Cómo alucinar con dos pelotas de ping pong, una radio... y sin drogas
Leyendo Digg esta noche, descubro que el enlace más votado del día corresponde a una “notica” del Boston Globe cuyo titular me deja en principio aturdido: “Hackea tu mente. Cómo alucinar con bolas de ping-pong y una radio“… y luego la gente esnifa pegamento.. si es que no se enteran.
El artículo dice en efecto, que a pesar de que todos asociamos las experiencias alteradoras de la percepción con drogas potentes como el LSD o la mescalina, para pegarse un “viaje” lo único que hace falta es conocer los mecanismos de la mente. El ejercicio propuesto es sencillo, basta tener en casa una radio y una pelota de ping-pong partida por la mitad. Supongo que no todos tendréis una de estas en casa, pero vamos… salís al kiosko, os comprais dos huevos kinder, y os quedais con las tapas cortas de las cápsulas que guardan los juguetes. Supongo que el resultado de la alucinación debe ser similar al del “efecto ping-pong” aunque un poco más amarillo, digo yo…
Según el Boston Globe, lo primero que debéis saber es que la mente no es un espejo, ni siquiera un observador pasivo de la realidad. Buena parte de lo que asociamos con “estar ahí fuera” viene en realidad desde nuestro interior, y es un subproducto del modo en que nuestro cerebro procesa las sensaciones. Los últimos años, los científicos han llegado a descubrir una serie de trucos sencillos que ponen en evidencia el artificio que suponen nuestros sentidos, de modo que ahora podemos percibir lo que sabemos que no es real, “ajustando” nuestro córtex para que produzca algo asombrosamente parecido a una alucinación. Tal vez oigamos la voz de alguien que ya no está vivo, o sintamos que nuestra nariz mide de pronto 1 metro. ¿Te atreves a experimentarlo?
Procedimiento Gazfeld
Échate en el sofá, coloca la radio detrás del lugar en el que vayas a recostar la cabeza con un canal de ruido estático (ninguna emisora sintonizada). Luego tápate los ojos con las semipelotas de ping-pong (cápsula de huevos kinder) y fíjalas con esparadrapo para que no se muevan. En cuestión de minutos deberías empezar a experimentar una extraña colección de distorsiones sensitivas. Algunas personas ven caballos saltando entre las nubes, o escuchan la voz de un familiar ya muerto. Al parecer, nuestra mente es una adicta a las sensaciones de modo que cuando se la somete a la escasez de estímulos - ese el propósitos de la estática y las bolas de ping-pong - el cerebro comienza a inventar sus propias sensaciones.
Desde luego, esto explicaría muchos de los poltergeist, viajes astrales, y demás paranoias típicas de los flipaos de lo paranormal. En fin, si alguien se anima a recrear la experiencia, que deje sus comentarios y alucinamos todos por el mismo precio
Por cierto, otra cosa bastante alucinante es que las ilustraciones del Globe son de un español llamado Javier Zarracina que lleva currando allí desde el 2007. Si es que España es cuna de talentos gráficos. ¡Qué se lo pregunten a J.R. Mora!
http://www.maikelnai.es/2009/01/12/deja ... ping-pong/
Leyendo Digg esta noche, descubro que el enlace más votado del día corresponde a una “notica” del Boston Globe cuyo titular me deja en principio aturdido: “Hackea tu mente. Cómo alucinar con bolas de ping-pong y una radio“… y luego la gente esnifa pegamento.. si es que no se enteran.
El artículo dice en efecto, que a pesar de que todos asociamos las experiencias alteradoras de la percepción con drogas potentes como el LSD o la mescalina, para pegarse un “viaje” lo único que hace falta es conocer los mecanismos de la mente. El ejercicio propuesto es sencillo, basta tener en casa una radio y una pelota de ping-pong partida por la mitad. Supongo que no todos tendréis una de estas en casa, pero vamos… salís al kiosko, os comprais dos huevos kinder, y os quedais con las tapas cortas de las cápsulas que guardan los juguetes. Supongo que el resultado de la alucinación debe ser similar al del “efecto ping-pong” aunque un poco más amarillo, digo yo…
Según el Boston Globe, lo primero que debéis saber es que la mente no es un espejo, ni siquiera un observador pasivo de la realidad. Buena parte de lo que asociamos con “estar ahí fuera” viene en realidad desde nuestro interior, y es un subproducto del modo en que nuestro cerebro procesa las sensaciones. Los últimos años, los científicos han llegado a descubrir una serie de trucos sencillos que ponen en evidencia el artificio que suponen nuestros sentidos, de modo que ahora podemos percibir lo que sabemos que no es real, “ajustando” nuestro córtex para que produzca algo asombrosamente parecido a una alucinación. Tal vez oigamos la voz de alguien que ya no está vivo, o sintamos que nuestra nariz mide de pronto 1 metro. ¿Te atreves a experimentarlo?
Procedimiento Gazfeld
Échate en el sofá, coloca la radio detrás del lugar en el que vayas a recostar la cabeza con un canal de ruido estático (ninguna emisora sintonizada). Luego tápate los ojos con las semipelotas de ping-pong (cápsula de huevos kinder) y fíjalas con esparadrapo para que no se muevan. En cuestión de minutos deberías empezar a experimentar una extraña colección de distorsiones sensitivas. Algunas personas ven caballos saltando entre las nubes, o escuchan la voz de un familiar ya muerto. Al parecer, nuestra mente es una adicta a las sensaciones de modo que cuando se la somete a la escasez de estímulos - ese el propósitos de la estática y las bolas de ping-pong - el cerebro comienza a inventar sus propias sensaciones.
Desde luego, esto explicaría muchos de los poltergeist, viajes astrales, y demás paranoias típicas de los flipaos de lo paranormal. En fin, si alguien se anima a recrear la experiencia, que deje sus comentarios y alucinamos todos por el mismo precio
Por cierto, otra cosa bastante alucinante es que las ilustraciones del Globe son de un español llamado Javier Zarracina que lleva currando allí desde el 2007. Si es que España es cuna de talentos gráficos. ¡Qué se lo pregunten a J.R. Mora!
http://www.maikelnai.es/2009/01/12/deja ... ping-pong/