metros cuyo muestreo indicaba el avance de la contaminación, En junio de 2012, por ejemplo, los autores del trabajo detectaron elevadas señales de radiactividad a 1.500 km al oeste de la Columbia británica, en Canadá. Un año después, los científicos detectaron una radiactividad de unos 2 becquerelios por metro cúbico en la plataforma continental canadiense, con niveles de aproximadamente el doble que la radiación natural presenta antes del accidente.
Los modelos de predicción de corrientes hacen pensar a los autores que los niveles de Cesio 137 frente a las costas occidentales de Norteamérica podrían ascender hasta un máximo de entre 3 y 5 Bq/m3 hacia 2015-2016 antes de descender de nuevo hasta los niveles de radiación natural. Esto significa que los niveles de radiación del océano podrían situarse en los niveles que tuvieron en los años 80, en plena guerra fría, pero en cualquier caso, insisten, «no representan una amenaza para la salud humana ni el medioambiente».
Los vertidos radiactivos al océano producidos tras el accidente de la central nuclear de Fukushima en el año 2011 despertaron una gran preocupación sobre la posibilidad de que la contaminación se extendiera hasta alcanzar el otro extremo del Pacífico. Tres años después, el equipo de John Norton Smith publica en la revista PNAS el primer estudio sistemático de la contaminación de las aguas e indica que aunque los isótopos radiactivos han alcanzado la plataforma continental de Norteamérica, los niveles no son peligrosos para los humanos ni para el medioambiente.
Norton y su equipo han medido la presencia de isótopos radiactivos de Cesio (Cs-134 y Cs-137) en muestras de agua recogidas en el Pacífico Norte entre junio de 2011 y febrero de 2014. Las muestras se han recogido a profundidades de hasta 1.000 metros cuyo muestreo indicaba el avance de la contaminación, En junio de 2012, por ejemplo, los autores del trabajo detectaron elevadas señales de radiactividad a 1.500 km al oeste de la Columbia británica, en Canadá. Un año después, los científicos detectaron una radiactividad de unos 2 becquerelios por metro cúbico en la plataforma continental canadiense, con niveles de aproximadamente el doble que la radiación natural presenta antes del accidente.
Los modelos de predicción de corrientes hacen pensar a los autores que los niveles de Cesio 137 frente a las costas occidentales de Norteamérica podrían ascender hasta un máximo de entre 3 y 5 Bq/m3 hacia 2015-2016 antes de descender de nuevo hasta los niveles de radiación natural. Esto significa que los niveles de radiación del océano podrían situarse en los niveles que tuvieron en los años 80, en plena guerra fría, pero en cualquier caso, insisten, «no representan una amenaza para la salud humana ni el medioambiente».
#997
En la nueva clase de portaaviones estadounidense Gerald Ford ( los portaaviones de la US Navy son todos CATObar) las catapultas de lanzamiento ya son EMALS (electromagnéticas); no de vapor, por tanto poco humilla dejará escapar, a parte de ser más eficientes en todos los sentidos, desde el energético al ritmo mucho más vivo al que pueden lanzar sus aviones. Ya han sido probadas con éxito.
En la nueva clase de portaaviones estadounidense Gerald Ford ( los portaaviones de la US Navy son todos CATObar) las catapultas de lanzamiento ya son EMALS (electromagnéticas); no de vapor, por tanto poco humilla dejará escapar, a parte de ser más eficientes en todos los sentidos, desde el energético al ritmo mucho más vivo al que pueden lanzar sus aviones. Ya han sido probadas con éxito.
Neumáticos estrujándose... mola.
http://www.youtube.com/watch?v=f4frTpQOR_g
http://www.youtube.com/watch?v=UI8XhHwumXY
http://www.youtube.com/watch?v=f4frTpQOR_g
http://www.youtube.com/watch?v=UI8XhHwumXY
Momento en que un F/A-18C «hornet» vuela junto a un portaaviones. La pasada del F18 no es supersónica. Aparte de estar estrictamente prohibido, a esa distancia no quedaría un tímpano o cristal entero. Es una pasada en trans-sónico: se ve claramente el cono de condensación provocado por la baja presión detrás de la onda de choque, que está pegada al avión (por lo que no puede estar en supersónico).
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